En un discurso que pronunció en la noche de este martes en cadena nacional, al mismo tiempo que miles de personas en todas partes del país llevaban adelante un masivo cacerolazo en contra de sus políticas, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, volvió a sacar de contexto palabras pronunciadas por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, para defender su posición de poner fin al distanciamiento social impuesto por los gobernadores a causa de la pandemia de coronavirus.

El mandatario ultraderechista afirmó que si bien son importantes las medidas de prevención, “se precisa pensar en los más vulnerables”. “¿Qué será de la vida del vendedor ambulante, del diariero?”, se preguntó Bolsonaro, al afirmar que está siguiendo las recomendaciones de la OMS.

Más temprano esa entidad había hecho una publicación en sus redes sociales corrigiendo la interpretación errónea del presidente brasileño y citando expresamente a Adhanom Ghebreyesus, quien afirmó que “las personas sin fuentes regulares de ingresos o sin ningún tipo de ahorros merecen políticas sociales que garanticen su dignidad y les permitan cumplir las medidas de salud pública recomendadas por las autoridades nacionales y de la OMS para combatir la pandemia de Covid-19”.

En un tono menos beligerante que en otras ocasiones, el presidente brasileño, aislado políticamente por su estrategia de combate a la pandemia, evitó confrontar con los gobernadores y tampoco se refirió a la novedosa enfermedad como una “gripecita”, término que había utilizado anteriormente con frecuencia, sino que al mencionar a la pandemia, que ya costó la vida de 201 personas en Brasil, dijo que “estamos frente al mayor desafío de nuestra generación”.

De todas maneras, Bolsonaro no cambió su postura inicial de priorizar la economía por sobre la salud, al afirmar que si bien “hay que evitar al máximo la pérdida de vidas humanas”, al mismo tiempo “tenemos que evitar la destrucción de las fuentes de trabajo, que ya viene causando mucho sufrimiento para los trabajadores brasileños”.

“Tenemos una misión: salvar vidas sin dejar de lado el trabajo”, concluyó.