Las únicas excepciones son el Institut Pasteur de Montevideo, que actualiza su presupuesto de 2015 a valores de 2020, y el Instituto Antártico Uruguayo, que recibe un aumento de más de 27%.
“Vamos a actuar, dentro de lo posible, potenciando la ciencia, potenciando la innovación y potenciando la investigación”, declaró el presidente Luis Lacalle el 18 de julio, poco después de que la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) anunciara que cerraba su ventanilla de proyectos de emprendimientos e innovación debido a la necesidad de un replanteo en la asignación de fondos. El anuncio se hacía en un año particular, puesto que la pandemia del coronavirus dejó en evidencia la importancia de contar con investigadores e investigadoras en el país capaces de dar respuesta a desafíos como el desarrollo de kits de diagnóstico y otras iniciativas, así como con instituciones como la Universidad de la República (Udelar), los institutos Pasteur o Clemente Estable, donde esos científicos y científicas puedan desarrollar sus actividades.
Consciente del valor para la sociedad de la ciencia y de quienes la practican, en agosto el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) decidió “exceptuar del ahorro propuesto en el Decreto 90/2020 a instituciones comprendidas en el Área Programática ‘Ciencia, Tecnología e Innovación’”, un “ahorro” que en la práctica implicaba un recorte de 15% en los gastos en todas las instituciones que desarrollan ciencia y tecnología. “El alcance de la medida comprende a las siguientes entidades: Institut Pasteur de Montevideo, Agencia Nacional de Investigación e Innovación [ANII], Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas [Pedeciba], Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable [IIBCE], Dirección para el Desarrollo de la Ciencia y el Conocimiento, Instituto Antártico Uruguayo [IAU] e Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria [INIA]” anunciaba el escueto comunicado, que dejaba por fuera de la excepción al Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM) y al Parque Científico y Tecnológico de Pando.
Con el envío del proyecto de Ley de Presupuesto Nacional 2020-2024 se definen las partidas con las que contarán las principales instituciones científicas del país. Vale la pena aclararlo una vez más: en Uruguay la mayor parte de la investigación y el desarrollo (I+D) se lleva a cabo en instituciones públicas. Al leer el texto, en conjunto con el del análisis presupuestal remitido por el MEF, no quedan rastros de aquella intención de potenciar la ciencia, la tecnología y la innovación: en líneas generales, en las instituciones en las que no se aplica el recorte de 15% se congela el presupuesto que tenían en 2015.
En todo el presupuesto únicamente dos instituciones reciben más dinero. Por un lado, el Institut Pasteur de Montevideo logró que se actualizara a valores de 2020 su presupuesto anterior, lo que en realidad no es un incremento sino un ajuste a valores presentes. Por otro, la única institución que recibe un incremento real es el IAU.
A continuación repasamos qué dispone el presupuesto para cada institución.
CUDIM: recorte
Según indica el texto, el CUDIM, por concepto de “subsidios y subvenciones del Ministerio de Salud Pública”, pasará de recibir 105 millones de pesos en 2020 a 84 millones anuales entre 2021 y 2024, lo que no implica el recorte ya anunciado de 15% en el Decreto 90/020, sino uno de 20%.
El CUDIM mantiene desde 2015 un presupuesto fijo de 104.715.000 pesos anuales. Según cálculos realizados por el propio centro, para mantener la capacidad adquisitiva de 2015 el presupuesto debería rondar los 155 millones.
INIA: congelamiento
Si bien el texto consigna que el INIA pasará de percibir 1.284 millones de pesos en 2020 a 600 millones anuales entre 2021 y 2024, los números de 2020 parecen no ser acertados y no se está ante un recorte, por vía de restricciones de “subsidios y subvenciones del Ministerio de Ganadería”. Según explicó el director nacional interino del INIA, José Paruelo, el instituto se financia por una alícuota del Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios (Imeba) y por una contrapartida similar del Estado. La contraparte del Estado se ha congelado en 600 millones de pesos desde 2015. “En pesos constantes el INIA tiene una reducción de 30%, porque si tomamos los 600 millones de pesos del presupuesto de 2015 y los actualizamos por IPC [índice de precios del consumo], eso da un valor del orden de los 920 millones de pesos”, declaró.
“El INIA durante el último quinquenio bajó sus gastos operativos, bajó las inversiones, bajó el número de funcionarios totales, pero el presupuesto aumentó, de todas formas, debido al aumento de los ajustes salariales que, a diferencia de otras instituciones, el INIA paga de su presupuesto”, agregó. “En esas condiciones, ya en 2018 y 2019 el INIA funcionó con un déficit muy importante, que se financió con reservas y con el Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria [FPTA]. En estos momentos se terminan las reservas del FPTA”, informó Paruelo, que resumió su parecer catalogando a este presupuesto como “un golpe muy duro”. “La expectativa que tenemos nosotros no es de un aumento de los recursos con los que cuenta el INIA, sino de una actualización de los valores de 2015 por el IPC, es decir, de mantener el presupuesto a pesos constantes”, explicó.
Al congelamiento del presupuesto del INIA se suman recortes importantes en distintos institutos que apoyan la incorporación de conocimiento y el desarrollo del agro. En el Instituto Plan Agropecuario, que se encarga de hacer transferencias tecnológicas, el presupuesto dispone pasar de 82 millones de peso en 2020 a 77 millones anuales entre 2021 y 2024 (un recorte de poco más de 6%). En el Instituto Nacional de la Leche la reducción es de poco más de 15%: se pasa de 26 millones de pesos en 2020 a $ 22 millones anuales en este quinquenio. Por último, el Instituto Nacional de Semillas pasará de percibir 24 millones de pesos en 2020 a 20 millones anuales entre 2021 y 2024, lo que implica un recorte de 16,66%.
ANII: ¿congelamiento?
El caso de la ANII no es tan claro. Según el documento que analiza el presupuesto, se marca un incremento de 166 millones de pesos a 194 millones anuales entre 2021 y 2024 por concepto de “subsidios y subvenciones de funcionamiento”, pero, al mismo tiempo, una disminución de 787 millones de pesos en 2020 a 444 millones para el período 2021-2024 en el renglón que corresponde a “subsidios y subvenciones en inversiones”.
La ANII tenía hasta ahora un presupuesto anual cercano a 35 millones de dólares. Según pudimos saber, desde el MEF se le comunicó a la ANII que las cifras que aparecen en el documento con el análisis del presupuesto no serían las correctas. Todo apunta a que la agencia mantendrá su presupuesto de 2019, refuerzos presupuestales incluidos, durante los cinco años, lo que rondaría unos 900 millones de pesos anuales, aunque sería prudente esperar por la confirmación oficial de los montos.
Parque Científico y Tecnológico de Pando: recorte
En el presupuesto los subsidios y subvenciones que otorga el Ministerio de Industria, Energía y Minería pasan de 34 millones de pesos en 2020 a 29 millones anuales entre 2021 y 2024, lo que implica el anunciado recorte de 15% establecido en el Decreto 90/020. “Si a este recorte se suman la inflación y el aumento del IPC, prácticamente hay una caída de 50% del presupuesto”, declaró Eduardo Manta, integrante de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay, ex secretario de Ciencia y Tecnología e investigador de Facultad de Química de la Udelar, institución que, junto a otras, integra la conducción del Parque Científico y Tecnológico de Pando.
Según pudo saber la diaria, la mitad de esa partida remitida al parque se empleaba para abonar salarios de investigadores del Polo Tecnológico de Pando, que funciona dentro del parque y responde a la Facultad de Química. Ante los recortes impuestos por el Decreto 90/020, la Udelar habría solicitado un préstamo de varios millones de pesos para que los investigadores pudieran percibir su salario. “No se sabe qué va a pasar con los investigadores que están trabajando en el Polo Tecnológico después de diciembre”, declaró Eduardo Manta.
Pedeciba: congelamiento
El Pedeciba, tras una movida liderada por estudiantes, fue una de las primeras instituciones que lograron el compromiso de gobierno por buscar una forma de que el Decreto 90/020 no la afectara. En el presupuesto se honra ese compromiso de no recortar los fondos del Pedeciba, programa que atiende la partida del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) de 68 millones de pesos por todo el quinquenio.
De la misma manera que sucede con el INIA, en el Pedeciba los salarios salen de esta partida presupuestal, por lo que un congelamiento en pesos, a medida que aumentan los salarios por ley, disminuye el dinero con que cuenta el programa para otros rubros. Según indicaron fuentes a la diaria, el Pedeciba habría solicitado un presupuesto de 100 millones de pesos para 2021. El congelamiento en 68 millones podría “paralizar al programa” al reducir drásticamente el margen para gastos e inversiones.
Institut Pasteur de Montevideo: adecuación
Si bien al leer el presupuesto podría dar la impresión de que el Institut Pasteur de Montevideo obtuvo un incremento presupuestal, dado que pasa de 163 millones de pesos en 2020 a 208 millones anuales para el período 2021-2024, la realidad es un poco menos fabulosa. “El instituto sólo pidió recuperación del poder adquisitivo del subsidio que recibe del Estado y un pequeño incremento de 60 millones de pesos para 2021 y 2022, a fin de poder promover jóvenes investigadores”, dijo Carlos Batthyány, director ejecutivo de la institución. Según relató, la ministra Azucena Arbeleche les comunicó “que no podían atender los solicitado”, pero se comprometían a “recuperar el poder adquisitivo del último quinquenio con un adicional de 45,8 millones de pesos para 2021 y lo mismo para 2022, llevando así el subsidio a 208,6 millones para los próximos dos años”. En un contexto de recortes y estancamiento, el ajuste para no perder poder adquisitivo se destaca como una buena noticia.
IIBCE: casi congelamiento
En el caso del IIBCE, el presupuesto dispone un incremento por partidas de funcionamiento de 16 millones de pesos en 2020 a 19 millones anuales entre 2021 y 2024, al tiempo que una reducción por concepto remuneraciones de 185 millones en 2020 a 184 millones anuales para el quinquenio, mientras que el rubro inversiones se mantiene fijo en 10 millones. De esta manera, el presupuesto del IIBCE pasaría de unos 221 millones de pesos a 223 millones.
“Se abre un panorama complejo. No es lo que esperábamos”, sostuvo Pablo Zunino, presidente del consejo directivo del instituto, quien no ocultó su sorpresa, ya que habían sido enviadas al MEC diversas propuestas de desarrollo institucional, ajustadas a la realidad planteada por el gobierno. “Si bien el mensaje había sido que se trataría de un presupuesto austero, la forma en que se había incorporado el tema de la ciencia en el debate público permitía que hubiera expectativas. Esta situación compromete nuestro trabajo. No es para nada estimulante”, reflexionó acerca de este cuasi congelamiento presupuestal.
“Del total presupuestal, prácticamente 90% es para retribuciones, 5% para funcionamiento y 5% para inversiones”, explicó Zunino. Agregó que los ajustes inflacionarios determinan que, “por la vía de los hechos, estemos hablando de una reducción de 10% en investigación el año que viene y de mucho más durante el período”. También afirmó que le preocupa que, si bien fueron exceptuados del recorte del Decreto 90/020, no escapam a lo que dispone para las vacantes: “Los cargos vacantes generados al 31 de diciembre de 2019 no podrán ser provistos y, de los que se generen durante el ejercicio 2020 sólo podrán ocuparse un tercio, lo que pone en riesgo unas 15 vacantes pendientes de ser llamadas” en la institución.
Instituto Antártico Uruguayo: aumento
Se trata de la única institución científica que obtuvo un incremento presupuestal efectivo en la Ley de Presupuesto. Según el documento, por concepto de subsidios y subvenciones del Ministerio de Defensa Nacional (MDN), el IAU pasa de percibir 40 millones de pesos a 51 millones anuales entre 2021 y 2024, lo que representa un aumento de 27,5%.
Si bien el subsidio proviene del MDN, cabe recordar que, como dijo la ministra Arbeleche en el comunicado al respecto del Decreto 90/020, el IAU está dentro de las “instituciones comprendidas en el Área Programática ‘Ciencia, Tecnología e Innovación’”, motivo por el cual no se le aplicó el recorte de 15%. Siendo la única institución científica del país que recibe un aumento real en su presupuesto, resta saber cómo esos 11 millones de pesos extra por año se invertirán efectivamente en investigación científica antártica, y no se destinan a otras áreas.
“Creo que esta semana o la próxima va a quedar definido si hay aunque sea un mínimo de ciencia allá abajo en este año tan raro, tan complejo y con tantas limitaciones”, dijo a la diaria el director de Coordinación Científica y Gestión Ambiental del IAU, Carlos Serrentino, el 19 de agosto. Este incremento presupuestal parece inclinar aún más la balanza para que la ciencia no sólo no esté ausente en la base antártica ni este ni ningún otro año, sino para que sea la protagonista que los convenios firmados por Uruguay dicen que debe ser.
Udelar: congelamiento
Si bien la Udelar trasciende al sistema científico, cabe señalar que es la institución que lleva adelante 80% de la investigación que se realiza en el país, la que más publicaciones hace en revistas internacionales arbitradas y la que forma más investigadores e investigadoras. Como ya señalaba la diaria Educación, “a la Udelar no se le otorga ningún aumento presupuestal en el quinquenio”.
“Está claro que un presupuesto de la Udelar sin incremento, o sea con un estancamiento, es un retroceso. Eso no es sólo una fórmula, sino que es realmente una comprobación objetiva”, sostuvo la prorrectora de Investigación Cecilia Fernández. “Si tengo que hablar de una preocupación, es sobre que no se haya atendido la solicitud incremental para el programa de dedicación total”, declaró. “El fondo en este momento está desfinanciado, y tenemos varias decenas de docentes jóvenes, de grados 2 y 3, todos pertenecientes a la nueva camada de docentes investigadores que han terminado su formación de doctorado, algunos incluso con estadías posdoctorales en el exterior o en Montevideo, que quieren incorporarse a tiempo completo a la actividad académica, y tenemos serias dificultades para hacerlo porque no tenemos fondos”.
En la comparecencia ante la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología de la Cámara de Senadores, Fernández y Gregory Randall informaron que hay más de 70 jóvenes a los que académicamente se aprobó su dedicación total esperando por el dinero que lo haga posible. “No sé si ustedes saben lo que quiere decir la dedicación total; es un sobresueldo para dedicarse completamente a la investigación”, les explicaba Randall a los senadores. “Hasta ahora les hemos dicho: aguanten unos meses que viene la instancia del presupuesto, pero la señal es que no va a haber plata. Entonces, esa gente, naturalmente, por la razón del artillero, se va a ir. En la medida en que esa gente se va, se desarman los grupos humanos y las acumulaciones que permiten que algún día tengamos otros Moratorio”, agregó, en alusión a Gonzalo Moratorio, virólogo de la Facultad de Ciencias de la Udelar y del Institut Pasteur que lideró, junto con colegas, el desarrollo de los kits de diagnóstico de covid-19.
“Es una situación muy preocupante porque, como decimos los más viejos, estos jóvenes son todos mucho mejores que nosotros. Está claro que una institución académica que no da cabida a las nuevas generaciones se estanca y retrocede”, agregó Fernández.
Dirección Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex D2C2): recorte
En el artículo 351 del presupuesto se dispone que la Dirección para el Desarrollo de la Ciencia y el Conocimiento (D2C2), creada en 2017 en el MEC, pase a llamarse Dirección Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología. Dado que en la Ley de Urgente Consideración se estableció que el MEC sería el encargado de establecer la política científica y que ya ha habido movimientos para comenzar a pensar una nueva institucionalidad (el MEC pasaría, al final del período, a llamarse Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia), cabría esperar un refuerzo en las áreas correspondientes.
Sin embargo, la novel Dirección para el Desarrollo de la Ciencia y el Conocimiento nace ya sufriendo recortes. En el rubro “funcionamiento”, el MEC pasa de destinar 17 millones de pesos en la extinta D2CS a gastar 12 millones anuales entre 2021 y 2024 en la nueva Dirección Nacional (un recorte de más de 29%). Por su parte, en el rubro “remuneraciones”, el MEC pasa de destinar 53 millones de peso en la extinta D2CS a gastar 45 millones anuales entre 2021 y 2024 en la nueva Dirección Nacional (un recorte de 15%).