Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El comienzo de la vacunación contra la covid-19 no pone fin a los problemas sanitarios de un día para otro, según indican el sentido común y las noticias que llegan de Europa, pero por supuesto es mejor que se empiece a vacunar cuanto antes, sobre todo a la población en mayor riesgo. Había grandes expectativas por lo que pudiera decir ayer al respecto, en la Comisión de Salud del Senado, el ministro Daniel Salinas. Lamentablemente, por ahora no hay grandes novedades, y sí algunos motivos nuevos de preocupación.

En una sesión de cerca de siete horas, el titular de Salud Pública y el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, les comunicaron a los legisladores que el Poder Ejecutivo sigue negociando con varios posibles proveedores en el marco de acuerdos de confidencialidad que le impiden informar sobre casi todo lo que importa.

El ministro dijo que la mejor hipótesis de las autoridades es poder inmunizar a unas 2.835.000 personas, pero aún no es posible garantizar que se vayan a comprar a la brevedad las dosis necesarias para ello, o qué vacunas se adquirirán, o cuándo y en qué cantidad llegarán las primeras.

De todos modos, Delgado aseguró, en una conferencia de prensa después de la reunión en el Senado, que el gobierno “está a punto de lograr el objetivo buscado”, y Salinas sostuvo que ya hay planes de vacunación, con previsiones distintas de acuerdo a lo que resulte de las negociaciones.

La variedad de esas previsiones tiene que ser, por ahora, muy amplia, porque las vacunas requieren diferentes condiciones de refrigeración y también porque, como se señaló en la comisión y en la conferencia de prensa, algunas son más convenientes que otras para uno u otro sector de la población a inmunizar. Por lo tanto, hasta que no se defina qué producto o productos llegarán al país, ni en qué proporción se dispondrá de cada uno si son varios, la previsión de las cuestiones logísticas sólo puede ser tentativa.

Por otra parte, Delgado insistió en que “el país [léase el Poder Ejecutivo, o quizá Presidencia] eligió ir por el camino más seguro”, y en que la elección de la vacuna más segura “no será del gobierno” sino de un grupo científico que está evaluando todas las opciones.

Sería realmente estupendo que los expertos le hubieran pasado a Presidencia una especie de lista de los mandados, indicando la cantidad de dosis que hay que comprarle a cada vendedor, y que la negociación en curso se refiriera sólo a los precios, pero uno tiende a suponer que la realidad es bastante más complicada.

Como señaló el propio Delgado, en este momento la demanda mundial supera ampliamente a la producción. Una cosa es lo que el Estado uruguayo quiere, y otra lo que está en condiciones de comprar, salvo que haya optado por no darle importancia a la necesidad de comenzar pronto (y esto, obviamente, no puede ser así).

Por otra parte, no sabemos todavía qué alcances tienen los acuerdos de confidencialidad, y quizá haya aspectos del negocio que no sea posible divulgar en ningún momento. En aras de la transparencia, habría sido mejor que las tratativas hubieran estado desde el comienzo a cargo de un grupo menos centrado en Presidencia.

Hasta mañana.