Las madrugadas en el subsuelo de Arteatro, cada vez que Cyranos se quedaba a celebrar sus pasadas por el Teatro de Verano o en las noches de fallos, inevitablemente terminaban en cantarolas. En aquel elenco que marcó una huella en el humorismo, estaba Jimena Vázquez, quien desde niña mamó el espíritu de la murga de cerca. “Cuando era chica mi tío salía en Diablos Verdes, y yo iba a La Teja a chusmear un poco”, afirma la máxima figura del Carnaval 2018 y una de las artistas más importantes de nuestra fiesta.
Es que más allá de su explosión desde que desembarcó en la televisión como parte de La culpa es de Colón – Mujeres, y de que en el teatro también es una figura reconocida, Jige respira carnaval. Este año, tras la experiencia con los parodistas Los Muchachos, debuta en la categoría murga con Nos Obligan a Salir. La murga de la Aduana celebra sus 100 años apostando por ella y Petru Valensky como principales actores para llevar adelante la propuesta.
El espectáculo 2023, en el que un matrimonio entre Juan Carlos Uruguay y María Democracia se esmera en no romper su relación, se desarrolla un formato clásico, con un protagonismo total de Vázquez en los enganches de los bloques y también en cada uno de los cuplés, de los cuales el de la reina Isabel y Carlos se roban las mayores risas de la platea.
¿Qué sensaciones vas encontrando en este carnaval con tu debut en murgas?
Me tiene muy contenta, era un sueño para mí salir en murga. Siempre quise estar en esta categoría a ver qué sucedía. Y, encima, compartir tablas con el Zurdo, con Emiliano, con Petru es una gran emoción y una gran alegría. La barra es divina.
En un conjunto con varios murguistas de renombre que te rodean. ¿Cómo fue el proceso de ir insertando tu arte en la propuesta?
Mi arte lo voy metiendo de la mano de lo que es el espectáculo, que fue concebido por Joaquín Olivera, Sebastián Mederos y José María Novo. Trata de una Democracia y un Uruguay, que son parte de una cooperativa, están por cumplir 40 años de casados y se intenta que no se peleen, que sigan juntos. Estar al lado de Petru Valensky es estar aprendiendo todos los días. Creo que la murga viene muy linda, muy divertida.
¿Cómo la llevás con la parte coral?
La llevo bien… A veces me pasa que quedo muerta porque termino de cantar, salgo a hacer los enganches, me pongo a cantar. Diego Berardi, el encargado de los arreglos, que es otro crack, me dice Jige: si querés esto no lo cantes… Y yo lo quiero cantar. Creo que la categoría de murgas para cualquier carnavalero o carnavalera es muy atrapante tanto desde el punto de vista del espectador como para hacerla. Entonces sí, estoy cumpliendo un gran deseo. Vamos a ver qué sucede.
El número de mujeres en murga sigue siendo escaso en comparación con el de los hombres, pese a que algunos conjuntos van abriendo las puertas. ¿Cómo ves el avance en ese sentido?
Lo voy viendo. Los cambios no son de un día para el otro; hay un proceso, hay una transición que estamos viviendo. Siempre hay más cosas para hacer, pero creo que lo que se está haciendo ya es importante. Son cambios de cabeza. Obviamente, las denuncias en Varones Carnaval, más allá de todos los matices y las cuestiones que pudieron tener, son algo que se visibilizó y está bueno seguir por ese rumbo.
Yo siempre digo que en el arte en general, y en el carnaval en particular, no tiene que importar el género. Importa lo que la persona es y lo que como artista pueda aportar. Esta murga era una de esas que quizás era masculina de más, pero se abrió la cancha, me invitaron. No por el hecho de tener una mujer en la murga, sino por lo que puedo aportar artísticamente. Y eso, los cambios se hacen desde adentro y acá estamos, cambiando desde adentro el carnaval.