Estados Unidos “quiere que Brasil se convierta en el próximo país que inicie el proceso de adhesión” a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), porque “el gobierno brasileño está trabajando para alinear sus políticas económicas con los estándares de la OCDE”, indicó la embajada estadounidense en Brasilia en un comunicado publicado este miércoles en los diarios Folha y Estado de São Paulo.

La decisión del gobierno de Donald Trump fue celebrada por el canciller brasileño, Ernesto Araújo. El anuncio “comprueba una vez más que estamos construyendo una relación sólida con Estados Unidos, capaz de generar resultados a corto, mediano y largo plazo, en beneficio de la transformación de Brasil en la gran nación que siempre quisimos ser”, escribió en Twitter.

Por su parte, el presidente Jair Bolsonaro se pronunció al respecto en declaraciones a la prensa. “Las ventajas para Brasil [de un eventual ingreso a la OCDE] son muchas, equivale a que el país entre en la primera división; veníamos trabajando [en esto] desde hace meses”, dijo.

El apoyo de Estados Unidos para el ingreso de Brasil a la OCDE no es definitivo, porque deben votar los demás países miembros (en total son 36 integrantes), pero sí decisivo por su importancia. Según Bolsonaro, si esto dependiera únicamente de Trump, Brasil ya estaría en la OCDE. Brasil ha tenido varios gestos con Estados Unidos en el marco de la buena relación entre Bolsonaro y Trump, principalmente para favorecer las exportaciones a ese país.

Estados Unidos antes apoyaba a Argentina

Pese a esa buena relación, en agosto la posición de la Casa Blanca en este tema era otra. Si bien antes Trump había manifestado su respaldo al ingreso de Brasil a la OCDE, en octubre el secretario de Estado, Mike Pompeo, envió una misiva a la organización en la que manifestaba su respaldo a Argentina y Rumania, dejando a ese país afuera, lo que generó reclamos desde Brasilia.

El pedido de los países del Mercosur para ingresar a la OCDE fue impulsada por los anteriores gobiernos, en ambos casos. En Brasil, la iniciativa fue de Michel Temer y Bolsonaro la colocó en un lugar prioritario en materia de política exterior y economía. En Argentina surgió durante el gobierno de Mauricio Macri, pero el cambio en la Casa Rosada implicó que dejara de ser una prioridad. Alberto Fernández no se refirió al tema ni durante la campaña ni después de ser electo, pero anteriormente, en enero de 2019, dijo: “A la Argentina ser parte de la OCDE no le sirve para nada, pero le cuesta la destrucción de industrias enteras”, recordó el diario Clarín. A su vez, la crisis económica que comenzó durante el gobierno de Macri hizo prácticamente imposible que el país pudiera entrar al “club de los ricos”.

En Argentina no se le dio mayor trascendencia a la nueva posición de Estados Unidos en este tema. Integrar la OCDE implica, entre otras cosas, el cumplimiento de metas y requisitos económicos a lo largo del año y una planificación a futuro que incluso países europeos suelen no alcanzar.

Actualmente los únicos países latinoamericanos que integran la organización son México (ingresó en 1994) y Chile (2009), mientras que Colombia ya firmó para acceder pero todavía no fue formalizado como nuevo integrante.