Carlos Gardel e Isla de Flores volvieron a convocar a miles de personas en la segunda noche del Desfile de Llamadas. El público disminuyó en comparación con el viernes, cuando se realizó la primera jornada, pero no el ánimo de fiesta.

Antes de que desfilaran los conjuntos que concursan, participaron la comparsa inclusiva Balelé, Narcóticos Anónimos, el carro oficial del carnaval que homenajea los 300 años de Montevideo y Mundo Afro.

A las 20.00 pisó Isla de Flores La Sara del Cordón, comparsa debutante en las Llamadas, otrora Sarabanda (el cambio de nombre se debe a desacuerdos entre los herederos de César Pintos, fundador y director, fallecido el año pasado).

La Explanada, durante el Desfile de Llamadas, el 11 de febrero.

La Explanada, durante el Desfile de Llamadas, el 11 de febrero.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Los momentos previos a la salida de cada comparsa eran de emoción, nervios y práctica. Pablo Gurri, gramillero de La Malunga, dijo a la diaria: “Este día es especial. Vos te parás ahí, arrancan los tambores y es otro mundo. Es una felicidad que solamente la tiene la persona que está, que le gusta y que lo siente”.

Sobre el rol que ocupa este año en la comparsa, Gurri relató: “La gramilla es un baile de seducción. Vas jugando, te divertís. Yo dejé el tambor para arreglar la gramilla porque se vive de otra manera. No importan las cuadras ni el calor”.

Igual que el viernes, el cronograma se cumplió sin demoras y la jornada terminó antes de las dos de la madrugada. El público resistió el calor y bailó, aplaudió y vitoreó a las comparsas. Residentes, habitués de esta fiesta y gente extranjera que experimentaba las Llamadas por primera vez se mezclaron en las veredas: libres y partícipes en las dos primeras cuadras sin vallas, contenidas en las siguientes.

Carlos Amón, parte de la cuerda de pianos de L.C.V, definió lo que sucede antes de desfilar como una “ceremonia” en la que “se habla para tener más fuerza, la llamada es lo principal de todo”.

Barrica, durante el Desfile de Llamadas, el 11 de febrero.

Barrica, durante el Desfile de Llamadas, el 11 de febrero.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Para muchas personas las Llamadas son parte de su trayectoria vital. Participan desde la infancia, o se acercan de grandes y salen durante años. Francisco González, por ejemplo, salió por primera vez a los ocho. Desde hace seis veranos es escobero de Samburú Morán, una comparsa de Fray Bentos. Contó que el escobero era el que limpiaba los caminos y que este año el conjunto homenajea a los personajes típicos. El soporte familiar y barrial es característico del candombe y de las Llamadas. Viviana Pintos, vedette de Ubuntu, las describió como “una jornada de mucho compañerismo, nos ayudamos, cosemos, pintamos, todo lo que falte, estamos ahí. Es cuando realmente nos unimos como grupo”. Este año ella debutó como vedette, luego de ocho años haciendo carnaval: “Llegar un pasito más es hermoso”, aseguró.

A la una de la madrugada salió a desfilar La que Mueve Ciudad del Plata, última comparsa del concurso. Detrás, la invitada, Son del Sur, cerró la noche y las Llamadas 2024. En la madrugada del lunes se darán a conocer los fallos.

Hechiceros, durante el Desfile de Llamadas, el 11 de febrero.

Hechiceros, durante el Desfile de Llamadas, el 11 de febrero.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

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