Diez minutos antes del mediodía de este miércoles, en Cerro Largo y Rivera varias personas vieron “un objeto luminoso en el cielo” y luego escucharon “un fuerte estruendo que hizo vibrar vidrios y paredes”. Según explicó en un comunicado Gonzalo Tancredi, astrónomo e integrante del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, ese objeto es “compatible” con “el ingreso de un gran meteoro” en la atmósfera de la Tierra, lo que se denomina un “bólido”.
Aclaró que esto fue corroborado con las imágenes del satélite GOES-16 y que en el canal de datos que se usa para el estudio de descargas de rayos se observaba el “destello luminoso que deja el meteoro en su paso por la atmósfera”. Por los reportes de testigos y la imagen satelital, se pudo precisar que el ingreso ocurrió aproximadamente a las 11.50, y que la dirección del bólido fue de sur a norte.
Ingresó a la atmósfera a una altura de 100 kilómetros por encima de la superficie entre Melo y Aceguá, localidades de Cerro Largo, y terminó su trayectoria al norte de esa zona, pero en territorio brasileño. El meteoroide ingresó a la atmósfera a una velocidad superior a los 11 kilómetros por segundo, es decir, a unos 40.000 kilómetros por hora, lo que produjo, por fricción con el aire, una alta temperatura, que llevó “a que el material rocoso del objeto se desintegre pasando a gas, y por fluorescencia, adquiera gran luminosidad”.
Al haber ingresado a una velocidad superior a la del sonido en el aire, “se produce una onda de choque que se transmite a través de la atmósfera, generando una sobrepresión que, al alcanzar la superficie de la Tierra, se escucha como una gran explosión, pudiendo producir vibraciones y rotura de vidrios”, agrega el informe redactado por Tancredi. El evento también fue detectado por la red de sismógrafos del Observatorio Geofísico del Uruguay.
Por último, en el informe se añade que es “muy posible” que parte del meteoroide “no se haya desintegrado totalmente en el pasaje por la atmósfera”. Esos fragmentos, que llamamos meteoritos, es probable que hayan llegado a la superficie, por lo que Tancredi exhortó a que, en caso de encontrar “una roca de coloración muy oscura, de aspecto reciente”, es decir, sin erosión, se comunique con el Departamento de Astronomía. “Cabe señalar que este tipo de rocas no significa ningún peligro para quien las manipule. Es muy importante contar con ese material para poder hacer una descripción petroquímica de la pieza para su posterior registro”, concluye.
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