¿Cuál fue su primera impresión del reino de Hades?

La primera fue muy buena, porque el río Aqueronte se me hizo bastante parecido al Sena. Cuando me explicaron que no lo podía cruzar de regreso ya no me gustó tanto.

Usted se opuso a la segunda guerra de Irak, ¿cree que eso despertará algún tipo de simpatía hacia usted en ultratumba?

No, no creo. De hecho, ni bien llegué vinieron centenares de miles de iraquíes que murieron tras la invasión para decirme que como promotor de la paz hice un trabajo de mierda y que le debería haber encargado a otro la tarea de disuadir a George W. Bush.

¿Tuvo oportunidad de juntarse con algún político francés?

Sí, me crucé con Joseph-Ignace Guillotin. Lo vi un poco apenado porque su invento dejó de usarse en la política francesa. Tuve que reconocerle que desde que se dejó de usar la guillotina los franceses no volvimos a inventar un modelo de organización del Estado.

¿Cuáles son sus planes para su futuro en el más allá?

Me gustaría empezar a colonizar las zonas a las que van los muertos africanos. Siempre sentí nostalgia del colonialismo.