“La ciencia quedó muy visibilizada por la pandemia y entendemos que el gobierno ha decodificado eso. Llegada la mitad del período de gobierno, es el momento de dar señales”, decía el presidente de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (Anciu), Rafael Radi, tras salir de la reunión que había mantenido con la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, a la que asistió con su excolega coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) Fernando Paganini, el lunes 22 de junio.

“Sobre números concretos no conversamos”, agregó Radi tras el encuentro en el que le hicieron llegar a la ministra un documento con 16 “acciones urgentes” para apoyar al sistema de ciencia y tecnología. El documento había sido también entregado y conversado con el presidente Luis Lacalle Pou unos días antes. Finalmente, Radi concurrió a la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología del Senado, donde además de presentar el documento con las 16 medidas, que se hicieron públicas luego del encuentro, habló de algunos de los problemas que atraviesa el sistema de ciencia y tecnología del país.

Si bien ante el Senado el presidente de la Anciu tampoco habló específicamente de un número estimado de cuánto implicaría atender las necesidades de la ciencia ante una nueva Rendición de Cuentas, durante la sesión de la comisión, presidida por Silvia Nane, del Frente Amplio, y conformada además por las senadoras Liliam Kechichian (Frente Amplio) y Gloria Rodríguez (Partido Nacional), y los senadores Sebastián da Silva (Partido Nacional), Raúl Batlle (Partido Colorado) y Marcos Methol (Cabildo Abierto) sí se habló de cifras y porcentajes del producto interno bruto (PIB) necesarios para atender las urgencias del sistema científico de Uruguay.

“Los puntos que trajo la Academia Nacional de Ciencias no venían presupuestados, pero para mí era importante tratar de cuantificar esta idea de cara a la Rendición de Cuentas”. Silvia Nane

Retomando actividades

“Los puntos que trajo la Anciu no venían presupuestados, pero para mí era importante tratar de cuantificar esta idea de cara a la Rendición de Cuentas”, sostuvo Silvia Nane en diálogo con la diaria. Lo presupuestal, sin embargo, no era lo que había llevado a la comisión a invitar a Radi.

“Para este año, como presidenta de la comisión, armé una propuesta de agenda de manera de poder trabajar de una forma más ordenada y de poder enfocarnos en algunos aspectos que venían pendientes de la legislatura pasada, porque esta fue una comisión que trabajó relativamente poco”, expresó Nane. No es que no quisieran, sino que, como tantas otras personas, los dos últimos años hicieron más bien lo que pudieron y no lo que tenían planificado: “En 2020 nos agarró la pandemia, por lo que prácticamente no nos reunimos, y en 2021 tampoco tuvimos mucha periodicidad”.

Pasado lo peor de la covid-19, Nane volvió con pilas recargadas: “Me parecía que después de que hubiera pasado todo el empuje de la pandemia, era importante entender en qué situación estaba el sistema científico y tecnológico nacional. Teníamos el dato de la Rendición de Cuentas anterior, que nos había traído el rector Rodrigo Arim, de que había habido un récord de inscripción en la Facultad de Ciencias, y nos parecía que eso era una consecuencia directa de todo lo que había mostrado la ciencia, por lo que era bueno tratar de entender qué otras cosas cambiaron”. Así que con eso en mente, Nane propuso una primera agenda para “tratar de entender cómo estaba el concierto de la ciencia y la tecnología”, por lo que comenzaron a convocar a diversos actores del sistema. Entre ellos estaba Radi, tanto por su rol de coordinador del GACH como de presidente de la Anciu.

“Me parecía interesante tener la visión de la Academia Nacional de Ciencias lo antes posible, porque cuanto antes pudiéramos tener la información que había manejado en sus reuniones con el Ejecutivo, mejor, de manera de pensar a partir de eso qué cosas habría que ir priorizando para terminar este primer capítulo de introducción”, sostuvo Nane. Radi fue recibido en una reunión extraordinaria de la Comisión de de Ciencia, Innovación y Tecnología del Senado el jueves 16 de junio.

“Hemos traído un documento que intentó ser simple en cuanto a su lectura y entendimiento y que está basado en diagnósticos que se han hecho reiteradamente. No queríamos ahondar en un nuevo documento de 100 páginas, sino hacer algo práctico, concreto”, comenzó diciendo Radi en su comparecencia ante la comisión del Senado. También comentó que como le había dicho el día antes a la ministra Arbeleche, quería dejar claro desde el inicio que “no existen posibilidades de aplicación científica si no hay un sustento de ciencia básica y fundamental abajo; esa es la experiencia del mundo y, por suerte, Uruguay ya transitó más de tres décadas en este camino”. Reconoció que hacía falta aclararlo porque “estas discusiones van y vienen, porque siempre los recursos son escasos, pero no queda ninguna duda de que tener un buen sistema básico es fundamental y luego, obviamente, hacer todas las interacciones”.

Las medidas y los problemas

“Dentro de sus propuestas había tres líneas. Una pasaba por fortalecer las herramientas e instrumentos científicos que hoy ya tiene la ANII [Agencia Nacional de Investigación e Innovación]”, recapituló Nane. Parte de los problemas a los que se refirió Radi, que estas medidas urgentes buscan remediar, tienen que ver con lo que él definió como un “efecto dilucional del paso del tiempo”. ¿Qué es eso? En pocas palabras, que los montos asignados por varios instrumentos o bien permanecieron constantes en pesos desde hace décadas o han crecido menos que la inflación.

Ese efecto “dilucional” afecta tanto a lo que perciben las científicas y los científicos que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), a los fondos concursables para investigación Clemente Estable y María Viñas que entrega la ANII, como a los montos que perciben por concepto de beca quienes realizan maestrías, doctorados y posdoctorados. Por ejemplo, Radi señaló que en el SNI “el pequeño estímulo mensual que reciben los investigadores hoy está en 42% a valores reales de lo que era en 2009”. Entonces le dijo a la comisión del Senado que “no sería bueno que el efecto dilucional del paso del tiempo sea la política” a aplicar como estímulo y apoyo para esas áreas”. Agregó que “si se tiene una comunidad científica que en 12 o 13 años se ha duplicado y los fondos se mantuvieron constantes, hay un problema”.

Nane además señaló que “la ANII está en un nivel de ejecución presupuestal 25% por debajo del promedio de los últimos siete años”. Continuando con las propuestas presentadas, la senadora dijo que la segunda línea de medidas “consistía en iniciativas nuevas que tienen mucho que ver con qué hacemos con los gurises y gurisas que se dedican a estudiar ciencia, con qué pasa después. Ahí está la expectativa de por lo menos comenzar a estructurar la carrera de investigador, el problema grande que tenemos para el retorno de científicos, el problema de aquellos que son investigadores avanzados o senior, que si se quedan en el país tienen las alas cortadas”.

Radi dijo ante la comisión que “hay cierto nivel de precarización del empleo científico en los jóvenes. Se trata de muchachos que terminan con 30 o 32 años y no tienen historia laboral aunque hayan trabajado cuatro o cinco años en los laboratorios, porque las becas no realizan aportes”. También señaló que “nos está costando mucho dar oportunidades a los que terminan y, por lo tanto, existe una emigración y no tenemos programas de retorno. En consecuencia, es importante analizar en el mediano plazo cómo vamos generando oportunidades de inserción”.

De hecho, Radi señaló que “sería algo muy importante plantear un discurso público que les preste atención, incluso, desde el punto de vista afectivo y proteja a esa comunidad científica joven. Sería muy bueno que se les dijera que ellos sí importan y que se va a tratar de hacer todo lo posible para que los que quieran quedarse acá se queden y no se vayan luego de formarse”.

“La tercera pata de las propuestas pasa por las formas de armonizar todo el sistema, de fortalecer las cosas que son vinculantes, como los proyectos de infraestructura, los cargos de alta dedicación, expandir el portal Timbó, poder afirmar la realización de eventos científicos y de incentivo de la cooperación internacional”, agregó Nane.

Y entonces, ante una nueva Rendición de Cuentas, ¿cuánto sería necesario invertir en investigación y desarrollo (I+D) atendiendo los problemas que atraviesa el sistema científico? ¿Qué magnitud debería tener “la señal” para demostrar que todo lo que se ha dicho del valor de la ciencia en tiempos de pandemia es algo más que un recurso retórico?

Cuantificando la señal

Nane ya se había hecho esa pregunta al leer el documento que la Anciu les había remitido y también tras reunirse con otros colectivos, asociaciones e instituciones. “En el equipo estuvimos haciendo algunos números y se los planteamos a Radi hacia el final de la reunión”, comentó. “Estimando lo que se proponía de las actualizaciones de valor para la ANII, el refuerzo de becas, más alguna de las otras iniciativas, le dijimos a Radi que para nosotros eso andaría entre los 30 y los 40 millones de dólares”.

En la versión taquigráfica del Senado se recoge el detalle de esa estimación en millones de dólares, que ahora Nane detalla un poco más: “unos 9 millones para la ANII para recuperar el nivel de ejecución promedio de la 2013 a 2019, que no era todo de fuente rentas generales, había una parte que eran aportes de empresas públicas en los fondos sectoriales, más otros 12 millones para actualizar todos los programas existentes: becas, SNI, fondos Clemente Estable, Fondo María Viñas, becas de posdoctorado, Portal Timbó, programas de innovación en empresas, equipamientos de laboratorio”. Nane puntualiza que en este caso “actualizar” implica no sólo aumentar los montos de becas, proyectos financiados y de los incentivos del SNI, sino también la cantidad. “Para la ANII serían entonces unos 21 millones de dólares, incluyendo además algunos programas nuevos como de retorno de científicos y científicos en el sector productivo”.

Además de esto, el cálculo incluía unos 10 millones de dólares “para programas de investigación en las universidades e instituciones que ahora tienen programas como la UdelaR, IIBCE, Pasteur, UTEC” así como “cargos para nuevos investigadores, laboratorios, y proyectos pero con recursos cortos”. Hasta allí los números dan unos 31 millones de dólares, a los que habría que sumarles “entre 2 y 6 millones destinados a proyectos grandes que encare el país”. Nane señala que esto está un poco “más verde, pero el país necesita apuestas”, y a modo de ejemplo menciona “la fabricación de vacunas, tecnologías nacionales para el agro, grandes problemas nacionales”.

“Ese fortalecimiento nos da entre un 0,05 % o 0,06 % del PIB o algo por el estilo” decía Nane en la Comisión, agregando que quería “validar” con Radi “estos números, porque vamos a ir a la rendición de cuentas y tendremos que verlo, son aproximadamente los datos de la realidad o cuál sería la cifra”.

“Nosotros aspiramos a que algo que moviera la aguja tenía que estar en la zona de 0,05 a 0,06% del PBI, o sea que estaríamos pasando de 0,4% de inversión en I+D a 0,45 o 0,46% del PIB”. Rafael Radi ante la Comisión del Senado

Radi contestó que el país “está en la zona del 0,4% del PIB en I+D”, y sobre la estimación hecha por Nane dijo: “Nosotros aspiramos –lo dijimos de esta forma, con gran prudencia y de modo indicativo, tanto al presidente de la República como a los ministros y ayer a la ministra de Economía– a que algo que moviera la aguja tenía que estar en la zona de 0,05 a 0,06% del PIB, o sea que estaríamos pasando de 0,4% a 0,45% o 0,46%” de inversión en I+D. “En ese horizonte de mediano plazo de 1% [para la inversión en ciencia y desarrollo] parece una acción razonable, moderada y que empezaría a mover la aguja para que no sea anecdótico”, dijo Radi, confirmando entonces los cálculos de Nane y su equipo.

“Con este refuerzo de 30 o 40 millones de dólares no se llegaría a 0,5% del PIB para ciencia, tecnología e innovación, pero según Radi sería una inversión que podría mover la aguja o, al menos, una inversión que podría evitar que algunas cosas se desplomen más”, comentó Nane.

Cada punto decimal del PIB sería unos 60 millones de dólares. Para alcanzar el 1% del PIB para la ciencia y la tecnología, algo que no es una meta hoy en día pero sí un horizonte, habría que invertir cerca de 360 millones de dólares. Pero no todo es dinero. “Nosotros tenemos que juntarnos y entender qué queremos del sistema científico nacional. ¿Para qué queremos un sistema de ciencia, tecnología, investigación e innovación? ¿Qué vamos a hacer con él? ¿Vamos a seguir manejando fondos sectoriales, vamos a incluir a la Comisión Sectorial de Investigación Científica [CSIC] de la Universidad de la República, para que ordene las cuestiones hacia el sector productivo? ¿Vamos a tener proyectos como el del venture builder del [Institut] Pasteur, con inversión privada? ¿Qué ajustes tendríamos que hacer para eso? ¿Vamos a integrar el sistema internacional de patentes? Tenemos que ponernos de acuerdo en una línea de lo que queremos, de manera que, cuando comencemos a pensar de nuevo en un acuerdo para ir hacia el 1% del PIB para investigación y desarrollo en un marco de tiempo, pero también para no quedarnos con ese 1%, ese porcentaje tiene que ser algo en lo que apoyarnos para ir más lejos”, reflexionó Nane.

“Me parece importante que ese ámbito de debate se pueda generar desde el Parlamento. Y la idea es poder plantear un ámbito de debate, no para esta Rendición de Cuentas, pero sí tal vez para la siguiente”, agregó. “Lo importante es que ahora tenemos un plan con 16 puntos y una evaluación de la Academia Nacional de Ciencias que nos dice que con eso se movería la aguja, que cualquier otra cosa menor que esos 30 millones de dólares no la movería demasiado”, dijo, volviendo al presente inmediato.

“A mí me quitan el sueño esos 3.000 gurises que se anotaron en la Facultad de Ciencias y que la llevaron a tener un récord de matrícula. ¿Qué van a hacer cuando terminen su carrera? ¿Qué quiere el país de ellos? No es sencillo responder esa pregunta y organizarnos para que esos gurises no se vayan o para que los que se vayan retornen o por dónde vamos a ir haciendo las inversiones necesarias para que aporten al país. Somos un país pequeño, y si no tenemos una mirada estratégica en el corto plazo sobre estos temas nos vamos quedar vendiendo commodities”, sentenció Nane.

¿Se dará la señal?

Al Parlamento entrará una Rendición de Cuentas remitida por el Poder Ejecutivo. Radi dijo en varios medios que hace falta “una señal” hacia el sistema científico tras todos los aportes que se hicieron durante la pandemia y la valorización social y política de la ciencia. Esa señal ahora está cuantificada: ronda entre los 30 y los 40 millones de dólares.

“Sin esta señal que tenga este piso de 30 millones de dólares, que es modesto y nos deja por debajo de la mitad del 1% del PIB para la ciencia, es quedar en lo mismo que siempre: no avanzamos”. Silvia Nane, senadora y presidenta de la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología del Senado

“El Ejecutivo es mano en esto. Después de haber recibido a varias instituciones y otras que estaremos recibiendo en estos días, pero más aún tras leer estos puntos que trajo la Academia Nacional de Ciencias, que no proponen nada descabellado, queda claro que cualquier partida por debajo de esos montos no mueve la aguja y va a implicar seguir tapando agujeros quién sabe hasta cuándo, porque esta es la última asignación presupuestal”, dijo Nane. “Sin esta señal que tenga este piso, que es modesto y nos deja por debajo de la mitad del 1% del PIB para la ciencia, es quedar en lo mismo que siempre: no avanzamos”.

La importancia del tema es compartida por integrantes de todos los partidos, pero llega el momento de hacer. Nane calcula en el aire: “Según la última Rendición de Cuentas, se ahorraron 140 millones de dólares. Creció la economía, tenemos exportaciones muy exitosas de carne y soja. Yo creo que la base para esta señal son esos 30 o 40 millones de dólares, cualquier otra cosa no mueve demasiado la aguja y pone en riesgo a esa generación de gurises que cuando termine este período de gobierno no van a saber cuál es su futuro en la ciencia y la tecnología”.

Aun a pesar de la sensación compartida de que el tema importa, aun a pesar de la gratitud compartida por lo actuado durante la pandemia, aun cuando nadie niega ya que invertir en ciencia y desarrollo es invertir en el desarrollo del país, los montos que se consideran necesarios como acción urgente para apuntalar a un sistema que viene penando desde hace al menos una década podrían no aparecer. “¿Qué vamos a hacer si las señales son menores a esos 30 o 40 millones?”, se pregunta Nane. Pero no tiene dudas: “Vamos a seguir conversando y tratando de buscar ese acuerdo con todos los actores y apostando a más, un acuerdo que nos lleve a 1% del producto a 2030, pero con un sistema funcionando para que luego sea más que ese 1%”. También se hace más preguntas. ¿Con qué maquinaria deberá funcionar ese sistema científico en 2030? Con las que nos pongamos de acuerdo, con la institucionalidad que definamos. Pero tenemos que sentarnos a pensar en serio, no podemos seguir tirando monedas esporádicamente. Es un tema importante del que depende gran parte del futuro del país”, reflexiona.