Los combates en la región del Donbass, situada en el este de Ucrania, junto a la frontera con Rusia, volvieron a intensificarse desde comienzos de abril. Allí el Ejército ucraniano está en una situación de guerra intermitente con separatistas prorrusos desde 2014.
De acuerdo a lo que informó France 24, desde hace varios días Ucrania acusa a Rusia de enviar numerosas tropas y material militar a la frontera entre ambos países para preparar la entrada de sus fuerzas militares a los territorios separatistas. Dicha actividad fue confirmada tanto por ucranianos como por estadounidenses.
Según afirmó el gobierno ruso este martes, sus tropas cerca de la frontera con Ucrania “están realizando ejercicios militares”. Por su lado, y como muestra de preocupación por la situación, el presidente de ucraniano, Volodimir Zelenski, visitó viernes a las tropas de su país en el frente.
Hace unos días, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, había dicho que Rusia “desplaza sus tropas entre los límites de su territorio como quiera. Eso no debe inquietar a nadie y no constituye una amenaza”. Pero como era inevitable, la situación generó amplias repercusiones internacionales en virtud de la importancia geopolítica de las acciones rusas en esta zona en la que históricamente tuvo y tiene una influencia enorme.
Es por esta razón que este martes el presidente estadounidense, Joe Biden, se comunicó telefónicamente con su par ruso, Vladimir Putin. Según informó la agencia de noticias EFE en base a un comunicado emitido por la Casa Blanca, Biden le pidió a Putin que “rebaje las tensiones” con Ucrania y le manifestó su “preocupación” por la movilización militar rusa en la frontera con ese país. Durante la conversación, el mandatario estadounidense también le propuso a Putin mantener “una cumbre en un tercer país”, en algún momento de los “próximos meses”, para “conversar sobre todos los temas que enfrentan a Estados Unidos y Rusia”.
También está muy atenta a lo que sucede en la zona la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Durante una conferencia de prensa en la que se presentó acompañado por el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmitro Kuleba, el secretario general de la entidad internacional, el noruego Jens Stoltenberg, exigió a Rusia que detenga “de manera inmediata” la movilización militar rusa en la frontera con Ucrania y aseguró que esa concentración de fuerzas es “injustificada” y “profundamente preocupante”, de acuerdo a lo que informó la agencia AFP. “Rusia debe poner fin a esta concentración militar en Ucrania y sus alrededores, debe detener sus provocaciones inmediatamente”, declaró Stoltenberg.
Si bien Rusia sostiene que estos movimientos de tropas son internos y no tienen ninguna finalidad bélica, en los hechos constituyen una amenaza clara a Ucrania, una provocación a la OTAN y a la Unión Europea, y también un tanteo a Estados Unidos.
El conflicto en el este de Ucrania, en particular en las regiones de Donetsk y Luhansk, estalló a principios de 2014 entre milicias separatistas prorrusas –que cuentan con el apoyo militar y logístico de Moscú– y el Ejército ucraniano. En mayo de ese año, los separatistas declararon la independencia de los dos territorios, situación que no contó con reconocimiento internacional. En 2015, tras arduas negociaciones, entró en vigor un alto el fuego, que fue violado continuamente por ambas partes; debido a ello, hace ocho meses se acordó un nuevo cese de hostilidades, que llevó a una sustancial desescalada del conflicto.
Sin embargo, en lo que va de este año el Ejército ucraniano informó que 19 de sus efectivos fueron asesinados en el marco del conflicto en la zona. Desde principios de 2021, el gobierno ucraniano ha denunciado cerca de 600 violaciones del alto el fuego, y la misión especial de supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa también registró cientos de violaciones del alto el fuego.