Este martes fueron divulgados los datos oficiales del Instituto de Seguridad Pública de Río de Janeiro, que indican un descenso en el número de homicidios en el estado y un aumento de las muertes que son consecuencia de la acción policial.

Las muertes violentas cayeron de 5.180 en 2018 a 4.154 en 2019, mientras que los homicidios dolosos, aquellos en los que se buscó intencionalmente la muerte, también se redujeron, de 4.950 a 3.995 entre ambos años.

Esta reducción en los números globales se produjo pese a que las muertes causadas por la acción de la Policía aumentaron, lo que hizo que la cifra rompa un nuevo récord, tal como sucede desde el año pasado. En 2017 fueron 1.127 las muertes en este contexto; en 2018, 1.534; y en 2019, 1.810, un promedio de cinco por día. Así, las muertes provocados por la Policía representan 30% de las muertes violentas cometidas en Río de Janeiro en todo 2019.

Aun así, el Instituto de Seguridad Pública carioca destacó que se viene reduciendo el número de muertes en operaciones policiales desde mitad del año pasado, ya que fueron 195 en julio, 173 en agosto, 154 en setiembre, 144 en octubre, 135 en noviembre y 124 en diciembre.

En enero de 2019 asumió Wilson Witzel al frente del gobierno de Río de Janeiro, un ex juez y ex militar que promueve la mano dura para disminuir las cifras de la inseguridad, que aumentó de manera exponencial después de los Juegos Olímpicos de 2016. Autor de frases como “lo correcto es matar al delincuente”, Witzel ha minimizado los errores de la Policía que derivan en la muerte de personas y ha dado a entender en varias oportunidades que no le preocupa que determinados derechos sean violados en pos de la disminución de la delincuencia.

Las organizaciones defensoras de derechos humanos aseguran desde el año pasado que tanto el discurso de Witzel como el del presidente Jair Bolsonaro favorecen que la actuación policial cada vez se preocupe menos por respetar los derechos humanos.