Un artículo publicado en la prestigiosa revista Nature por investigadores de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Royal Holloway de Londres es doblemente alarmante. Por un lado, el biólogo Harry Siviter y sus colegas demostraron que dosis subletales de pesticidas cuyo principio activo es la sulfoximina alteran la cantidad y tipo de descendencia en colonias de abejorros. Eso ya es preocupante de por sí, pero se agrava con otro dato: este tipo de pesticidas comenzó a comercializarse y a aprobarse en varios países del mundo como un sustituto de los pesticidas neonicotinoides, ya que se había demostrado que causaban efectos no deseados en los insectos polinizadores, entre ellos, las abejas y los abejorros. Dicho de otra manera: el sulfaxaflor no es la solución para los apicultores y la ya constatada mortandad de abejas como consecuencia de agrotóxicos.
Un poco de contexto
En su paper, los investigadores destacan que “la agricultura extensiva depende de pesticidas para maximizar la cosecha de los cultivos” y afirman que “los neonicotinoides son los insecticidas más usados a escala global”. Como la evidencia creciente demuestra un impacto negativo de estos productos en polinizadores y otros organismos que no son su blanco, ha llevado a prohibiciones y restricciones del uso de los neonicotinoides y a la búsqueda de productos alternativos. Entonces señalan: “Los insecticidas basados en la sulfoximina son los sucesores más probables, y su uso ha sido aprobado o está a consideración en múltiples mercados, incluida la Unión Europea, donde ciertos neonicotinoides (imidacloprid, clothianidin y thiamethoxam) están ahora prohibidos para su uso en la agricultura fuera de invernaderos de estructura permanente”.
El asunto es que, como bien dicen los investigadores, “hay una necesidad urgente de evaluar preventivamente el potencial efecto subletal en los polinizadores de los pesticidas basados en sulfoximinas, dado que esos efectos son raramente detectados por las pruebas ecotoxicológicas estándar pero pueden tener impactos mayores en escalas ecológicas más grandes”. Fue así que se propusieron estudiar esos efectos que hasta ahora no habían sido puestos bajo la lupa de la ciencia. Los resultados no fueron ni alentadores ni sorprendentes: “En este trabajo mostramos que la exposición crónica al insecticida sulfoxaflor, con el principio activo sulfoximina, a dosis consistentes con la exposición posrociado, tiene severos efectos subletales en las colonias de abejorros”.
Abejorros con menos abejorritos
Para sus experimentos, los investigadores ingleses recolectaron 332 reinas de abejorros silvestres de la especie Bombus terrestris, las llevaron al laboratorio, y con 249 individuos desparasitados lograron formar 52 colonias. Mientras la mayoría de los estudios de este tipo se lleva a cabo con abejas melíferas comerciales, en este caso los autores decidieron ir por abejorros silvestres para obtener una mayor fidelidad ecológica. A la mitad se les administró a voluntad agua azucarada con sulfoxaflor en una concentración similar a la que puede encontrarse en el néctar de cultivos a los que se rocía con el pesticida, mientras que a la otra mitad, de control, se le dio sólo agua con azúcar durante dos semanas. Los abejorros y abejorras fueron luego llevados al exterior, donde no se los alimentó más con ninguno de los dos preparados, para observar el comportamiento y el desarrollo de la colmena en condiciones de campo.
El equipo encontró que a partir de la segunda semana al aire libre, aquellas colonias que habían ingerido el agua azucarada con sulfoxaflor producían menos abejorras obreras que las colonias de control y 54% menos de crías reproductivas (reinas y zánganos). Más inquietante aun: de las 36 reinas obtenidas, ninguna procedía de las colonias expuestas al pesticida. De esta manera, los científicos concluyen que el impacto del sulfoxaflor que observaron “se puede comparar con experimentos previos centrados en la exposición a neonicotinoides”, y terminan advirtiendo desde las páginas de Nature: “Nuestros resultados alertan sobre el uso de sulfoximinas como sustituto directo para los neonicotinoides. Para evitar proseguir con el ciclo de nuevos pesticidas lanzados y luego removidos del mercado, con impactos concomitantes en el ambiente, es necesario reunir evidencia lo más amplia posible antes de implementar políticas y regulaciones”.
Europa no está tan lejos
“El experimento que hicieron con abejorros salvajes es muy interesante. Por lo general se trabaja con abejas porque es el polinizador más fácil por disponibilidad y porque es el que tiene más prensa, pero es muy importante expandir estos estudios en polinizadores nativos”, dice Karina Antúnez, del Departamento de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), quien no participó en el trabajo publicado en Nature pero está encargada de dos proyectos que estudian la relación entre pesticidas y abejas en nuestro país.
Estudiar a los otros polinizadores es importante, porque la tarea que realizan no puede llevarse a cabo sólo con las abejas que producen miel. “En Uruguay los polinizadores nativos son los abejorros y no las abejas. Tenemos dos especies, Bombus bellicosus y Bombus atratus, que son importantes para la polinización, y se está trabajando sobre ellos con un grupo de la Facultad de Ciencias” comenta, y de hecho agrega que en sus dos proyectos, uno financiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (“Impacto de los agroquímicos en la salud de las abejas melíferas”, ganador en 2017 del Fondo Clemente Estable con 1.300.000 pesos asignados) y otro tras obtener el premio Por las Mujeres en la Ciencia de L’Oréal-UNESCO (“Avances en la investigación de la despoblación de colmenas de abejas melíferas en Uruguay: una mirada a los pesticidas”) el sulfoxaflor será uno de los pesticidas a analizar.
“Cuando hace un año escribimos proyectos de investigación que incluyen el sulfoxaflor, en la base de datos de propiedades de los pesticidas el espacio para el efecto en las abejas estaba vacío. Se ve que eso cambió debido a estudios hechos en el último tiempo o que hace poco se agregaron a la base de datos y hoy se indica que son tóxicos para abejas y gusanos de tierra”, cuenta apreciando el trabajo de sus colegas ingleses, ya que hasta esta publicación “lo que estaba reportado era la dosis letal 50, es decir, la dosis que causa la mortalidad de 50 % de las abejas a las que vos expusiste. Esa es una dosis letal, pero es poco probable que las abejas se encuentren en el campo con esas dosis, y es un argumento que usan los que están a favor de los pesticidas”. Para la investigadora compatriota “es muy importante hacer estudios crónicos y con dosis subletales, para demostrar que aun en dosis mucho más bajas que las reportadas, los pesticidas pueden causar efectos que no son directos –cuando ves los abejorros muertos luego de la aplicación–, sino otros efectos que no se ven a simple vista, como, en este caso, la disminución de la cantidad de crías o, como vamos a estudiar nosotros, el efecto en el sistema inmune de las abejas o en la microbiota”.
Sobre la aprobación del sulfoxaflor en Uruguay, que tuvo lugar el año pasado, Antúnez señala que en ese momento no había mucha información “y no se tenían muchos datos sobre el daño que podía ocasionar a las abejas. Igual no se deberían aprobar nuevos pesticidas sin que se hagan estudios profundos sobre los efectos en organismos que no son el blanco”. Con un poco de resignación, afirma: “No hay forma polite de decirlo, pero hay intereses que pesan más que otros”. Sin embargo, hay esperanza: la inclusión del estudio de estos pesticidas en sus proyectos provino del Estado: “En los diferentes proyectos que tenemos aprobados vamos a estudiar el efecto de varios pesticidas, como el glifosato o el imidacloprid. La idea de estudiar el sulfoxaflor surgió directamente de la gente de la Dilave [División Laboratorios Veterinarios] del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. En una reunión con ellos, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y la Facultad de Ciencias en la que estábamos pensando qué pesticidas serían interesantes para estudiar, propusieron evaluar el sulfoxaflor porque sabían que se había aprobado recientemente pero no había información”.
Mañana es tarde
Los resultados de las investigaciones de Antúnez y sus colegas recién estarán en un par de años. Mientras tanto, el problema se agrava. “Desde 2013 evaluamos la pérdida de colmenas en todo el país, y hemos visto que desde entonces se pierde entre 20% y 30% de las colmenas al año”, acota y cuenta que este último año hicieron un trabajo en conjunto con toda Latinoamérica y pueden afirmar que “en Argentina, Brasil y Uruguay las pérdidas son mayores a 30%, y en Chile llegan incluso a 50%-60% de las colmenas al año. Esta situación se está extendiendo y es mucho más grave de lo que se pensaba”.
Uno piensa que es una suerte para las abejas y abejorros que el premio L’Oréal, que da visibilidad a las mujeres en la ciencia, haya ido para Karina Antúnez, que investiga estos temas. Uno se ilusiona pensando que entonces las observaciones que realice su equipo serán más tenidas en cuenta. Ella ríe y baja el perfil: “Más allá de lo personal, creo que este premio nos ayudó mucho a divulgar la importancia de las abejas y la situación que están atravesando para que la gente común se acerque al tema. El cambio empieza por ahí, en la gente que se da cuenta de la importancia para así hacer fuerza para que se diseñen políticas agrícolas que tengan en cuenta a las abejas”. Millones de insectos polinizadores, y algunos humanos, zumbaremos para que así sea.
Artículo: “Sulfoxaflor exposure reduces bumble bee reproductive success”.
Publicación: Nature (agosto, 2018)
Autores: H. Siviter, M. Brown y E. Leadbeater.