Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Los gestos simbólicos son una parte muy importante de la política, porque pueden instalar percepciones, construir relatos e incidir en la opinión pública.

De todos modos, un llamado a sala en el Parlamento sólo termina con expresiones de disconformidad mayoritaria en raras ocasiones, cuando alguna situación crítica fractura las habituales mayorías oficialistas. Aun en esos casos, manifestar que las explicaciones recibidas resultaron insatisfactorias no tiene ninguna consecuencia forzosa, y ni siquiera la censura hace obligatorio un cese, salvo cuando es apoyada por mayorías especiales.

En las juntas departamentales, la Constitución le otorga al partido ganador por lo menos 16 de las 31 bancas, de modo que es mucho más inusual que se produzca una desaprobación. Sin embargo, las fuerzas opositoras utilizan el mecanismo porque les da la oportunidad de mantener un tema en la agenda, porque siempre existe la posibilidad de capitalizar exposiciones poco convincentes, y también porque la otra opción que les queda se parece mucho a otorgar callando.

El hecho es que los ediles montevideanos del Partido Nacional pedirán, con apoyo de sus pares colorados, el llamado a sala a la intendenta Carolina Cosse para que dé explicaciones acerca del reparto, mediante estructuras del gobierno departamental, de alimentos recolectados por el Frente Amplio (FA). Por lo general, las actividades de la Junta Departamental de Montevideo no son prioritarias para los grandes medios de comunicación, pero quizá en esta ocasión lo sean.

También es simbólica, y dirigida a su tribuna, la insistencia del presidente Luis Lacalle Pou en plantear que el Mercosur permita a sus miembros realizar acuerdos comerciales con países ajenos al bloque, y pretender que tiene alguna chance de lograr tal resultado. Esa modificación de las normas actuales sólo podría ser decidida por un consenso, que no es alcanzable en la actualidad ni lo ha sido desde que se firmó el Tratado de Asunción, el 26 de marzo de 1991.

La inviabilidad de esa “flexibilización” no depende de que los gobiernos de turno sean más o menos derechistas o izquierdistas, sino de intereses económicos y geopolíticos que cada socio mantiene con independencia de que su presidente se apellide Rousseff o Bolsonaro, Macri o Kirchner.

También hay mucho de simbólico en torno al proyecto sobre personería jurídica sindical. Hace años que los actuales oficialistas afirman que revelarían no se sabe bien qué manejos indebidos, y ahora cumplen con su tribuna al colocarlo en la agenda legislativa, pero altos dirigentes del PIT-CNT no le ven inconvenientes, y otros recelan por motivos que también son simbólicos, partiendo de la base de que hay intenciones de dificultar y coartar la actividad sindical.

En cuanto a la decisión de que Televisión Nacional Uruguay vuelva a llamarse Canal 5, y más allá de consideraciones sobre marketing y marcas, el gesto puede simbolizar una voluntad de volver atrás, desandando caminos recorridos durante los gobiernos del FA.

Hasta mañana.