En pocos meses el nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, pasó de ser una preocupación para la salud de China y otros países asiáticos a convertirse en una amenaza global. La Organización Mundial de la Salud lo declaró una pandemia el 11 de marzo de 2020, casi tres meses después de los primeros reportes efectuados en la ciudad de Wuhan, en China. En nuestro país el primer caso confirmado se dio apenas dos días después de la declaración del alcance global de la epidemia. De esta manera, si bien el virus era nuevo para la humanidad, para algunos lo era más que para otros.
Cuando el virus arribó a nuestro país las cosas estaban un poco más claras que cuando comenzó a propagarse por China o cuando agarró con la guardia baja a Italia, España y otros países europeos. El distanciamiento social, el quedarse en casa -ya fuera una cuarentena voluntaria o impuesta-, el uso de mascarillas, el objetivo de aplanar la curva de crecimiento de los contagios, la necesidad de tener capacidad de testeo y rastreo de los casos, ya había sido ensayada en otras partes antes que en Uruguay. Para algunos científicos, médicos y autoridades, de cierta manera nuestro país jugaba con el diario del lunes. Hoy ese diario del lunes es Inglaterra. Y sobre eso trata el artículo “Por qué los científicos de todo el mundo están mirando las infecciones de Covid del Reino Unido” del periodista Luke Taylor publicado en la sección “News explainer”, (algo así como “explicador de noticias” o mejor aún, “las noticias explicadas”) de la revista Nature.
Entre los científicos y científicas consultados por Nature figura Rafael Radi, bioquímico e investigador del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, y en presente en la nota de Nature, “coordinador del Grupo Asesor Científico sobre covid-19 de Uruguay”. Otros son Susan Butler-Wu, directora de Microbiología Médica del hospital universitario de Los Ángeles, California; el epidemiólogo William Hanage, de la Universidad de Harvard, o Marc Baguelin, que modela las infecciones del coronavirus para el gobierno británico en el Imperial College de Londres. Veamos de qué va el asunto.
Mirando a Inglaterra
En el artículo se repasa la situación de la enfermedad en el Reino Unido, y se señala que Inglaterra “fue una de las primeras regiones de Europa Occidental en levantar casi todas sus restricciones”, lo que hizo luego de “uno de los despliegues de vacunación más rápidos del mundo”. El 19 de julio terminó con el uso obligatorio de las mascarillas y el distanciamiento social, amplía la nota, algo que luego fue seguido por otros integrantes del reino, como Gales, Escocia (ambos en agosto) e Irlanda (esta última el 31 de octubre, por lo cual es demasiado reciente para tomarla como diario del lunes).
Entonces el artículo sostiene que “como uno de los primeros países en confiar solamente en una alta cobertura de vacunación y la responsabilidad de la población para controlar la propagación del SARS-CoV-2, el Reino Unido se ha convertido en un experimento de control que científicos a lo ancho del globo están estudiando”. Y como dijimos, uno de esos científicos es Rafael Radi.
“Estamos observando de cerca el aumento de casos, tratando de analizar lo que está sucediendo y cómo eso podría influir en nuestra situación en este momento”, declara Radi al cronista.
El artículo se plantea luego una pregunta fundamental para Uruguay, ya que es uno de los pocos países en los que su alta tasa de vacunación permite formulársela: “¿Pueden las vacunas por sí solas prevenir el aumento de infecciones?”, inquiere Nature, que señala que en el Reino Unido las tasas de contagio “son mayores que las de los países de Europa continental en los que las medidas se relajaron después o aún permanecen vigentes”. Y pone un ejemplo: entre el 17 y el 23 de octubre España registró 286 contagios por millón de habitantes, Alemania 1.203 y el Reino Unido 4.868.
Radi comenta: “Esto muestra qué tan cautos debemos ser con el retorno a la normalidad”. Luego agrega que “el aumento de las interacciones humanas, incluso con una alta proporción de la población completamente vacunada, puede provocar nuevos aumentos, hospitalizaciones y muerte”. El artículo entonces señala que para nuestro investigador “Uruguay está usando el aumento de infecciones en el Reino Unido como un ejemplo para advertir a la gente del riesgo de flexibilizar las restricciones prematuramente”.
El artículo se hace más preguntas, como si la protección de las vacunas está disminuyendo o si los boosters o terceras dosis pueden servir para frenar el aumento de los contagios. Varios investigadores de otras partes dan su punto de vista. Mientras tanto desde aquí podemos mirar con atención lo que sucede en la isla. Sus vacunas son otras -gran parte del población recibió la de Oxford-Astrazeneca- y es evidente que hay muchas diferencias entre un país y otro. Sin embargo, una de las tantas cosas que dejó claro la covid-19 es que no observar qué pasa en otras partes donde fenómenos similares se dieron antes es desperdiciar la oportunidad de que las cosas nos tomen por sorpresa. Lo sabíamos en abril y lo sabemos ahora.
Artículo (periodístico): “Why scientists worldwide are watching UK COVID infections”
Publicación: Nature, sección “News explainer” (2 de noviembre, 2021) Autor: Luke Taylor.