Perú celebró ayer las elecciones legislativas extraordinarias convocadas después de que el presidente Martín Vizcarra disolviera el Parlamento, hace cuatro meses. La jornada de votación debería marcar el fin de una crisis política que se extiende desde marzo de 2018, cuando renunció el anterior presidente, Pedro Pablo Kuczynski, y Vizcarra asumió la presidencia. Ya desde antes había en la sociedad peruana un fuerte descreimiento de la clase política de su país, donde todos los ex presidentes y los líderes de los principales partidos están siendo investigados por corrupción. En ese entonces Vizcarra propuso una reforma política que, entre otras cosas, fortalecía al Poder Judicial para investigar las causas de corrupción que involucraran a congresistas e implicaba un adelanto de las elecciones legislativas. El Congreso se negó a tratar esa iniciativa y el gobierno presentó una moción de confianza para forzarlo a hacerlo. Ante la negativa para tratar también esa moción, Vizcarra, usando sus atribuciones constitucionales ante una situación de ese tipo, disolvió el Congreso y, después de una ajetreada jornada en la que este intentó destituirlo, sin lograrlo, convocó a elecciones legislativas.

Ayer se celebraron esas elecciones. Si bien la mayoría de los peruanos –80%, según las encuestas– respaldó a Vizcarra cuando la disolución, pocos habían definido su voto en la última semana y muchos –entre 30% y 35%– decían que no asistirían a votar, lo que se penaliza con una multa. Un factor que parece ser clave para esta falta de participación, que se confirmó durante la jornada, aunque todavía no está cuantificada, es que el político más popular del país, el propio Vizcarra, no estaba representado. El presidente integró varios movimientos y partidos políticos durante su trayectoria, que comenzó en 2006, pero no se identifica ni se ha identificado históricamente con ninguno.

Los resultados oficiales se conocerán en los próximos días, pero anoche la consultora Ipsos dio a conocer una encuesta a boca de urna y una proyección en base a los primeros datos del escrutinio. Según estos estudios, el partido más grande del próximo Congreso será Acción Popular, que consiguió 10% de los votos, seguido por el Frente Popular Agrícola del Perú (8,8%) y Podemos Perú (8,2%). Fuerza Popular, que es liderada por Keiko Fujimori, heredera política de la gestión de su padre, Alberto Fujimori, pasa de ser la bancada mayoritaria a ser la sexta fuerza al haber obtenido 6,9% de los votos, cuando en las anteriores elecciones, en 2016, había reunido 36,3%. Por detrás, con 6,1%, queda el izquierdista Frente Amplio.

De acuerdo con estos primeros datos, el próximo será un Congreso muy atomizado y su nueva conformación parece mostrar el descreimiento de los votantes en los partidos que tradicionalmente han dominado la política peruana. Si se mira entre los cinco partidos más votados, Acción Popular tiene únicamente seis escaños y es la séptima bancada en el actual Congreso, mientras que Podemos y el Partido Morado (que obtuvo 7,7%) tuvieron ayer su primer encuentro con las urnas. Por otra parte, el Frente Popular Agrícola del Perú hace 20 años que dejó de conseguir los votos necesarios para acceder al Congreso con una representación mínima y ahora celebra su regreso.