Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El proyecto de reforma constitucional “contra la usura y por una deuda justa”, impulsado por Cabildo Abierto (CA) mediante recolección de firmas, quedó descartado ayer en forma definitiva. Esto habilita varias reflexiones interesantes.
La iniciativa se lanzó a mediados de 2023, pero no reunió a tiempo los 272.288 apoyos requeridos para que se plebiscitara junto con las elecciones nacionales del año pasado y CA decidió continuar su campaña, a fin de que la consulta popular fuera simultánea a las próximas departamentales del 11 de mayo. Con esa intención, a comienzos de octubre de 2024 entregó papeletas con más de 322.000 rúbricas a la Corte Electoral, pero la revisión descartó una cantidad que no permitía llegar a las necesarias, y los cabildantes solicitaron, con éxito, que se convocara a ratificar firmas rechazadas. Hacía falta que el domingo y ayer comparecieran a confirmar su apoyo 27.154 personas, y la asistencia no estuvo ni cerca de esa cantidad.
Conseguir el respaldo exigido no es fácil, pero CA había recibido una cantidad semejante de votos en 2019 y el problema de sobreendeudamiento personal para el que pretendía aportar soluciones afecta a muchísima más gente, como quedó demostrado con la respuesta al Programa Voluntario de Reestructuración de Deudas (PVR) articulado por el Banco Central, los bancos privados y las administradoras de crédito, que se lanzó a comienzos de julio del año pasado.
El proyecto cabildante tenía varios puntos débiles y su aprobación habría empeorado la situación en el mercado de los préstamos personales, pero se trata de un tema complejo, los argumentos en contra son relativamente difíciles de explicar y la propuesta planteada podía parecerle atractiva y convincente a un gran número de personas. Sin embargo, la iniciativa fracasó.
Los motivos fueron, seguramente, varios. Por un lado, en las consultas populares siempre hay un porcentaje importante de la ciudadanía que llega al día de la votación sin saber qué se propone o con información escasa sobre los argumentos a favor y en contra. Por otro lado, es preciso desplegar en todo el país una estructura capaz de informar, de convencer y de manejar con eficiencia una enorme cantidad de papeletas. Obviamente, CA no lo logró.
También es un hecho que los resultados exitosos de plebiscitos han tenido, históricamente, relación con una amplia articulación de organizaciones sociales y políticas, que en este caso no existió, y con decisiones partidarias de repartir papeletas del Sí junto con sus listas. Ahora hemos confirmado, además, que el atractivo de CA cayó mucho durante el último período de gobierno, como venían indicando las encuestas: en 2019 Guido Manini Ríos logró 268.736 votos, y en 2024 sólo 60.549. En realidad, el apoyo a la reforma constitucional estuvo muy por encima de su convocatoria electoral.
Por último, pero no con menor importancia, hay otro factor a tener en cuenta: incluso en cuestiones complicadas, y pese a las tentaciones del populismo, muchas personas son capaces de razonar con prudencia y desconfiar de presuntas soluciones simples. Esa es la valiosa base de que existan mecanismos de democracia directa.
Hasta mañana.