Medios internacionales confirmaron este jueves que el gobierno chino ordenó la movilización de tropas hacia la frontera con Hong Kong, concentrándolas particularmente en la ciudad de Shenzhen, en el marco de las crecientes movilizaciones que se están llevando a cabo en el territorio autónomo en procura de una mayor independencia respecto respecto de Pekín.

Un periodista de la agencia francesa AFP constató que la policía militar china se está congregando en el estadio de Shenzhen, donde además de soldados hay gran cantidad de camiones blindados de transporte de tropas. China denunció el miércoles que los manifestantes en Hong Kong realizaron acciones a las que tildó de “terroristas” y deslizó la posibilidad de hacer una intervención armada para restablecer el orden en la ex colonia británica.

China hizo su amenaza más concreta hasta el momento hacia los manifestantes en Hong Kong, advirtiendo que tiene “suficientes soluciones y suficiente poder para calmar rápidamente los disturbios” si considera que la situación es “incontrolable”.

En declaraciones a los medios internacionales en Londres el jueves, el embajador de China en Reino Unido, Liu Xiaoming, también acusó a algunos políticos británicos de albergar una “mentalidad colonial en sus intervenciones” respecto de Hong Kong.

“Esperamos que esto termine de manera ordenada. Mientras tanto, estamos preparados para lo peor”, dijo el diplomático chino, advirtiendo que los manifestantes se arriesgaban a arrastrar el territorio a un “abismo peligroso”.

Al negarse a especular sobre lo que podría desencadenar una intervención china, el embajador reiteró las advertencias de Pekín de que consideraba que los recientes incidentes de “protesta callejera radical”, incluidos los enfrentamientos durante una ocupación del aeropuerto de Hong Kong, mostraban signos de “terrorismo”.

Inicialmente las movilizaciones comenzaron en oposición a un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a China. Pero después se transformaron en una protesta más amplia en defensa de las libertades democráticas y contra la influencia de Pekín en el territorio. La actual crisis supone el mayor desafío a la autoridad de China en ese territorio, tras su devolución por parte de Reino Unido en 1997.