La cardióloga Ludhmila Hajjar comenzó a recibir amenazas en cuanto trascendió que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la consideraba una candidata a liderar el Ministerio de Salud, según dijo a CNN Brasil. “Recibí ataques, amenazas de muerte que duraron toda la noche, intentos de ingresar al hotel en el que estaba, pero estoy firme aquí y voy a volver a San Pablo para continuar mi misión, que es ser médica”, afirmó Hajjar, de acuerdo con Folha de São Paulo. “Me asustó, porque muestra que infelizmente buena parte de los malos resultados que Brasil tiene hoy son consecuencia de este tipo de actitud, que va a continuar”, agregó.
Se preveía que Hajjar fuera la cuarta ministra de Salud desde que la pandemia de covid-19 llegó a Brasil. La respuesta que el gobierno de Bolsonaro dio a la enfermedad generó sucesivas crisis en esa cartera.
En abril, un par de meses después de que se detectaran los primeros casos en el país, Bolsonaro desplazó del cargo al ministro Luiz Henrique Mandetta por discrepancias acerca de la estrategia que se debía aplicar para combatir el virus. El reemplazante de Mandetta, Nelson Teich, renunció poco después, en mayo, por la misma razón. Fue entonces que llegó al ministerio un funcionario que estaba de acuerdo con el presidente, el actual ministro Eduardo Pazuello, un general sin experiencia en el área de la salud.
Pazuello, como Bolsonaro, se opone al confinamiento y los cierres de la actividad, y recomienda la cloroquina como medicamento para la covid-19, pese a que a su efectividad no está probada. Su gestión ha sido cuestionada a tal punto que se investiga en la Justicia penal si es responsable de “omisión” y “falta de transparencia” en las decisiones que tomó la cartera y la manera en que incidieron en las consecuencias más graves de la pandemia. En Brasil el coronavirus ya dejó más de 278.000 muertes y sumó 11,5 millones de casos.
En los últimos días, se supo que Bolsonaro había decidido cambiar de titular de Salud, y que incluso se reunió con Hajjar para ofrecerle el cargo.
Hajjar es una figura con posiciones muy distintas a las de Pazuello acerca de cómo enfrentar la crisis sanitaria. Su nombre no era una elección de Bolsonaro, sino una decisión impulsada por los aliados de derecha del gobierno en el Parlamento, que presionan por un cambio de política en el ministerio. Por eso, cuando comenzó a sonar el nombre de Hajjar, hubo una reacción de rechazo a la médica de parte de los bolsonaristas en las redes sociales.
Este lunes, Hajjar confirmó en la entrevista con CNN Brasil que el presidente le propuso encargarse del ministerio, pero dijo que, aunque se sintió “extremadamente honrada con la invitación”, decidió rechazarla porque no está de acuerdo con el presidente en cómo manejar esta crisis. “La ciencia está por encima de la ideología”, dijo.
Explicó que mientras que Bolsonaro se opone a medidas como el confinamiento de la población, “ya está probado científicamente que eso salva vidas”.
La decisión del presidente de desplazar a Pazuello del ministerio también fue confirmada de manera implícita por el vicepresidente, Hamilton Mourão, quien habló públicamente sobre un reemplazo en ese cargo. Según informó Folha de São Paulo, Mourão dijo que es muy difícil que alguien asuma como ministro y logre “arreglar todo de la noche a la mañana”, y responsabilizó a los ciudadanos por la crisis. “A nuestra población no le gusta respetar reglas. No es la naturaleza de nuestro pueblo. Nuestro pueblo es un pueblo más libertario, le gusta circular en las calles, festejar. En el momento en que hay que pasar dos, tres meses sin poder disfrutar de estos placeres de la vida, son pocos los que aguantan”.
En la noche de este lunes se supo que el médico Marcelo Queiroga, hasta ahora presidente de la Asociación Brasileña de Cardiología, asumirá la titularidad del Ministerio de Salud.
Washington contra la Sputnik V
Un reporte anual de 2020 del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recogido por varios medios de Brasil, entre ellos Brasil 247 y la revista Fórum, señala que el gobierno estadounidense “persuadió” a Brasil de que no comprara la vacuna rusa Sputnik V. El documento señala que la Oficina de Asuntos Internacionales (OGA, por su sigla en inglés) de ese departamento coordinó con otras agencias del gobierno estadounidense acciones para “fortalecer los lazos diplomáticos y ofrecer servicios técnicos y asistencia humanitaria para disuadir a los países de la región de aceptar ayuda de estados mal intencionados”.
Un ejemplo de esta coordinación incluye “el uso de la oficina del Agregado de Salud de OGA para persuadir a Brasil de rechazar la vacuna rusa contra la covid-19 y ofrecer asistencia técnica a los CDC [Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades] en lugar de que Panamá aceptara una oferta de médicos cubanos”.