TIB Molbiol Syntheselabor GmbH es el nombre de una pequeña empresa de biotecnología con sede en Berlín que produce los kits de testeo PCR, con los que los laboratorios de todo el mundo pueden detectar la covid-19, con una confiabilidad de 100%. Con la pandemia, las demandas del producto a esta empresa aumentaron en forma exponencial, pero su fundador y actual director, el bioquímico alemán Olfert Landt, se mostró muy molesto por el precio al que se vende el test que él y su equipo elaboran.

“Nuestra prueba no es costosa. Con todo el material necesario cuesta alrededor de seis euros, por lo que, si se incluye el costo de laboratorio, no debería costar más de diez euros. Que la prueba se venda en algunos lugares a 100 euros significa que alguien se está embolsando los 90 restantes”, afirmó Landt durante una entrevista con la cadena alemana Deustche Welle.

“Es inmoral vender una prueba para detectar la covid-19 a 100 dólares. Están explotando la escasez y el miedo de la gente”, dijo Landt, que se refirió al caso de México y pidió que se llegue a un consenso entre laboratorios, proveedores y autoridades sanitarias para establecer un tope al precio. El profesional alemán dijo no entender por qué el gobierno mexicano no se proveyó de una cantidad suficiente de test y argumentó que el precio no es un argumento. “El gobierno mexicano podría haber solicitado una cotización por intermedio del gobierno alemán. Es una situación de emergencia, se podría haber buscado una solución”, explicó.

Al analizar el fenómeno de la pandemia global de covid-19, el bioquímico relató que siguió con atención el desarrollo del brote desde que comenzó a detectarse en China, a principios de enero, y considera que los gobiernos no dimensionaron apropiadamente el alcance de la enfermedad y reaccionaron tarde. “A más tardar a mediados de febrero, cuando en Italia ya se habían registrado numerosos infectados y muertos, era claro que el virus produciría una pandemia y que había que contenerlo restringiendo los vuelos y poniendo a la población en cuarentena. Sin embargo, siguieron sus actividades como si nada. En muchos lugares se rehusaron incluso a reconocer la enfermedad como una pandemia”, afirmó Landt.