Al ingresar al Teatro de Verano la noche del domingo 13 la gente recibía en la mano un folleto con un código QR que decía: “Bienvenidos a la primera parodia interactiva del Carnaval. Queremos que participes activamente porque lo que eliges cambia el sentido del espectáculo. Vos decidís lo que querés ver. Sólo tenés que escanear el código, conectarte a jugar y votar. Lo que la mayoría vote sucederá en el escenario”.

Los parodistas Los Muchachos este año apostaron por la innovación: el público incide en algunos aspectos del espectáculo, como qué personaje ingresa en una escena o qué personajes se pelean.

Maximiliano Xicart, uno de los letristas del conjunto, habló con la diaria sobre esta decisión, sus posibilidades y desafíos.

¿Cómo surgió la idea de armar un espectáculo interactivo?

En las reuniones creativas. Somos tres letristas y también participaron el Colo Gianarelli, director artístico, y el compañero que terminó desarrollando la página web. Nada nos convencía y yo estaba con que esta vuelta al mundo luego de la pandemia tenía que resignificar la relación con el público en los espectáculos en vivo. Manejaba dos principios: que la gente se divirtiera y hacer algo que cambiara la experiencia del usuario-espectador. ¿Qué hace que el espectáculo en vivo me ofrezca algo distinto a verlo desde mi casa después de dos años de ver todo en mi casa? Tomé la idea de un proyecto de Plan Ceibal en el que trabajé, una novela educativa transmedia, una especie de elige tu propia aventura. Éramos mucho más ambiciosos, la idea era que pudieras elegir el final, ver una escena sí y otra no, como en Black Mirror: Bandersnatch. Después en la práctica es mucho más difícil. Hay que producir mucho más material, si queríamos que la gente viera una escena y no la otra había que escribir el doble y ensayar el doble.

¿De qué manera incorporaron el recurso en el texto?

Fuimos conservadores en eso: primero hicimos todo el espectáculo de corrido y después incorporamos las decisiones. Para eso también decidimos hacer una sola parodia, que en la categoría fue raro. Hubo muchas dudas y discusiones en el medio, sobre todo con los dueños y con los componentes por si la gente iba a estar más pendiente del celular que del espectáculo. Mi argumento es que la gente ya está pendiente del celular, uno se distrae, entra a redes o te cae un whatsapp; yo siento que la tensión está.

Y la aprovecharon.

Exactamente. Es una batalla perdida pretender que no se use el celular. El objeto está ahí. El que no lo quiere usar ve un espectáculo de corrido en el que se menciona que se toman decisiones; el que lo quiere usar va votando y lo tenés con el celular en algo que tiene que ver contigo, con el espectáculo. Nos parecía un plus probarlo.

¿Cómo fue armarlo, llevarlo a la práctica?

Ezequiel Alemán, que está haciendo un doctorado en Gamificación, me pasó un pique de estructura: hay que empezar por decisiones simples. Primero armamos niveles de decisiones; simples, cómo querés que entre vestido un personaje o qué querés que haga, y decisiones complejas: qué querés que vaya o que no vaya [en el espectáculo], que puede cambiar la historia. Al final nos quedamos con decisiones simples y tenemos un par de complejas por la práctica del carnaval, que no es que escribís el espectáculo y después lo ensayás, sino que lo vas escribiendo y después lo probás en los tablados y seguís reescribiendo, y si encima le sumás las decisiones… Teníamos que hacer que la gente votara, cerrar, tener el resultado, comunicar a los actores los resultados. Fuimos aprendiendo de los tiempos, la votación tiene que suceder mucho antes de la escena porque tenés que tener todo resuelto. No hay experiencia de esto en ningún espectáculo de carnaval.

Foto del artículo 'Los Muchachos estrenó el primer espectáculo interactivo del carnaval'

Los ejemplos que mencionaste son digitales, en vivo eso cambia.

Totalmente, son distintos los tiempos y el nivel de delirio que puede tener. Bandersnatch llega un momento que es un absurdo. Queríamos llegar a eso pero nos ganó el vivo, la práctica. El texto es lo que sucede en el escenario y hacer un espectáculo es una negociación con los actores, a cuánto están dispuestos ellos en esta locura. Nosotros tenemos diez decisiones registradas en el texto, de esas llegamos a siete en el Teatro de Verano, otras las ocultamos, las vamos a usar en otra ronda, porque nos dimos cuenta de que enloquecían o quedaban muy pegadas. Aprendimos también qué es lo que a la gente le gusta más votar, las preguntas de chiste votan menos y con las más disruptivas la gente se copa más; mientras más rompen la lógica del espectáculo la gente más se divierte, porque la gente es mala y quiere que pasen cosas absurdas [se ríe]. Un problema que tuvimos es que se cayó el sistema, se conectaron 15.000 personas; estamos hablando de que en el Teatro de Verano entran 5.000, la gente que miraba por televisión también votaba.

¿Cuál es la logística del sistema?

Es manual, es imposible hacerlo tecnológico porque hay que ir ocultando preguntas. En todos los tablados hay que manejarlas, así que dos de los suplentes, Benjamín y Martina, de 17 y 18 años, se coparon y son los que entran, manejan el panel de edición, habilitan preguntas, ocultan otras, habilitan la votación, van a decirles a los componentes. Benjamín se quedó sin señal en el Teatro de Verano, así que tuvo que salir y todo el tiempo corría a avisarme y yo tenía que avisar qué se votaba.

¿Y cómo vota la gente?

Fue una discusión enorme cómo hacía la gente para votar; si hacíamos una app que se descargara o en la que hubiera que loguearse era una complicación. Al final armamos un sitio web y hubo que pensar de qué manera no molestar al usuario-espectador. Decirles que entraran a la web era complicado, así que optamos por el código QR, que está en las redes sociales de Los Muchachos y en los folletos.

¿Identificaron cosas a mejorar para la segunda rueda?

Ver de qué manera se puede superar el problema de la cantidad de gente en la página, la logística dentro del Teatro de Verano, que se corta la señal. Tener más preguntas y haber dejado siete nos posibilita a cambiar por otras más atractivas para que la gente vote, esta vez fuimos a lo seguro. Después variaremos algún chiste y el funcionamiento. Ahora que fue el Teatro de Verano y hay más rodaje, supongo que más gente querrá jugar.

¿Cuál es tu sensación después de probar el juego interactivo en el Ramón Collazo?

Es una herramienta que está bueno seguir explorando. Me hubiese gustado haber llegado al nivel que queríamos al principio, pero también entiendo que uno tiene objetivos y aproximaciones. Lo importante es romper y probar algo nuevo. No digo que esto sea el futuro del carnaval, eso sería muy ambicioso, pero que haya espectáculos que cada tanto prueben con esto o que el espectador sienta que es creador del contenido es algo que cambia la relación en vivo y es el camino que deberíamos explorar.