Tal como estaba previsto, ayer el flamante líder del Partido Conservador Boris Johnson asumió el cargo de primer ministro de Reino Unido, en reemplazo de Theresa May, quien dejó el cargo desbordada por la no resolución del brexit, la salida del país de la Unión Europea (UE). De acuerdo con la tradición, Johnson fue investido por la reina Isabel II en una breve ceremonia que tiene meramente carácter simbólico, realizada en el Palacio de Buckingham, donde previamente había estado May para comunicar su salida a la monarca de 93 años de edad y que ocupa el trono británico desde 1952.

Tras ser investido por la reina, Johnson se dirigió a su nueva residencia oficial, el número 10 de Downing Street, para pronunciar un discurso inaugural, empezar a designar su gabinete de ministros y dar los principales lineamientos sobre su plan de gobierno. Durante su alocución, prometió negociar “un nuevo y mejor” acuerdo con la UE que garantice la salida de este país del bloque. Asimismo, prometió que logrará sacar a Reino Unido de la UE el 31 de octubre, “cueste lo que cueste”, y con ello, afirmó el líder conservador, dejará sin palabras “a los incrédulos, a los pájaros de mal agüero, a los aguafiestas”. Según consignaron agencias internacionales, Johnson –un ferviente partidario del brexit– fustigó a los que no comparten la salida británica del bloque europeo, al asegurar que “aquellos que apuestan contra Gran Bretaña perderán su camisa”. El nuevo primer ministro anunció que una de sus primeras acciones de gobierno será mejorar el sistema de salud y la educación, para lo cual anunció un programa de reformas muy ambicioso, plan dentro del que se incluye también una profunda reforma fiscal que apunta a atraer más inversiones a la isla.

Por su parte, el grupo de trabajo de la Eurocámara sobre el brexit advirtió al nuevo primer ministro británico acerca de las “perjudiciales” consecuencias que podría acarrear una retirada de Reino Unido de la UE sin acuerdo. “Declaraciones recientes, sobre todo las realizadas durante la campaña por el liderazgo del Partido Conservador, aumentaron enormemente el riesgo de una salida desordenada de Reino Unido”, aseveró el grupo en un comunicado. Para los eurodiputados, que conversaron con el negociador europeo para el brexit, el francés Michel Barnier, “una salida sin acuerdo sería muy perjudicial desde el punto de vista económico, incluso si dicho daño no se infligiera por igual a ambas partes”.