El ex presidente boliviano Evo Morales dio a conocer este jueves un comunicado en el que da marcha atrás con su propuesta de crear “milicias populares”.

Desde que renunció a la presidencia, presionado por protestas y por el pedido de los jefes de la Policía y las Fuerzas Armadas, Morales ha llevado adelante un proceso de autocrítica junto con el Movimiento al Socialismo (MAS) que lidera. En ese marco, Morales ha dicho que el MAS debería haber tenido un “plan B” previendo una situación de intento de golpe de Estado y de pérdida de respaldo de las fuerzas de seguridad. En ese contexto, esta semana Morales dijo, en una entrevista con la radio Kawsachun Coca del Chapare, que si volviera a Bolivia formaría “milicias armadas del pueblo”, aunque después aclaró, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters, que las armas no serían de fuego sino hondas, palos y otros elementos a los que han recurrido habitualmente los grupos de autodefensa en Bolivia, principalmente de la comunidad indígena.

Las declaraciones de Morales habían generado polémica tanto en Bolivia como en Argentina, donde reside como asilado a espera de que se le otorgue el estatus de refugiado. El partido opositor argentino Unión Cívica Radical (UCR) se preguntó en un comunicado si su país podía seguir “refugiando” a Morales tras sus pronunciamientos. Cuando el ex presidente boliviano llegó a Argentina, un día después de la asunción de Alberto Fernández, el canciller Felipe Solá dijo públicamente que se le había solicitado que no hiciera declaraciones políticas sobre la situación de Bolivia, algo que posteriormente no ratificó ni rectificó. Morales no habría cumplido esta condición, recordó la UCR: “Morales hizo todo lo contrario. Visitó la Quinta de Olivos, concedió todo tipo de reportajes a diferentes medios de comunicación y participó en actos políticos”. Posteriormente, seis diputados de la UCR presentaron un proyecto de resolución para pedirle al Ejecutivo que niegue a Morales la condición de refugiado a raíz de sus declaraciones.

Desde Bolivia, el gobierno de facto liderado por Jeanine Áñez se pronunció por medio de un comunicado de su cancillería dirigido a Solá. Allí la titular de la cartera, Karen Longaric, pide a Argentina que no permita que Morales “realice llamados a la violencia, odio, discriminación o subversión” que “sobrepasan” la libertad de expresión, indicó la agencia de noticias Efe. Además, le pidió que Argentina repudiara el llamado de Morales a formar milicias populares.

Marcha atrás

Morales retiró su propuesta ayer: “Hace unos días se hicieron públicas unas palabras mías sobre la conformación de milicias. Me retracto de ellas. Mi convicción más profunda siempre ha sido la defensa de la vida y de la paz”, indicó en un texto difundido en Twitter.

“No quiero que nada de lo que diga sea usado como un pretexto para perseguir y reprimir a mis hermanas y hermanos”, agregó. Según el portal de noticias argentino Infobae, dos funcionarios del gobierno argentino le habían pedido a Morales que moderara sus declaraciones porque ponía en una situación “incómoda” a Fernández. Consultado sobre si existió esa conversación, el portavoz de la cancillería argentina se negó a hacer declaraciones.

La canciller boliviana dijo que su par argentino no le respondió, pero dio por sentado que ese diálogo sí se produjo. “En los hechos ha habido una respuesta indirecta en las advertencias del gobierno del señor Fernández hacia don Evo Morales previniendo y advirtiéndole que [...] no debe hacer ese tipo de amenazas que rayan en lo delictivo”, dijo. Longaric agregó que la marcha atrás de Morales es “irrelevante”, porque el ex mandatario ya “ha hecho conocer todas las intenciones que tiene”.

Por su parte, la UCR celebró la retractación de Morales y evalúa retirar el proyecto que presentó el miércoles y sus dirigentes dijeron que si no reincide en declaraciones de ese tipo no insistirá con el proyecto de ley que pide que no se le otorgue el estatus de refugiado.