El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, convocó en 2018 para este año la Cumbre del Clima, en la que buscará convencer a los países de que los compromisos asumidos hasta ahora en los encuentros sobre el tema no son suficientes para frenar el calentamiento global y que es necesario adoptar más medidas. En el encuentro, que tendrá lugar hoy y estuvo antecedido por las movilizaciones que el viernes protagonizaron jóvenes en todo el mundo, estarán presentes unos 60 presidentes, representantes de grandes compañías y activistas.

En la antesala de la cumbre, la ONU dio a conocer un informe titulado “Unidos en la ciencia”, en el que se señala que es cada vez mayor la distancia entre los objetivos planteados por la comunidad internacional para frenar el cambio climático y los pasos realmente necesarios para revertirlo. Un ejemplo de esto es la temperatura: las previsiones a comienzos de este siglo ya han sido superadas, un dato que ha encendido las luces de alarma en la comunidad científica. El informe indica que la temperatura global registrada desde 2015 supera en 1,1 grados la de la era preindustrial y en 0,2 las registradas entre 2011 y 2015. Los últimos cinco años han sido los más cálidos jamás registrados; una de las consecuencias de esto es un continuado descenso del hielo marino, a un ritmo de 12% por década desde 1979. Esto genera, a su vez, un aumento del nivel del mar, que se aceleró de los tres milímetros por año del período 1997-2006 a cuatro entre 2007 y 2016.

Además, el informe indica que la presencia y la emisión de los principales gases de efecto invernadero ha alcanzado nuevos máximos. En el caso del dióxido de carbono, la presencia aumenta 1% cada año, y en 2019 llegó a 2%, mientras que la emisión aumentó a 37.000 toneladas en 2018, un nuevo récord. Si estas tendencias se mantienen, y aunque los países cumplan con los objetivos que se plantearon en el Acuerdo de París, la estimación actualizada es que la temperatura media aumentará entre 2,9 y 3,4 grados. Los científicos advierten que un aumento por encima de 1,5 grados tendría consecuencias inmanejables.

En términos concretos, el informe indica que es consecuencia del cambio climático que las sequías sean cada vez más frecuentes –que dificultan el combate contra el hambre en el mundo–, que las tormentas tropicales hayan aumentado y que las olas de calor sean más fuertes y más largas –y, como consecuencia, más letales–.

El informe “muestra cómo nuestro clima ya está cambiando y subraya los impactos peligrosos y a largo plazo que van a sufrir las próximas generaciones”, advirtió Guterres. Ante esta realidad, es necesario “unirse en el apoyo de la ciencia y actuar de manera ambiciosa y urgente para frenar el calentamiento global”.

El secretario general planteará, desde hoy y durante la asamblea general de la ONU que comienza el martes, cuatro compromisos a los que pretende que se adhieran los países: que no se construyan nuevas centrales de carbón a partir de 2020, que se eliminen los subsidios a los combustibles fósiles (para promover la inversión en las energías renovables), que sus planes para 2030 incluyan un recorte de 45% de las emisiones con respecto a 2010, y que para 2050 alcancen la neutralidad de carbono, es decir, que el dióxido de carbono emitido a la atmósfera sea el mismo que absorben, por ejemplo, a través de los bosques.

En setiembre se hizo en Suiza un funeral por la "muerte" del glaciar Pizol, uno de los glaciares alpinos más estudiados del mundo, como consecuencia del cambio climático.

En setiembre se hizo en Suiza un funeral por la "muerte" del glaciar Pizol, uno de los glaciares alpinos más estudiados del mundo, como consecuencia del cambio climático.

Foto: Fabrice Coffrini, AFP