“¿Qué tal si generamos un tapabocas que sea de muy fácil reproducción?”, fue el desafío que se planteó desde la primera semana de cuarentena un equipo integrado por representantes de la Facultad de Ingeniería, de la Escuela Universitaria Centro de Diseño (EUCD) y de la Licenciatura en Diseño de Comunicación Visual (LDCV) de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República (Udelar). “El uso de tapaboca no elimina la posibilidad de contagiar o contraer el virus. Para los que deben salir de casa es una medida complementaria a mantener distancia y extremar medidas de higiene”, recalca ahora el portal tecuido.uy, donde comunican el fruto de ese trabajo para colaborar en la lucha contra el Covid-19. La inquietud avanzó de manera muy dinámica, según cuentan: empezaron a conversar para integrar y validar el proceso junto con profesionales de la salud (neumólogos y enfermeros especializados en infectología) y emprendedores que trabajan en el desarrollo de indumentaria para uso médico. Entre todos intentaron dar con un tapabocas que ofreciera “la menor cantidad de barreras para el usuario común: que no tuviese que se cosido a máquina, que no utilizara moldería ni que tuviera que imprimirse para recortar”, explica Lucrecia de Léon, diseñadora textil, asistente académica y docente de la EUCD, quien articuló el proyecto.
La premisa fue que el barbijo pudiera hacerse con el material disponible en casa y con las habilidades mínimas. De ese modo fueron poniendo distintas ideas en juego hasta que acordaron partir de una camiseta común, dado que “en general, todos tenemos una remera que no usamos, porque hay un exceso de ropa, y en el caso de que en determinados contextos no la tuvieran, es algo que podemos conseguir, es accesible de segunda mano”. En ese sentido, sirve cualquier tipo de prenda, si bien aclaran que el barbijo resultante no frena en un 100 % el contagio del Covid-19 sino que lo reduce. Durante el relevamiento que hicieron, encontraron que incluso aquellas camisetas que tienen en su composición un porcentaje de acrílico o una mezcla de fibras de derivados plásticos otorgan una protección mayor que el tan apreciado algodón. “De los estudios hechos sobre la absorción, surge que es muy sutil la diferencia”, indicó De León. “No es una limitante que la remera sea o no de algodón”.
El tutorial que elaboraron sugiere fabricar el tapabocas con una manga, lo que permite utilizar dos capas y, en todo caso, agregarle una tercera entre medio, que puede ser una hoja de servilleta u otro cuadrado de textil, ya sea aprovechando la misma prenda o la que el usuario tenga a mano. El objetivo es proveer al tapabocas de un filtro, ya que una vez que el material se humedece deja de cumplir su función. “Entonces es el momento de cambiarlo, algo que sucede con los tapabocas en general: tres horas es el periodo aproximado de uso recomendado; con una capa más, se puede extender esa vida útil”, agrega la diseñadora. Si bien el video explicativo muestra cómo hacer el tapabocas a partir de una manga, porque así prácticamente no requiere costuras, se puede fabricar uno con cualquier pedazo de tela. Pero de esa manera el usuario logra valerse de las terminaciones que ya tiene la remera y se evita más pasos. “Es a prueba de vagos, por decirlo de alguna manera. Con una sola puntada puedo resolverlo. También se puede hacer sin esa puntada, aunque la máscara de protección queda menos firme. Con una puntada logro que se adapte mejor a la cara”, indica De León. Quien no tenga tiempo, incluso puede ayudarse con una engrampadora. Como paso opcional, se puede utilizar un alambre forrado (como los que vienen para cerrar envoltorios), colocado en el dobladillo, como adaptador a la forma de la nariz del usuario. Igualmente “la máscara funciona a la perfección sin ese paso”.
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El proceso de lavado posterior al uso debe ser entre 60º y 90º con agua y jabón para su correcta desinfección. En caso de haber colocado una servilleta en el tapabocas, se la puede quitar y poner una nueva por el lado superior. Como forma de testear la efectividad del artefacto, los involucrados implementaron lo que llaman el #desodorantechallenge, rociándolo para ver su capacidad aislante.
La plataforma tecuido.uy sigue construyéndose, lo que significa que hay distintas iniciativas que se van explorando en torno al nuevo coronavirus y es probable que a corto plazo vayan sumándose otros proyectos.