SobreCiencia era un espacio radial creado por Gustavo Villa y Alexandra Perrone que durante seis años estuvo al aire en la radio Uruguay. Allí se daba lugar a los investigadores e investigadoras para que hicieran conocer su trabajo, buscando, como ellos mismos definían, “colaborar con la formación de una cultura científica en la sociedad uruguaya”. Si bien el espacio fue exitoso –pudiendo incluso definir el éxito en estos temas como mantener un espacio abierto y continuo en el tiempo para hablar de ciencia–, al llegar las nuevas autoridades del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (Secan), SobreCiencia se quedó sin aire.
La baja del programa no fue una decisión expresa, sino una consecuencia no planificada del rediseño de los recursos humanos de las radios y la televisión públicas. Así lo explicaba Gerardo Sotelo, director del Secan y de TNU, en diciembre de 2020: “El programa SobreCiencia no terminó, sino que se ‘desintegró’ porque Villa ganó un concurso y se viene a trabajar al canal, y a Perrone no se le va a renovar el contrato. Pero no hubo una decisión de levantar el programa. Muy por el contrario, lo que queremos es darle más espacio a la ciencia en la radio pública. Sinceramente, se cayó el programa de forma accidental”.
Lo que no parece ningún accidente es que la nueva directora de Tevé Ciudad, Alejandra Casablanca, excompañera de las radios públicas de Villa y Perrone, haya decidido llamar a los responsables de SobreCiencia para su pantalla. En un año en que los apellidos Moratorio o Radi se dijeron en los informativos tantas o más veces que el apellido Suárez, quien sea que quiera tener rápidamente un contenido científico en su grilla sería tonto en no apostar por un equipo con trayectoria, solvencia y aire. Más aún si se trata de una televisora pública, donde esos tipos de contenidos son los que justifican su existencia, tanto aquí como en cualquier otra parte del planeta.
“SobreCiencia va a seguir estando, tanto en su web y en las redes como en futuros proyectos que puedan surgir en otros medios”, decía Perrone en diciembre. La espera fue corta: desde el martes 2 de marzo, con la nueva programación del canal de la Intendencia de Montevideo, SobreCiencia es también un programa de televisión que aborda, durante una hora, la ciencia que se hace en este país.
Cambio de formato
Pasar de la radio a la televisión es un desafío, más aún cuando SobreCiencia basaba gran parte de su atractivo en entrevistas en que los investigadores e investigadoras podían hablar, con tiempo y ante periodistas interesados, informados y curiosos, sobre la ciencia que hacían. Cierto es que la televisión está llena de programas que consisten sólo en gente que habla, pero SobreCiencia ya tendría un diferencial desde el arranque: al contar con la participación de científicas y científicos que tratan sobre sus propias investigaciones, pasaría a ser uno de los pocos programas televisivos donde la gente sabe de lo que habla. Aun así el equipo fue reforzado con la suma de Daniela Hirschfeld, periodista científica de larga trayectoria que hoy se desempeña como encargada de comunicación del Institut Pasteur de Montevideo. Por su parte, el equipo es apuntalado desde Tevé Ciudad por Fernando Domínguez en la realización y Soledad Moreira en la producción.
SobreCiencia lleva ya dos emisiones por la pantalla del canal comunal y el formato parece quedar claro: cada emisión comenzará con un monólogo en el que Gustavo Villa, conductor del programa, introduce el tema principal de cada envío. Sin embargo, en el programa inicial, dedicado a la pandemia y los aportes desde la ciencia local, Villa se plantó frente a la cámara y optó por presentar el programa a los nuevos televidentes: “La ciencia nos pertenece. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. 72 años después la ciencia y el goce del progreso que ella genera siguen siendo algo vedado para las mayorías. Nuestro programa seguirá siendo una herramienta para acceder a ese derecho, un lugar de encuentro para valorar a nuestras científicas y científicos”. Luego agregó: “Cada semana les contaremos cómo nuestros investigadores e investigadoras moldean el día a día con el que despertaremos mañana, cómo mejoran nuestra vida y atienden problemas que son de acá. Como dijo Clemente Estable, con ciencia grande no hay país pequeño. De eso se trata este espacio, de unir el territorio y las ideas, de mirarnos en el espejo de nuestro mejor futuro posible. Bienvenidos a SobreCiencia”.
El segundo programa, emitido un día después del 8 de marzo, estuvo dedicado a las mujeres en la ciencia. De esta manera, Villa arrancó diciendo que “la ciencia es una construcción colectiva propia de la especie humana. Mujeres y hombres por igual han compartido desde siempre la curiosidad y el descubrimiento. Sin embargo, en esta tercera década del siglo XXI empezamos a cuestionarnos lo que tomábamos como natural: el rol postergado de la mujer también en la investigación científica”. Bajando el problema a tierra, señaló que “la pandemia lo muestra claramente: los confinamientos generaron sobredemanda de cuidados, que caen de manera desequilibrada en hombros femeninos. Se conocen ya varios estudios que señalan que las mujeres redujeron su producción científica durante 2020. Las consecuencias de la pandemia se suman a inequidades históricas en Uruguay”; luego dio paso a un programa en el que mostrarían “una pequeña porción del conocimiento que nuestras científicas están generando”, ya que mostrar todo eso en una hora sería tan descabellado como pretender acomodar todo el universo en una pequeña cáscara de nuez.
Tras el monólogo, la primera media hora del programa, al menos en las dos primeras emisiones, consiste en Gustavo Villa dialogando con investigadores en el piso o a través de los pandémicos Zoom y otras plataformas de comunicación. Pasaron por allí Gonzalo Moratorio y Pilar Moreno, ambos del Departamento de Virología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) y del Institut Pasteur de Montevideo, responsables del desarrollo de los kits de diagnóstico locales mediante la técnica de PCR en tiempo real, Graciela Lago, de la Academia Nacional de Medicina, y Rafael Radi, investigador de la Facultad de Medicina de la Udelar, coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario y presidente de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay. Tener tantos invitados de primera línea en un primer programa es parte de ese valor que tal vez Sotelo y sus allegados no supieron ver en SobreCiencia, que no es otra cosa que la confianza que se gana con años de trabajo responsable y bien hecho.
La segunda media hora del programa tiene más ritmo y recursos audiovisuales. Allí se suman a Villa sus compañeras Perrone y Hirschfeld, quienes presentan informes. Las temáticas irán variando a lo largo del cielo, pero en las dos primeras emisiones pudieron verse reportes que pertenecen a dos espacios: “Ciencia en la ciudad” y “Ciencia productiva”. El primero de ellos se dedica a cubrir distintas actividades científicas –desarrollo de coadyuvantes para vacunas en el Instituto de Higiene a partir de plantas nativas, el relevamiento de los árboles del Jardín Botánico–, mientras que en el segundo se aborda cómo científicos y científicas hacen aportes de valor productivo –fabricación de vacunas en el laboratorio Microsules o experimentación con hormigón en la Facultad de Ingeniería de la Udelar–. Los dos tipos de informe usan el mismo recurso: son contados por el investigador o la investigadora que trabaja en el tema mientras imágenes con el distintivo sello de calidad de Tevé Ciudad ilustran lo que se dice y satisfacen la curiosidad de querer ver de lo que se habla.
La ciencia es una manifestación cultural por sí misma. Pero dado que los que la hacen no viven adentro de un táper –o de una placa de Petri–, el segmento con el que se despide SobreCiencia está dedicado a cruces entre la ciencia y otras manifestaciones culturales. De esta forma, en el primer programa pudo verse a una banda formada por investigadores del Institut Pasteur para una actividad, y en el segundo se despidieron con un monólogo de la investigadora y miembro del grupo de stand up Bardo Científico Ana Zambrana.
Televisión pública
SobreCiencia no es el primer programa dedicado a la ciencia de la televisión nacional, pero sí el único que hoy está al aire. Así como invertir en ciencia es una buena apuesta para cualquier país, contarle a la gente de la ciencia que se hace no sólo es algo que interesa, sino que, dado que la mayor parte de la ciencia de Uruguay se hace con fondos públicos, es también casi un imperativo para la televisión y los medios públicos. La iniciativa de Tevé Ciudad es, en ese sentido, digna de reconocimiento.
Como dice el propio equipo de SobreCiencia, el programa irá evolucionando y encontrando su propio ritmo e identidad. Hoy cumple con creces los objetivos que se había propuesto. Ojalá SobreCiencia sea el primer paso para más y mejor ciencia en las pantallas públicas y que, de esa manera, un público cada vez mayor también se sume, por sentirla propia, a la larga reivindicación de más y mejor ciencia para este país.
Programa: SobreCiencia
Canal: Tevé Ciudad
Cuándo: martes a las 21.00
Con Daniela Hirschfeld, la nueva incorporación de SobreCiencia
Daniela se suma al equipo de SobreCiencia para esta aventura televisiva en la pantalla de Tevé Ciudad. Sin embargo, lejos de ser una recién llegada, es una periodista con una vasta trayectoria y formación en el periodismo científico. Trabajó durante una década en la sección Ciencia del semanario Búsqueda, edita y escribe para el portal regional Sci Dev Net, es autora del libro Mentes en juego, sobre las pasiones y los hobbies de los científicos y las científicas cuando están fuera del laboratorio. Desde hace unos años está encargada de la comunicación del Institut Pasteur de Montevideo.
Si bien seguís trabajando en la divulgación de la ciencia en Sci Dev Net y tras un largo tiempo escribiendo de ciencia en Búsqueda, últimamente te estabas dedicando a la comunicación institucional. ¿Cómo fue este reencuentro con el público?
Es la primera vez que hago televisión, así que ese fue el principal desafío, trasladar lo que hago desde hace muchos años a un formato que es nuevo para mí. Yo soy periodista escrita, por lo que esto me obliga a aprender otros lenguajes, a pensar en imágenes en lugar de en caracteres.
Reencontrarme con el público obviamente me entusiasma. Durante diez años escribí de ciencia para el público, cuando no había medios que tuvieran una sección fija de ciencia, lo que es un logro que no considero personal, sino del medio en el que trabajaba. Eso me permitió escribir de ciencia durante una década cuando nadie lo hacía. Luego fueron surgiendo algunas iniciativas en otros diarios, pero fueron desapareciendo. Por suerte en los últimos años ha habido secciones, como la de la diaria o Cromo, que tratan de ser continuas.
Me mantuve vigente en el periodismo científico a través del portal regional, pero sí, esta es una oportunidad para volver a hacer periodismo directo. El bichito del periodismo lo mantuve activo durante todo este tiempo, pero esto es algo que me entusiasma mucho, porque hay un montón de interés en la ciencia ahora, y entonces hay un montón de cosas que antes hacía que tenían muchísimo menos impacto y que hoy estoy segura de que van a tener el doble de impacto que hubieran tenido en ese momento. Ni que hablar que además se siente la adrenalina de buscar la noticia, de tener el dato novedoso o de hacer conocer lo que aún no se conoce.
Para mí volver al periodismo científico directo es como despertar un lado que durante tres años en el instituto estuvo más o menos latente. Esto es volver a vibrar con lo que nací profesionalmente. Y en ese sentido quisiera agradecer a la dirección del Institut Pasteur, que me permitió poder amalgamar estas tareas, porque hacer un programa de televisión lleva tiempo. Tuve mucho respaldo y apoyo para sumar el periodismo científico a mi tarea de comunicación.
SobreCiencia ya existía en su formato radial. ¿Cómo fue incorporarte a este equipo?
Conocí SobreCiencia cuando era apenas un proyecto, porque era evaluadora de los llamados para la popularización de la ciencia que hacía la ANII [Agencia Nacional de Investigación e Innovación], que financió la primera época de SobreCiencia. Luego seguí en contacto con ellos, y con Gustavo Villa después me vinculé laboralmente en proyectos personales.
Te sumaste al proyecto ni bien nació en TV Ciudad, así que participaste en todo ese proceso de reformulación para la pantalla de televisión de un programa que estaba consolidado en la radio. ¿Cómo fue esta etapa de traducción de un medio a otro?
El proyecto lo armamos entre los tres, Gustavo, Alexandra y yo, y creo que tiene la impronta de tres periodistas que nunca hicieron tele y que tratan de adaptar la información al formato. Trabajamos con dos personas que para eso son los referentes, Fernando Domínguez, el realizador, y Soledad Moreira, la productora, y ellos son quienes se suman al equipo para que esto no suene ni a radio ni a prensa en televisión.
Por ejemplo, en el primer programa mi informe consistió en visitar un laboratorio donde se producen vacunas en Uruguay. Esa es un poco la impronta que queremos darle al programa, tratar no sólo de contarle cosas a la gente, sino de que vea cosas que de otro modo no va a ver. Creo que vamos a ir mejorando en ese sentido, porque tenemos la formación y la experiencia en el periodismo científico y ahora el desafío es hacerlo visualmente atractivo para adecuarnos al formato.
¿Qué te llevó a querer contar la ciencia?
La ciencia estuvo presente durante toda mi vida, tanto por cuestiones familiares como por intereses personales. Cuando era chiquita tenía el libro Cosmos, que me encantaba a pesar de que no entendía más de la mitad de lo que decía; coleccionaba álbumes del cuerpo humano en lugar de los de Sara Key. En Argentina hice una secundaria técnica con orientación química, pero después cuando llegué a la universidad me di cuenta de que si bien la ciencia me encantaba, me gustaba más informar. En ese entonces no me di cuenta de que la dos cosas podían tener un eje común.
Estudié entonces periodismo, y la casualidad, o las causalidades de la vida, hicieron que al poquito tiempo de estudiar surgiera la posibilidad de sumarme a las páginas de ciencia de Búsqueda, y ahí fue como una epifanía, descubrí lo que realmente me gustaba.
Con la divulgación científica trato de transmitirles a otros eso que a mí me parece fascinante y por qué me parece fascinante. Se trata de encontrar un modo en que otros entiendan por qué es interesante, por qué es útil, por qué es divertido, por qué es importante y por qué es valioso que se haga ciencia en Uruguay.