Libia continúa partida en dos y en guerra civil, una situación que se instaló tras el derrocamiento de Muamar Gadafi, en 2011. El país tiene actualmente dos gobiernos, uno en el este del país y otro en el oeste, ambos con estructuras institucionales propias. En el noroeste, con capital en Trípoli, está instalado el Gobierno del Acuerdo Nacional, liderado por el primer ministro Fayez al Sarraj, que es el reconocido por la Organización de las Naciones Unidas, pero no por el Parlamento, que, en cambio, respalda al gobierno paralelo, el del general Jalifa Haftar, instalado en el noreste del país desde 2014. El resto del territorio libio es dominado por milicias, que son leales a uno u otro gobierno. En la comunidad internacional, Haftar ha tenido el respaldo esporádico de Egipto, Francia, Rusia y Emiratos Árabes Unidos, mientras que Sarraj recibió el apoyo de Italia, Catar y Turquía, todos países que intervenían extraoficialmente en el conflicto.

En los últimos días, Turquía oficializó su intervención, en el marco de una nueva ofensiva de Haftar (que cuenta con el respaldo de parte del Ejército libio) sobre Trípoli. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que Sarraj le pidió apoyo militar para mantener su posición y consiguió que el Parlamento aprobara el envío de tropas. En paralelo, el miércoles el mandatario se reunió con su par ruso, Vladimir Putin, en el marco de una serie de contactos diplomáticos para resolver la situación.

En ese encuentro, Putin y Erdogan propusieron un alto el fuego entre las partes por tiempo indeterminado. Y se recibió prácticamente como una orden: Sarraj primero y Haftar después lo aceptaron, y este domingo entró en vigencia, aunque ambas partes se acusan de haberlo violado.

A diferencia de Turquía, Rusia no ha transparentado su participación en el conflicto. “Si hay ciudadanos rusos allá, no representan los intereses del Estado ruso ni reciben dinero del Estado ruso”, ha dicho en varias ocasiones, al ser consultado sobre la participación de mercenarios de su país en el conflicto.

Aun así, Rusia participó en reuniones bilaterales sobre la situación libia no sólo con Turquía, sino también con Alemania: el sábado se reunió con la canciller Angela Merkel y posteriormente ambos anunciaron la realización de conversaciones de paz en Berlín para que Libia logre “convertirse en un país soberano y pacífico”, según Merkel.