Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Hasta el momento, los lineamientos del Poder Ejecutivo sobre la forma de hacer frente a la emergencia sanitaria venían bastante centralizados y alineados, pese a algunas descoordinaciones en la presentación e interpretación de los datos, pero ayer afloró una diferencia en el terreno estratégico, que complica la comunicación clara a la población.

El director de Salud del Ministerio de Salud Pública, Miguel Asqueta, señaló en una entrevista publicada por el diario El Observador que es imposible impedir la circulación social del nuevo coronavirus, y que lo importante es “controlar la progresión” de los contagios, para que la población se vaya inmunizando en forma gradual, pero a la vez se evite el tan temido colapso de los dispositivos sanitarios, y las cantidades de internaciones y muertes sean las menores posibles. Por lo tanto, afirmó Asqueta, habrá que alternar períodos en los que disminuya un poco el distanciamiento social con otros en los que se vuelva a disposiciones más estrictas, monitoreando con mucha atención el proceso.

Es posible que el presidente Luis Lacalle Pou se refiriera a esto cuando habló, la semana pasada, de ajustes con diversas “perillas de control” (en lo sanitario, lo social y lo económico), al anunciar la reanudación de clases en parte de las escuelas rurales y aludir a la reanudación del trabajo en el sector de la construcción. Pero si quiso decir lo que ahora expuso Asqueta, la idea no quedó muy clara, y esto es problemático.

Desde la declaración de emergencia sanitaria el 13 de marzo, muchas personas se convencieron de que primero habría un período de muchas restricciones, y luego –si todo salía bien– otro en el que se volvería progresivamente y sin pausas a la normalidad. La hoja de ruta planteada por Asqueta es bastante distinta, y esto puede causar confusiones e incluso protestas (porque quizá muchas personas entiendan que se las usará como conejillos de indias).

Ayer mismo,el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, comentó que las expresiones de Asqueta eran “una opinión técnica”, pero que “uno tiene que ser muy claro en el mensaje”, y el gobierno dice “quedate en casa”. Agregó que la situación en Uruguay está bastante controlada, en relación con la de otros países, pero que “si aflojamos”, “se dispara”. Delgado apuntó incluso que “hay una discusión en la Organización Mundial de la Salud de si el virus genera anticuerpos o no [o sea, sobre en qué medida la población se puede inmunizar]. Y la verdad es que no hay una definición”.

A su vez, el presidente del Sindicato Médico del Uruguay, Gerardo Grecco, comentó que es inevitable ir reanudando actividades, pero que esto se debe hacer en forma “progresiva, programada y con determinados requisitos”, entre ellos el de no exponer a grupos de riesgo, y que en el Poder Ejecutivo falta “una planificación centralizada, por la que sepamos a qué atenernos”. También opinó que hay mensajes de las autoridades que pueden crear la sensación de que “esto ya está controlado y no va a llegar más allá”, pero que el contagio “todavía no llegó a los lugares donde puede provocar más daño, que son los sectores más vulnerables, más desprotegidos, donde el aislamiento no se puede hacer”.

Hasta mañana.