Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La iniciativa de referéndum contra 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC) ha sido un proceso complejo y lleno de dificultades. Pese a esto, a 17 días del 9 de julio, cuando se cumplirá el plazo para entregar unas 675.000 firmas válidas a la Corte Electoral, alcanzar la meta sigue pareciendo difícil pero ya no imposible, y la recta final se carga de tensión y expectativas.

La comisión que impulsa el referéndum anunció ayer que ya cuenta con 572.551 firmas. Sin contar las que ya están en papeletas pero no han sido entregadas, faltan algo más de 100.000 para la cifra establecida en la Constitución, y bastantes más para lograr la cantidad que los organizadores desean, a fin de estar a cubierto en el proceso de verificación. El objetivo que se han fijado para llegar con holgura es conseguir unos 8.000 apoyos por cada día que queda.

Para evaluar la situación, conviene repasar el proceso.

La LUC llegó al Parlamento cuando la oposición política y social a este gobierno no había logrado acordar un orden de prioridades, entre el impacto de la victoria electoral de la “coalición multicolor” y el de la emergencia sanitaria, que trastocó todas las previsiones (incluyendo las del oficialismo).

A su vez, la redacción del proyecto tuvo un trámite accidentado debido a diferencias internas oficialistas. Quedaron por el camino varios artículos que el presidente Luis Lacalle Pou deseaba incluir, algunos antes de que se presentara la iniciativa y otros luego, cuando fue evidente que no reunirían los votos necesarios para ser aprobados. A esto hay que agregarle que, durante la discusión parlamentaria, los frenteamplistas lograron aprovechar algunas de esas diferencias para que la redacción de otros artículos fuera, a su criterio, menos mala.

Estas debilidades oficialistas se volvieron en parte fortalezas con miras al referéndum, porque la LUC aprobada no tiene algunos de los contenidos que podrían haber sido el centro de una campaña en su contra, y porque el Frente Amplio no quedó con las manos libres después de haber participado en negociaciones para modificar el texto, e incluso votar parte de él.

Como el debate para decidir qué artículos se impugnarían fue largo y engorroso, quienes impulsan el recurso perdieron semanas que podrían haber dedicado a comenzar la recolección de firmas, y, por supuesto, la evolución de la pandemia planteó grandes obstáculos a esa tarea.

Esa evolución pasó a ubicarse en el centro de la agenda, y tanto las polémicas al respecto como otras que enfrentaron al oficialismo y la oposición (incluyendo las vinculadas con el Presupuesto y las elecciones departamentales) le quitaron espacio a la cuestión de la LUC, que ha sido difícil de identificar como causa directa de los problemas priorizados por la ciudadanía (entre otras cosas, porque los defensores de la norma han evitado el debate público).

Además, quizá muchas personas no firmaron porque el objetivo les parecía inalcanzable. Este último factor es uno de los que podrían revertirse ahora, cuando los apoyos que faltan son menos y la propia cercanía del 9 de julio aumenta la atención hacia la campaña. Serán 17 días muy intensos.

Hasta mañana.