Desde marzo, cuando se decretó la situación de emergencia sanitaria que obligó a cancelar los espectáculos públicos, muchos trabajadores del sector se vieron impedidos de trabajar. Es una circunstancia que afecta a los artistas, pero también a los técnicos y demás trabajadores vinculados a la actividad escénica. En algunos casos las instituciones organizaron formatos específicos de ayuda para paliar la situación (en esa modalidad se cuentan, por ejemplo, las dos temporadas de Mi canción, mi escenario, que lleva adelante la sala Zitarrosa) y se dieron diversas formas para brindar cobertura a los trabajadores eventuales con los que mantenían vínculos laborales estables.

Los jornaleros del Auditorio

El Auditorio Nacional del Sodre Dra. Adela Reta es el espacio físico que aloja actualmente a los cuerpos estables (Ballet Nacional, Orquesta Sinfónica, Orquesta Juvenil, Coro Nacional, Conjunto de Cámara, y Coro Nacional de Niños), y tiene 11 salas de ensayo, tres espacios destinados a espectáculos (la sala Eduardo Fabini, que con sus 1850 butacas es la mayor sala de conciertos del país; la sala Hugo Balzo, con capacidad para 300 espectadores; y el espacio Anfiteatro para performances, que puede recibir hasta 60 personas), y talleres de producción únicos en el país en los que se confecciona el vestuario, se construyen escenografías y se trabaja para satisfacer todas las necesidades de cada puesta. En estos talleres trabajan técnicos que integran la plantilla de personal presupuestado del Sodre, pero también trabaja personal eventual, contratado por el fideicomiso que tiene a su cargo el financiamiento de la gestión artística y cultural de la institución. Son todos técnicos: se encargan de las luces, el sonido, la imagen, el vestuario, el maquillaje, la utilería, trabajan en los talleres, hacen carpintería, soldadura, se ocupan de los telones y las escenografías y también de la regeduría, que hace de nexo entre las áreas técnicas y los artistas. Desde enero de este año, el jornal de la mayoría fue equiparado al de los técnicos presupuestados del Sodre (siguen cobrando un poco menos los que no reúnen la antigüedad o el puntaje exigidos), y es de 2228 pesos.

Estos trabajadores en particular -alrededor de 100 personas- son los que atraviesan la situación más crítica desde que se dispuso el cierre de las salas, puesto que no están contemplados en el presupuesto fijo y en muchos casos no reúnen el número necesario de jornales para aspirar al seguro de paro. Hasta la semana pasada ese número era de 150 jornales en los últimos 12 meses, pero desde el viernes fue extendido para incluir a trabajadores que hayan tenido entre 75 y 149 jornales en el último año.

Sin embargo, tal como explicaron a la diaria los delegados Sergio Gorfain, Vanessa Irigaray, Marcelo Staino y Victoria Tello, del colectivo de trabajadores eventuales del auditorio, todavía no está claro que el beneficio pueda alcanzar a la mayoría de ellos.

En la situación anterior, cuando se necesitaban 150 jornales, se enfrentaban a la situación de que el directorio del Sodre tiene una política de no contratar a nadie por más de 120 jornales al año. Con la nueva normativa se supera esa dificultad porque son suficientes 75 jornales, pero muchos siguen quedando afuera porque no tienen ningún jornal en el último mes, debido a que las actividades en el Auditorio se cerraron el 14 de marzo.

Algunos habían sido convocados para trabajar en marzo, para la última puesta del ballet (Un tranvía llamado deseo, que llegó a montarse, aunque no completó las funciones debido a la emergencia sanitaria), pero la mayoría no trabajaba desde el cierre de la temporada anterior.

Enfrentados a esta situación, los jornaleros solicitaron una reunión con el directorio, y el 5 de mayo, acompañados por tres delegados de la Asociación de Técnicos del Auditorio Nacional del Sodre (Atanar, que incluye a los técnicos presupuestados), fueron recibidos por el Director General del Auditorio, Gonzalo Halty, y la Gerenta de Capital Humano, Lilian Ponce. En ese encuentro leyeron una carta en la que los jornaleros explican que pese a la diversidad de situaciones entre el personal eventual, con algunos ya amparados en la suspensión de actividades (seguro de paro) y otros en condiciones de entrar en algunos meses, “los casos más críticos no superan la treintena”. Confiados en que “el Sodre tiene voluntad de colaborar” apelan a la “búsqueda conjunta de soluciones” y proponen algunas opciones, que no excluyen la posibilidad de evaluar otras que puedan surgir.

Confianza a futuro

La propuesta de los jornaleros contempla un “sistema de adelanto de jornales” que, como dicen, implica “un compromiso a futuro”, por su parte, de “devolver el 100% del total”, mediante la modalidad de ir descontándolos de los días efectivamente trabajados cuando se retomen las actividades. Esto, dicen, podría hacerse “paulatinamente a razón de 1 jornal cada 5 jornales trabajados en futuras convocatorias”. Agregan que “el plazo máximo para saldar la cantidad de jornales sería de 30 meses; luego de ese período el trabajador quedaría eximido de la deuda”. Además, y teniendo en cuenta que “los plazos de suspensión reglamentarios manejan un total de 4 meses de prestaciones”, sugieren que el adelanto podría funcionar de la misma manera: “designando dos meses en un principio, con la posibilidad de extensión a 4 meses o a lo que sea necesario para atender cabalmente la emergencia” que los convoca.

Para esta propuesta manejan a su vez tres alternativas: a) tomar como referencia los 150 jornales anuales, con lo que se llegaría a 12,5 jornales por mes, que en cuatro meses serían 50 jornales retribuibles en un plazo no mayor a 30 meses; b) tomar como referencia el tope anual de 120 jornales, con lo que llegarían a 10 jornales mensuales, 40 en total, a retribuir en no más de 30 meses; y c) tomar como referencia el equivalente en jornales a un salario mínimo nacional, con lo que llegarían a 8 jornales por mes, 32 en 4 meses, a retribuir en no más de 30 meses.

Los trabajadores aclaran, sin embargo, que esta propuesta general no significa que, a la hora de hacer los acuerdos, no sean tomadas en cuenta las situaciones individuales.

Es de destacar que la carta contempla la posibilidad de que surjan otras soluciones a la situación, que en muchos casos describen como desesperada, y que dicen tener confianza en que “el Sodre tiene la voluntad de colaborar”, tal como quedó demostrado con la entrega de canastas de alimentos a los trabajadores eventuales que no están cobrando el subsidio de desempleo. Vale señalar, sin embargo, que algunos trabajadores que estaban citados para percibir el subsidio se encontraron luego con que no reunían las condiciones para hacerlo.

Así las cosas, los jornaleros esperan que la respuesta de la institución llegue esta misma semana, a más tardar el viernes. “Fuimos muy bien recibidos. Confiamos en que vamos a encontrar respuestas positivas”, afirman.