De acuerdo con un informe publicado este jueves por el diario estadounidense The Washington Post, las elecciones bolivianas celebradas en octubre, en las que fue electo el candidato oficialista Evo Morales y que posteriormente fueron anuladas bajo el argumento de fraude, en realidad fueron legítimas. En la nota se afirma: “No parece haber una diferencia estadísticamente significativa en el margen de votos antes y después de la interrupción del conteo preliminar. Al contrario, es altamente probable que Morales haya pasado el margen de diez puntos porcentuales en la primera vuelta”.
El supuesto fraude electoral señalado por una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) fue el argumento más fuerte que manejó la oposición al Movimiento al Socialismo (MAS) para presionar a Morales, quien terminó renunciando al cargo de presidente el 10 de noviembre, luego de que gran parte de la Policía y las Fuerzas Armadas le quitaran su apoyo. En ese momento el mandatario se trasladó a México, donde permaneció un mes, y luego a Argentina, desde donde está dirigiendo la campaña electoral de su sector político para las nuevas elecciones, que se celebrarán el domingo 3 de mayo.
Según la investigación publicada por el diario estadounidense, la OEA no aportó argumentos ni evidencias significativas que avalen la tesis de que hubo irregularidades en las elecciones. Los estudios realizados por los autores de la nota indican que fueron realizadas 1.000 simulaciones a partir de los resultados que fueron divulgados en forma preliminar por el Tribunal Electoral boliviano, y de ahí se desprende que el MAS habría obtenido, por lo menos, 10,49 puntos porcentuales más que el candidato opositor Carlos Mesa, por lo que Morales sería el legítimo vencedor de los comicios.
Apoyando la teoría expresada en la nota de The Washington Post, en noviembre del año pasado el Centro de Investigación Económica y Política, una organización que nuclea a expertos en política económica cuya sede se encuentra en la capital estadounidense, analizó el proceso electoral boliviano y no logró constatar fraude en el conteo de votos en las urnas ni tampoco en la divulgación de resultados. “Las localidades rurales y más pobres, donde Morales cuenta con un fuerte apoyo, son los sitios desde donde se envían con mayor lentitud los datos y los documentos sobre la votación a los tribunales electorales”, se afirma en el informe de esta institución.
Por otra parte, en diciembre, un grupo de más de 100 estadísticos y economistas de todo el mundo respaldó este estudio y presentó adicionalmente gráficos en los que quedaban en evidencia las incongruencias del informe de la OEA. De inmediato, la entidad americana presidida por el uruguayo Luis Almagro publicó un informe completo sobre las elecciones de Bolivia, que fue rebatido por el Centro Estratégico Latino-Americano de Geopolítica (CELAG). De acuerdo con el CELAG, la OEA en su evaluación se basó principalmente en el sistema de divulgación de datos previos y no en los resultados reales que se constataron posteriormente. Además, al igual que lo establecieron los investigadores estadounidenses, el CELAG destacó que la OEA no presentó evidencias contundentes capaces de comprobar la existencia de un fraude.
La entidad sostiene que en el análisis sobre el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) la OEA omite tres cosas: no se trataba del sistema oficial de conteo de votos; el TREP no estaba programado para presentar datos en ningún caso por encima de 90% de los votos; y las supuestas irregularidades en la carga de datos al sistema, en caso de que hayan sido verdaderas, sólo justificarían una irregularidad en el procedimiento, ya que no se prueba de ninguna manera cómo y para qué se utilizaron supuestos servidores adicionales de carga de datos.
La contundencia de la nota publicada por The Washington Post generó la reacción del destituido Evo Morales, quien en su cuenta de Twitter publicó este jueves que “las conclusiones de una investigación, que señala que no hubo fraude en las elecciones de octubre en Bolivia, es una evidencia más del monumental robo que [Carlos] Mesa, [Jeanine] Áñez, [Luis Fernando] Camacho y [Luis] Almagro hicieron a todos los bolivianos”.