El Ministerio de Economía y Finanzas anunció el viernes 8 un acuerdo con comerciantes, intermediarios y productores para el congelamiento de precios por tres meses para la canasta básica de productos alimenticios, sanitarios y de higiene.

El economista Gabriel Oddone publicó un análisis sobre la medida adoptada por el gobierno y señaló que el acuerdo de precios no debe considerarse una medida antiinflacionaria, sino que se trata de una intervención del Índice de Precios al Consumo (IPC) para que no alcance el 12% (el acumulado anual en abril llegó a 10,86%) y que no se disparen los aumentos automáticos de salarios previstos en las cláusulas gatillo.

“Si la inflación interanual alcanzara 12% en las próximas dos observaciones se dispararían aumentos automáticos de salarios. Si estos incrementos tienen lugar en actividades en las que es fácil trasladar estos aumentos a los precios finales, hay un mayor riesgo de que se produzca una espiral de precios. A su vez, por cómo fueron concebidos los convenios salariales, cuanto más elevados sean los registros de inflación, mayores serán los correctivos automáticos que se dispararán”, advierte Oddone en su columna de opinión.

Diversos convenios colectivos vigentes, muchos de los cuales vencen en junio, incluyen cláusulas gatillo que establecen que “si la inflación medida en años móviles (últimos 12 meses) supera el 12%, al mes siguiente se aplicará un ajuste salarial adicional por la diferencia acumulada en el año móvil y los ajustes otorgados en dicho período de forma de asegurar que no haya pérdida de salario real”.

En ese sentido, el economista de CPA Ferrere consideró que “el gobierno está procurando, sobre todo, evitar que un aumento transitorio y extraordinario de algunos precios en abril tarifas públicas y frutas y verduras) terminen teniendo efectos permanentes sobre la inflación debido a los gatillos salariales contenidos en los acuerdos vigentes”.

Si bien coincidió con “los colegas que han subrayado en los últimos días que los acuerdos sobre precios son inefectivos para combatir la inflación”, apuntó que “para llevar la inflación a niveles internacionales o, al menos, al centro del rango meta, se requiere recuperar la consistencia de la política macroeconómica mediante una consolidación fiscal y el fortalecimiento de la credibilidad de la política monetaria”. Esto, indicó, “demanda tiempo” y las cláusulas gatillo incluidas en los acuerdos salariales, “precisamente, lo que no dan es tiempo”.

Para Oddone, las cláusulas con correctivos automáticos de salarios “son un reflejo de la falta de credibilidad de la política antiinflacionaria”. “Sólo cuando se tenga un marco de política macroeconómica dinámicamente consistente y, por tanto, creíble, no será necesario incluir gatillos en los convenios salariales ni intervenciones sobre el índice de precios. En otras palabras, para que este tipo de medidas no sean necesarias bajo ciertas circunstancias, se requiere un marco de política diferente”, concluyó.