Lo anunció el propio Echevarría por medio de un correo electrónico que envió a varias personas, en el que recordó una cita de Horacio que Roberto Bolaño colocó como epígrafe en Putas asesinas (2001): “La demanda acabará en risas y tú te irás libre de cargos”.

Las desavenencias entre Carolina López, viuda de Bolaño, y el crítico catalán, que durante muchos años fue conocido en el ambiente literario como el albacea del autor de Los detectives salvajes (1998), llevaban ya unos cuantos años y tuvieron una exposición pública que incluyó cartas abiertas en la prensa, acciones judiciales y el traspaso de los derechos de edición de la obra del chileno desde Anagrama (o Feltrinelli, luego de que su fundador, Jorge Herralde, vendiera la editorial al grupo italiano) hasta Alfaguara, sello que forma parte del grupo Penguin Random House.

El viernes, según informó la prensa española, el titular del juzgado número 9 de primera instancia de Barcelona absolvió al crítico literario Ignacio Echevarría “de atentar contra el honor y la intimidad de Roberto Bolaño y su familia”. A raíz de esta decisión, la viuda del escritor, que reclamaba una indemnización de 150.000 euros, deberá asumir las costas del juicio.

Echevarría había tenido que comparecer ante la Justicia, denunciado por López, a causa de dos artículos. En el primero, publicado en El Cultural el 23 de setiembre de 2016, el crítico afirmaba: “Por lo que sé, no han sido razones económicas ni de estrategia editorial las que han determinado que la obra de Bolaño pase a publicarla otro sello [...]. La decisión es difícil de explicar a la luz de la amistosa relación que Bolaño mantuvo en vida con Jorge Herralde, de su fidelidad a Anagrama y de la fortuna que su obra –tanto la publicada en vida como la póstuma– ha corrido a su amparo”. A continuación, Echevarría insistía en que detrás del cambio de editorial no había motivaciones económicas ni contractuales, sino la voluntad de hacer desaparecer de la memoria pública la existencia de quien fuera la última pareja de Bolaño y la persona que lo llevó al hospital cuando tuvo la crisis que derivó en su muerte: Carmen Pérez de Vega. “Dado que mi proceder como ‘editor’ de las tres obras póstumas de Bolaño en las que tuve participación me parece muy poco reprochable, hay que buscar la causa de la decisión de Carolina en razones personales, y estas señalan en una sola dirección: mi buen entendimiento con Carmen Pérez de Vega, la mujer con la que Roberto Bolaño mantuvo un larga y estrecha relación sentimental durante los últimos años de su vida (en especial, los tres últimos, en que la relación se afianzó y se hizo más o menos pública)”.

El segundo texto de Echevarría que enfureció a López fue publicado en El País de España el 23 de noviembre de 2016, y en él se puede leer: “Es falso que Roberto Bolaño y Carolina López mantuvieran hasta la muerte de aquel, como ella dice, ‘un proyecto de vida en común, de pareja y familiar’”, aunque admite que a Bolaño le preocupaba el futuro económico de sus hijos y, por esa razón, dejó a López “al frente de un legado que viene administrando de manera cada vez más objetable”.

La mencionada Pérez de Vega también fue objeto de las demandas judiciales de López: en noviembre de 2018, la viuda denunció a Pérez de Vega por “atribuirse el rol de pareja” del escritor, y, aunque el juez consideró probado que la relación entre ambos existió, condenó a la mujer a pagar, según La Vanguardia, “una multa de 35.000 euros por violar la intimidad familiar”. La sentencia fue recurrida por ambas partes.