La ofensiva conservadora del gobierno de Jair Bolsonaro y de sus aliados en el plano cultural recibió un revés este fin de semana, cuando el presidente del máximo órgano judicial de Brasil frenó el decomiso de libros dirigidos a niños y adolescentes que aborden temáticas homosexuales. José Antonio Dias Toffoli aprobó una medida cautelar solicitada por la Fiscalía General de la República, que suspendía el decomiso aprobado por un tribunal de segunda instancia.

Así se zanjó, al menos temporalmente, la polémica que surgió el jueves de la mano de una decisión del alcalde de Río de Janeiro, el pastor evangélico Marcelo Crivella, aliado de Bolsonaro. Crivella había ordenado que se retirara de la Bienal del Libro un cómic de Los Vengadores en el que una pareja de hombres se da un beso. La decisión del alcalde fue recurrida ante la Justicia: el primer tribunal la anuló, el de apelaciones la aceptó y, finalmente, el caso llegó al Supremo Tribunal Federal mediante el recurso de la Fiscalía.

No se trata de un caso aislado: el también conservador alcalde de San Pablo, João Doria, ordenó la semana pasada el retiro de circulación de un material de ciencia que se repartía en los centros educativos para los adolescentes de 13 años. En el texto se explicaban las diferencias entre conceptos como transgénero, homosexual y bisexual. Doria consideró que el material era una “apología de la ideología de género”.

El propio Bolsonaro ha adoptado medidas con el mismo argumento, sin esconder su discriminación a materiales que informan sobre la diversidad de orientación sexual y de género. Una de esas medidas llevó a que, a fines de agosto, renunciara su secretario de Cultura, Henrique Pires. Bolsonaro suspendió en agosto una convocatoria pública para proyectos de programas de televisión que abordaran, entre otras cosas, temas vinculados a la comunidad LGBT. “Yo no estoy contra nadie, estoy a favor de la libertad de expresión [...] O me pronuncio en contra, o estaré siendo cómplice”, dijo Pires al diario Folha de São Paulo argumentando su salida del gobierno. “Quedó claro que tengo divergencias con el gobierno sobre libertad de expresión. No admito que la cultura pueda tener filtro”, agregó.