Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Este 1º de mayo, la emergencia sanitaria no permitirá realizar el tradicional acto del PIT-CNT. La central sindical asumió este dato de la realidad, y su búsqueda de alternativas incluyó solicitar el uso de la cadena nacional, para transmitir un mensaje al conjunto de la sociedad en el día internacional de los trabajadores. Ayer, el presidente Luis Lacalle Pou respondió en forma negativa al pedido, alegando que ha decidido acotar el uso de esa herramienta a “necesidades de carácter nacional que involucren a las instituciones de gobierno”.

Lacalle Pou tenía previsto librar este año, desde el día de su asunción, batallas políticas duras, para lograr cambios en numerosas áreas tras 15 años de gobiernos del Frente Amplio (FA). Iba con prisa, consciente de que enfrentaría fuertes resistencias, y de que la “coalición multicolor” no le garantizaba mayorías parlamentarias para todos sus proyectos, ni por tiempo indefinido. La vida le cambió el libreto, pero también le dio la oportunidad de ejercer un liderazgo distinto, más amplio y más profundo. La cuestión es si puede y quiere intentarlo.

A veces enfila por ese camino, y el Poder Ejecutivo que encabeza se muestra capaz de rectificar y mejorar sus decisiones mediante el diálogo. Así ocurrió ayer mismo, y tras escuchar las opiniones de médicos y sindicalistas, se matizó la resolución previa de reanudar las clases en 973 escuelas rurales el 22 de este mes, incorporando criterios razonables de evaluación previa. Otras veces, como en lo referido a la demanda del PIT-CNT, prima una posición ideológica y algo inmadura de “no compartir la autoridad”, que se manifiesta muy especialmente en la relación con el FA y los sindicatos, pero no tanto ante los representantes de otros intereses.

La política es conflicto pero también es cooperación. Es usar el poder del que se dispone para alcanzar objetivos propios, pero también es construcción de consensos sobre los objetivos del conjunto de la sociedad. Lacalle Pou recibió –algo tardíamente– a representantes del FA, y escuchó sus propuestas para hacerle frente a la emergencia, pero no aceptó ninguna en forma explícita, y rechazó de hecho la de mayor trascendencia política, que implicaba procurar un “acuerdo nacional”. Así, sólo les dejó a los frenteamplistas el camino de presentar proyectos de ley propios con sus iniciativas. Ahora cada partido de la “coalición muticolor” deberá explicitar en el Parlamento si está o no de acuerdo con ellas, y por qué: lo que pudo haber sido cooperación, se volverá conflicto.

La decisión de enviar al Poder Legislativo el proyecto de ley de urgente consideración es otra opción por no construir consensos. Y no sólo activa conflictos con el FA, y con instituciones como la Universidad de la República, sino que también tensiona a la “coalición multicolor”, y expone al Partido Nacional a chocar, más temprano de lo que esperaba, contra los límites de esa sociedad política. Mientras tanto, Guido Manini Ríos hace su juego como le parece más conveniente, y le da sorpresas a la vicepresidenta Beatriz Argimón. El conflicto es lo suyo.

Hasta mañana.