Francisco Bustillo arribó ayer al Aeropuerto Internacional de Carrasco procedente de España, país en el que se desempeñaba como embajador uruguayo, hasta que el presidente Luis Lacalle Pou lo designó canciller. El diplomático deberá estar cinco días en cuarentena debido a las regulaciones sanitarias, algo que genera tranquilidad en el seno del gobierno. “Es bueno tener cinco días durante los cuales es casi imposible que renuncie, porque hasta para esta administración sería un escándalo que un canciller se vaya tan sólo un par de días después de asumir”, reconoció una fuente de Presidencia de la República. “Pero ojo, la batalla no está ganada. El riesgo de que renuncie existe, porque va a estar trabajando online, pero confiamos en que su amistad con el presidente sirva para que no se vaya”. Uno de los motivos por los que Lacalle Pou recurrió a Bustillo es que se trata de una persona de su extrema confianza, a quien lo une además un vínculo de amistad. “Confío en que un amigo no va a ser tan sorete de anunciarle que se va mediante un mensaje de texto. Lo mínimo que puede hacer, si decide renunciar, es hablarlo con él personalmente. Y eso es muy bueno, porque no sólo nos da estos cinco días de gracia, sino que además, pasado este tiempo, le da la posibilidad al presidente de retrasar un encuentro con él. Algo tipo ‘sí, más vale, nos juntamos a charlar, yo te aviso cuando tenga un hueco en la agenda’, y después no llamarlo nada”, declaró la fuente consultada.