Usted fue el primer estadounidense en ser ejecutado por el gobierno federal en 17 años. ¿Cómo lo hace sentir eso?

Es un gran privilegio. Como usted sabrá, soy un supremacista blanco, así que me siento orgulloso de no estar en la misma categoría que los negros y los latinos.

¿Y cómo espera que sea la convivencia con negros y latinos en el más allá?

No creo que haya problemas, porque seguramente son muy pocos. O sea, acá uno puede tener el color de piel que prefiera. ¿Quién optaría por seguir siendo negro, marrón o amarillo? Sería una locura.

Las ejecuciones federales fueron retomadas por el gobierno de Donald Trump. Usted, como supremacista blanco, ¿se siente traicionado?

No, para nada. Al contrario. Lo que ocurre es que aquí hay una confusión. A mí no me ejecutaron por matar a tres personas: me ejecutaron por matar solamente a tres personas. La verdad es que no cumplí con mi labor y está bien que me hayan castigado.

Para finalizar, ¿cuál es su método de ejecución preferido?

Bueno, conozco solamente la inyección letal [risas]. Hablando en serio, la horca me gusta mucho. Tiene el encanto de las cosas antiguas.