Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El miércoles por la noche, en Salto, un hombre acuchilló a dos frenteamplistas que colocaban carteles para la campaña por las elecciones departamentales, y una mujer recibió un golpe en la cara con un termo que le produjo fractura del tabique nasal. Uno de los heridos está grave, en tratamiento intensivo tras ser operado.

Los relatos e interpretaciones varían, y corresponde esperar los resultados de la investigación, pero en principio los hechos indican que la agresión tuvo por lo menos un componente político. Está claro que también es político su efecto, que introduce un factor muy preocupante en la campaña, en las relaciones entre partidos e incluso en la credibilidad de las instituciones (sobre todo porque el portavoz policial salteño se apresuró a decir que “fue una cuestión casual”).

Hubo varias expresiones de repudio a lo sucedido desde el oficialismo, pero el presidente del directorio del Partido Nacional, Pablo Iturralde, también consideró que correspondía expresar que, “aparentemente”, el atacante no tuvo “un móvil político”. Ante incidentes así (lamentablemente, no es el primero), resulta crucial que no quede margen para sospechar que se les quiere quitar trascendencia, y esto vale muy especialmente para la Policía y para las altas autoridades partidarias.

Mientras tanto, la política legítima transcurre en torno a los dos ejes principales de esta segunda mitad de 2020: las departamentales y el presupuesto para el próximo quinquenio.

El frenteamplista Daniel Martínez, que busca ser elegido por segunda vez como intendente de Montevideo por el Frente Amplio (FA), y es el favorito en casi todas las encuestas, ha asegurado que si triunfa cumplirá por completo su mandato. Esto implica que no se postulará nuevamente a la presidencia de la República en 2024, pero de todos modos, por haber sido candidato a ese cargo el año pasado, su figura tiene una proyección más allá de la campaña hacia setiembre, que lo involucra en otros escenarios (incluyendo el de la definición de quién o quiénes ejercerán el futuro liderazgo del FA). En la entrevista que publica hoy la diaria, Martínez se centra en cuestiones departamentales, pero abarca una temática más amplia.

En lo referido al presupuesto, continúa un forcejeo en múltiples frentes, que enfrenta las intenciones generales del oficialismo en materia de “ahorro” o “recorte” (tache lo que crea que no corresponde) con los reclamos de organizaciones sociales, las críticas del FA e incluso las aspiraciones de los responsables políticos en cada área del Estado, que pueden compartir en términos generales la idea de reducir el déficit fiscal, pero no quieren que eso comprometa, en particular, su gestión ni su prestigio.

Ayer se movilizó la Federación de Funcionarios de Salud Pública, para demandar que el presupuesto de ASSE aumente en vez de ser reducido, y también habló de sus necesidades en la materia el fiscal de Corte, Jorge Díaz, que no está por cierto en el mejor momento de sus relaciones con el Poder Ejecutivo pero tiene a su cargo, sin duda, una institución que a todos nos debe interesar que funcione bien.

Hasta el lunes.