El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el viceprimer ministro chino, Liu He, firmaron este miércoles un acuerdo que representa el primer paso para ponerle fin a la guerra comercial que se intensificó en los últimos dos años. Las negociaciones se dividieron en dos partes: en una primera fase se acordaron algunos puntos y otros quedaron para una siguiente instancia. Trump dijo este miércoles que las conversaciones para el segundo acuerdo comenzarán inmediatamente, pero días atrás había manifestado que esa etapa terminaría después de las elecciones, que serán en noviembre.

Uno de los principales argumentos de Estados Unidos en su enfrentamiento con China es la diferencia en la balanza comercial: Estados Unidos importa alrededor de 500.000 millones de dólares anuales en productos chinos, mientras que China compra estadounidenses por poco más de 100.000 millones de dólares. Justamente, esta primera fase del acuerdo implica que China aumente la compra de bienes estadounidenses en 200.000 millones de dólares en los próximos dos años desde la firma del acuerdo: 76.700 en el primero y 123.300 en el segundo.

A su vez, el acuerdo abre el mercado chino a más empresas estadounidenses, en particular las del sector financiero, y contiene compromisos por parte de China en relación con el respeto a la propiedad intelectual.

Por fuera del pacto quedaron los aranceles impuestos por Estados Unidos y China a algunos productos importados del otro país. Tampoco se incluyen medidas para contrarrestar la política de subsidios que aplica China para proteger a industrias estratégicas como la agricultura. Ambos países sí se comprometieron este miércoles a no agravar la situación: no habrá nuevos aranceles ni se ampliarán las medidas proteccionistas. Estos puntos serán negociados en la segunda etapa.

“Juntos estamos arreglando los errores del pasado y ofreciendo un futuro de justicia económica y seguridad”, dijo Trump después de la firma del acuerdo, al que consideró “un cambio radical en el comercio internacional”. Previamente, el representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, había apuntado: “Este acuerdo funcionará si China quiere que funcione”. A su turno, Liu leyó una carta del presidente chino, Xi Jinping, y aseguró que su país “honrará estrictamente el acuerdo”.