Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Si el carnaval de Estados Unidos fuera parecido al nuestro, la persona más parodiada sería el diputado George Santos. Les cuento: Santos resultó electo en noviembre, pero antes de que asumiera, en los primeros días de enero, se encontraron decenas de falsedades en sus distintos currículums y otras formas de presentación. Mintió acerca del colegio al que asistió, inventó que había sido estrella de vóleibol de ese colegio, dijo que trabajó para las financieras Goldman Sachs y CitiGroup pero estas no lo tuvieron en su planilla, dijo ser judío pero hace unos años se presentaba como católico, afirma estar casado pero no aparece el acta de matrimonio, dijo que sus abuelos murieron en el Holocausto judío pero está probado que no. Además, varias personas afirman haberlo conocido bajo otro nombre, hay testigos de que cometió delitos menores y mezquindades varias, y en Brasil, de donde proviene su familia, afirman que compitió en un concurso de drag queens, aunque él lo niega, dado que el Partido Republicano, por el que fue elegido, está lanzado en una campaña contra las demostraciones públicas de drag.

Santos es un problema para los republicanos estadounidenses, porque mientras la rama del partido del estado de Nueva York, donde fue elegido, le pide la renuncia, a nivel nacional todavía no se ha tomado una resolución debido a la inestabilidad de una interna sacudida por el trumpismo. Santos, que se niega a abandonar su banca, mintió asimismo sobre su título (es casi obvio aclararlo).

En Uruguay, por estos días, un dirigente político también está cuestionado por la falta de un papel que acredite la formación que decía poseer. Adrián Peña, ministro de Ambiente, será juzgado hoy y mañana por sus correligionarios del sector colorado Ciudadanos, que lidera, debido a la polémica desatada desde hace unos días en torno a la indeterminación de su estatus como estudiante de la Universidad Católica.

Es poco probable que en esa reunión interna Peña cite el caso de Santos como atenuante, aunque tal vez sobrevuele el espíritu benigno con el que se trataron casos similares, como el de Jenifer Cherro, directora de Secundaria que incluyó en su CV un posgrado inexistente y fue perdonada por las actuales autoridades.

Agravantes, en cambio, hay varios. En la memoria colectiva persiste la fantasmática licenciatura en genética de Raúl Sendic, quien, aunque no sólo por la invención de ese título, debió abandonar la vicepresidencia de la República. Por entonces –corría 2017– Peña tenía abandonados sus estudios en administración de empresas, pero fue muy duro con Sendic, como ahora se le recuerda desde la misma red social desde donde exigía la renuncia del vicepresidente.

También juega en su contra la firmeza con la que él mismo actuó recientemente al juzgar el accionar de la exsubsecretaria de Relaciones Exteriores Carolina Ache, que renunció a su puesto ante la falta de apoyo de Ciudadanos. Ahora es ella la que recuerda ese precedente ético que se autoimpuso el sector.

Mientras tanto, Pedro Bordaberry, que para su probable retorno a la política desea recuperar a cuadros de Ciudadanos, como lo fue la propia Ache, debe observar el pequeño drama con atención. El Partido Colorado, como dice Tabaré Viera en esta entrevista, está en un momento complicado por la falta de liderazgos renovadores.

En la televisión estadounidense, Santos es una figura omnipresente en los programas humorísticos. Acá Peña, al que parece que cada vez le faltan más materias para recibirse, ya es parte de algunas mechas en los tablados.

Hasta mañana.