Si bien para muchos de nosotros el retrato del coronavirus consistente en colores asociados a ácidos nucleicos de sus genes puede no ser muy informativo, lograr secuenciar el genoma completo es un gran paso –que trasciende la representación gráfica– para que virólogos e investigadores de todo el mundo puedan desarrollar estrategias para evitar su contagio o mitigar sus efectos en los seres humanos.
Uno de los primeros laboratorios europeos en secuenciar el virus fue el Centro Nacional de Referencia para Virus Respiratorios del Institut Pasteur de París, hecho que dieron a conocer el 29 de enero. El virus también fue secuenciado por el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Lazzaro Spallanzani, de Italia. Como dice el comunicado de prensa del instituto francés, “se han obtenido alrededor de otras 20 secuencias del nuevo genoma del coronavirus en todo el mundo”, al tiempo que remarcan que la comparación entre las secuencias realizadas en Francia y las obtenidas en otras partes son muy parecidas. “No hay mucha diversidad en los virus analizados, lo que sugiere que el coronavirus 2019-nCoV no necesitaba mutar para adaptarse y extenderse” dijo el investigador Vincent Enouf.
Secuenciar el genoma del virus es un gran paso para desarrollar más investigación, ya sea para entender cómo interacciona con los anticuerpos del sistema inmunológico, desarrollar tratamientos específicos que impidan la replicación del virus, pensar estrategias para vacunas y entender cómo funciona el virus y de qué manera interacciona con las células. Por ejemplo, el instituto italiano anunció el 2 de febrero que “la secuenciación parcial del virus aislado en el laboratorio Spallanzani, denominada 2019-nCoV/Italy-INMI1, ya fue depositada en la base de datos GenBank, y en breve el virus estará disponible también para la comunidad científica internacional”.