Pertenecer al Partido Conservador ya no es suficiente para que los políticos de primera línea de Reino Unido sean leales entre sí: ahora el asunto gira en torno a Boris Johnson y, más particularmente, a cómo saldrá el país de la Unión Europea (UE) y cuáles serán las reglas que regulen sus relaciones posteriormente con el bloque.

En los últimos días, en la medida en que parece confirmarse que hoy Johnson será electo primer ministro, en sustitución de Theresa May, que renunció hace más de un mes, varios dirigentes conservadores anunciaron que no formarán parte de un gobierno dirigido por él. La de Johnson es una figura polémica en Reino Unido. La alcaldía de Londres, que ocupó entre 2008 y 2016, lo posicionó como un político conservador de primera línea. Fue uno de los principales promotores de la salida de Reino Unido de la UE, el brexit, y su campaña para que el Sí ganara el 23 de junio de 2016 generó mucha controversia.

El entonces diputado no dudó en recurrir a cualquier herramienta que pudiera conducir a la victoria de la iniciativa, incluidas todo tipo de informaciones y promesas falsas que distorsionaron totalmente la percepción que algunos británicos tenían de qué implicaba dejar el bloque comunitario. Durante la campaña fueron tales las informaciones distorsionadas que dio Johnson que el entonces primer ministro, el también conservador David Cameron, líder de la campaña por el Sí, debió salir a desmentirlo en varias oportunidades. Un ejemplo más reciente se produjo durante los debates que se llevaron a cabo para elegir al nuevo primer ministro británico: Johnson dijo que había llorado por última vez cuando le robaron su bicicleta estacionada frente al Parlamento –hecho por el cual culpó al alcalde opositor, Sadiq Khan, que ocupa el cargo desde 2016–; sin embargo, en 2014 publicó una columna en la que contó que su bicicleta se había arruinado en un bache y había tenido que deshacerse de ella.

La Justicia está investigando a Johnson por sus mentiras durante la campaña a raíz de la denuncia presentada por un activista. Una jueza determinó que debe responder por tres delitos de conducta indebida en un cargo público. “Al acusado se le pedirá asistir a este tribunal para una vista preliminar, y luego el caso será enviado al Tribunal de la Corona para juicio”, estableció la jueza de Londres Margot Coleman en su fallo.

Con esos antecedentes es que Johnson probablemente gane hoy las elecciones que definen quién será el próximo primer ministro británico. Enfrenta al canciller Jeremy Hunt, pero los sondeos previos indican que ganará con holgura y mañana asumirá como líder del Partido Conservador y del gobierno. Varios ministros anunciaron que dejarán sus cargos antes de la salida de May, que se producirá mañana, si Johnson gana las elecciones, que se realizaron ayer y cuyo resultado se conocerá hoy. También hubo en los últimos días varias movilizaciones en contra de que sea Johnson quien se mude a la residencia de Downing Street.

Las dudas en torno a Johnson llegan también a Bruselas, ciudad sede de la UE: las negociaciones con May fueron duras, pero se prevé que con él sean más difíciles todavía, especialmente a medida que se acerque la fecha límite, que es el 31 de octubre. El ex alcalde lo ha mostrado en campaña: amenazó con una salida sin un acuerdo que establezca cuáles serán después las relaciones entre Reino Unido y la UE, y también con no pagar la “compensación” a la que su país se comprometió si no hay avances en las negociaciones.