Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Son muchas las cuestiones de gran importancia que merecen discusión en estos días. Para empezar, representantes del Poder Ejecutivo, las cámaras empresariales y el PIT-CNT negociarán desde mañana la pauta para los próximos ajustes salariales, y está en juego el poder de compra de cientos de miles de personas.

También se podría debatir con intensidad la cuestión del etiquetado de los alimentos perjudiciales para la salud, que varios ministerios –no el de Salud Pública– prefieren postergar por lo menos un año, para tratar de “armonizarlo” con las normas en la materia del Mercosur, en caso de que esto sea posible.

Merece atención y un análisis cuidadoso el proyecto de ley de medios enviado al Parlamento por el Poder Ejecutivo, que según la Coalición por una Comunicación Democrática afectará en forma negativa, si es aprobado, la producción audiovisual nacional y la transparencia de las adjudicaciones.

Podríamos estar intercambiando ideas sobre las precauciones necesarias para que la reapertura de los shoppings no ponga en peligro los buenos resultados en materia de prevención sanitaria que se han logrado hasta el momento. O considerar las denuncias del sindicato magisterial de Montevideo sobre las carencias del personal de limpieza necesario en las escuelas que reabrirán el lunes 15.

No estaría nada mal que se jerarquizara la relevancia de la Operación Océano, que ya determinó la formalización de 20 personas vinculadas con la explotación sexual de menores, y que va camino a un juicio oral sin precedentes por la cantidad de imputados. La posición social de varios de ellos les permite contratar abogados defensores muy competentes e incluso agencias de comunicación para mejorar su imagen pública, y se ve venir un proceso largo y complicado.

Sin embargo, ayer varios parlamentarios no se ocuparon de nada de lo antedicho, y ni siquiera de la definición del gobierno de Venezuela que encabeza Nicolás Maduro, sino de lo que dijo sobre los riverenses un personaje humorístico (y muy energúmeno), creado e interpretado por Rafa Cotelo, en el espacio radial La mesa de los galanes.

Es llamativo que integrantes del oficialismo apelen ahora a argumentos “políticamente correctos” para indignarse porque se hieren sensibilidades, después de sostener durante años, en nombre de la libertad, que los ofendidos tenían que bancársela (esto tiene que ver también con que Martín Lema le haya quitado el uso de la palabra a la diputada Verónica Mato por presuntas “expresiones hirientes”).

Cotelo ya pidió disculpas, pero, con miras a las próximas elecciones departamentales, compitieron por demostrar quién defendía más el honor de Rivera representantes del Partido Colorado (mayoría en ese departamento desde hace décadas) y de Cabildo Abierto (que logró allí una gran votación el año pasado y va por más). Da la impresión de que, para opinar que a Cotelo se le fue la moto, no era realmente necesario que el senador cabildante Guillermo Domenech realizara precisiones acerca de las diferencias entre la endogamia y el incesto.

Hasta mañana.