Una foto del presidente Jair Bolsonaro detrás, una Cruz de Caravaca a la derecha, y la bandera de Brasil a la izquierda. De fondo, se escucha la ópera Lohengrin, del compositor alemán Richard Wagner. Al centro, el secretario de Cultura, Roberto Alvim –de traje y con el pelo engominado–, que eligió esa escenografía para anunciar el Premio Nacional de las Artes, y lo hizo con un discurso tomado del nazismo. “El arte brasileño de la próxima década será heroico y será nacional; estará dotado de una gran capacidad de participación emocional [...] profundamente vinculado con las aspiraciones urgentes de nuestro pueblo, o de lo contrario no será nada”, dijo ante la cámara. En un discurso ante directores de teatro, consignado por Peter Longerich en el libro Joseph Goebbels, una biografía, el ministro de Propaganda nazi había afirmado: “El arte alemán de la próxima década será heroico, será férreamente romántico [...] será nacional con gran pathos y comprometido, o no será nada”.

El paralelismo fue encontrado rápidamente, y con él surgieron las fuertes críticas de todos los frentes. Incluso, uno de los referentes del bolsonarismo, el escritor Olavo de Carvalho, dijo este viernes: “Es pronto para juzgar, pero Roberto Alvim tal vez no esté bien de la cabeza”.

Fuera del oficialismo, el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, de derecha, escribió en Twitter que “el secretario de Cultura pasó todos los límites. Es inaceptable. El gobierno brasileño debería apartarlo urgente del cargo”. Por su parte, el opositor Partido de los Trabajadores manifestó también en sus redes sociales que Alvim pasó “todos los límites”. “Es el fascismo bolsonarista fomentando aún más el odio”, agregó. Otros partidos, como el de la Social Democracia Brasileña, o Socialismo y Libertad, también manifestaron su rechazo a estas declaraciones.

El repudio también llegó desde la Confederación Israelita de Brasil, que consideró “inaceptable el uso del discurso nazi” y “un signo aterrador de su visión de la cultura”, y de la embajada de Alemania, que emitió un comunicado en el que, sin nombrar a Alvim, dice: “Nos oponemos a cualquier intento de banalizar o glorificar la era del nacionalsocialismo”.

La reacción del gobierno

Alvim primero se defendió. “Fue tan solo una frase de mi discurso en la que había una coincidencia retórica. Yo no cité a nadie”, dijo, para después agregar que “no hay nada de malo con la frase” y reivindicar “un ideal nacionalista para el arte brasileño”. Un poco después, “ante el inmenso malestar causado por este lamentable episodio”, informó que puso su cargo a disposición de Bolsonaro “con el objetivo de protegerlo”. Además, manifestó su “absoluta repugnancia por el régimen nazi”.

La desvinculación de Alvim fue confirmada por Bolsonaro en Twitter: “Un pronunciamiento infeliz; aunque se haya disculpado, volvió insostenible su permanencia”. A continuación, reiteró su “repudio a las ideologías totalitarias y genocidas, como el nazismo y el comunismo”, así como su “apoyo total e irrestricto a la comunidad judía”.

La Secretaría de Cultura, creada por Bolsonaro al asumir –cuando le quitó la categoría de ministerio–, ha dado motivos de polémica en varias ocasiones, al igual que las políticas culturales del gobierno. El antecesor de Alvim, Henrique Pires, renunció en agosto cuando el gobierno suspendió un llamado público para financiar programas de televisión que trataran sobre la comunidad LGBTI. “Yo no estoy actuando contra nadie, estoy actuando a favor de la libertad de expresión”, dijo en ese entonces Pires.

Después de ese ministro, llegó Alvim, un director teatral muy identificado con el conservadurismo, y cuya designación fue muy criticada. Al asumir, dijo que se proponía implementar políticas culturales alineadas “a la idea del conservadurismo en el arte”, recordó la agencia de noticias Efe.

Bolsonaro le propuso a Regina Duarte que ocupe el cargo que dejó vacante Alvim. Ella es considerada la “novia de Brasil” debido a la cantidad de novelas que protagonizó desde el comienzo de su carrera, en 1965, muchas de ellas en la cadena O Globo, la de mayor alcance en Brasil. Además, Duarte mostró su simpatía hacia Bolsonaro durante la campaña electoral de 2018, publicó una foto con él en redes sociales, y dijo, por entonces, que el político “tiene un alma democrática”.