El 2022 no viene siendo un buen año para la comunidad científica local. El fin de las restricciones impuestas por la pandemia no trajo aparejado la tantas veces invocada valorización de la ciencia local que tanto había aportado.
Si bien habían habido anuncios de que esta Rendición de Cuentas tendría un lugar para apoyar la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI), tras diversos reclamos, pronunciamientos y reuniones, la realidad sería muy otra. Pese a que un detallado documento con 16 puntos de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay, entregado en mano al presidente, al Ministerio de Economía y Finanzas y al Parlamento, por el excoordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) Rafael Radi, detallaba acciones urgentes que luego fueron cuantificadas en al menos 30 millones de dólares si se pretendía “mover la aguja” de la estancada situación de la ciencia, en la Rendición de Cuentas remitida por el Poder Ejecutivo al Legislativo apenas se destinó cuatro millones.
La desazón generalizada no impidió que luego en Diputados los legisladores lograran reasignar algunos recursos más, pero aún se está muy lejos: incluso con el intenso trabajo de diputadas y diputados no se alcanzó ni un tercio de lo considerado mínimamente aceptable para cambiar la situación de estancamiento, congelamiento y problemas graves que afectan al sistema científico.
Así las cosas, el jueves se lanzó en la sala Acuña de Figueroa del Anexo del Palacio Legislativo la Mesa de Diálogo Nacional por la Ciencia, Tecnología e Innovación. La instancia, a la que originalmente convocaron la Asociación de Investigadoras e Investigadores del Uruguay (Investiga uy), la Asociación Uruguaya de Posgraduandas y Posgraduandos (AUPP), la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR), la Asociación de Trabajadores de Educación y Cultura base Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (ATEC-IIBCE) y el Departamento de Desarrollo Productivo del PIT-CNT, rápidamente sumó la adhesión del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), el Instituto Pasteur de Montevideo (IPMont), la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), la Asociación de Funcionarios del LATU (AFUL), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), la Universidad Católica del Uruguay (UCU), la Asociación Nacional de Trabajadores y el Sindicato de Trabajadores de la UTEC (ANT-UTEC y SIT-UTEC) y la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU).
“Así como la Ley de Presupuesto detonó la formación de Investiga uy, el detonante de la Mesa Nacional de Diálogo sobre CTI fue la última Rendición de Cuentas”, cuenta a la diaria Federico Battistoni, integrante de la Mesa de Diálogo Nacional en representación de Investiga uy, donde es coordinador, junto con Cecilia Callejas, de la comisión de Políticas I+D. Si bien reconoce que la idea de esta mesa de diálogo nacional surge por la Rendición de Cuentas, tienen claro que “la cintura que hay en este momento es casi nula, no va a haber mucho más movimiento del que ya hubo ni cambios radicales”. De todas maneras, lanzar la mesa durante la rendición tenía sentido: “el objetivo era hacer un evento de las características de este que hicimos en el Parlamento para decir 'acá estamos mientras ustedes están votando'. De hecho, hubo seis legisladores que se hicieron presentes, y eso es algo positivo”, dice satisfecho.
En el lanzamiento del jueves, Battistoni, junto con Mario Pérez, representante del PIT-CNT, Claudia Piccini, representando a los trabajadores del IIBCE, Juan Valle Lisboa, en representación de ADUR, y Antonella Barletta, de AUPP, explicaban por qué dar el puntapié allí, en el Parlamento. “Justamente, debido al contexto actual de Rendición de Cuentas y a las discusiones que se están dando en torno a ella. La casi nula propuesta en inversión en CTI que vino del Poder Ejecutivo provocó este lanzamiento de la mesa con la idea puntual de hacernos escuchar y de tender un puente con el sistema político que en esta casa representa a la sociedad”, decían.
Informalmente, Battistoni calificó el lanzamiento de la mesa como “algo histórico”. Pasada la ebullición del momento, le pido que se explaye sobre el tema. Tras reírse, reconoce que “capaz que histórico es demasiado, pero por primera vez en la historia de Uruguay se juntaron muchos actores del sistema de la ciencia y la tecnología, sean asociaciones, gremios, instituciones, sindicatos, etcétera. Todos fueron invitados a formar parte de la coordinación de la mesa, y esa coordinación entre varias personas que están generalmente dispersas puede generar algo interesante”, dice.
“Los acontecimientos en torno a la Rendición de Cuentas nos demuestran, una vez más, que no se percibe o entiende cuál es el rol que juega la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo del país”. Mesa de Diálogo Nacional por la Ciencia, Tecnología e Innovación.
Sorpresa y preocupación
Los investigadores entonces leyeron una declaratoria en la que hicieron un llamado al resto de los actores de CTI “desde la sorpresa y la preocupación”. La sorpresa venía dada, dijeron, porque “los acontecimientos en torno a la Rendición de Cuentas nos demuestran una vez más que no se percibe o entiende cuál es el rol que juega la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo del país”. Tras reseñar brevemente todo lo que pasó durante la pandemia de la covid-19, dijeron que, a pesar de eso, “las respuestas en políticas públicas y recursos para el sistema científico han sido prácticamente nulas”.
En ese sentido, señalan que a mitad del período del actual gobierno se encuentran con “otra rendición de cuentas que tampoco mueve la aguja de la inversión en este campo”, por lo que exigen “un urgente incremento de la inversión en ciencia, tecnología e innovación” y hacen constar que “está faltando un Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Pencti), enmarcado en un Proyecto Nacional de Desarrollo productivo, social e inclusivo, construido en forma democrática con la más amplia participación”.
La preocupación que los convocaba era un corolario de lo anterior: “el sistema científico uruguayo ha llegado a su límite y no puede esperar más”, decían el jueves. “Hay un desconocimiento del sistema político sobre la situación de estas actividades en Uruguay, los actores involucrados y las condiciones en que se trabaja. Se suma a esto la ausencia de una gobernanza actual, cuya creación es imperiosa”, agregaban, para luego hacer referencia a un tema medular: la situación de las trabajadoras y trabajadores de la ciencia “es muy precaria”.
Con ese panorama, la Mesa de Diálogo Nacional por la Ciencia, Tecnología e Innovación esbozó objetivos a corto y largo plazo. Entre los primeros, están “crear, lanzar y consolidar una amplia mesa de diálogo con todos quienes hacen ciencia, tecnología e innovación”, “generar acciones y solicitudes comunes ante esta Rendición de Cuentas”, “asegurar condiciones de trabajo dignas a las y los trabajadores de la ciencia, haciendo a la investigación un camino viable y digno” y “ compartir visiones, documentos, actividades”.
Para el mediano y largo plazo propusieron “participar activamente en la elaboración del nuevo Plan Estratégico Nacional de Ciencia y Tecnología”, “promover el intercambio en busca de consensos sobre temáticas vinculadas a la CTI” como “gobernanza, financiación, políticas públicas”, “generar canales de comunicación entre las organizaciones de la mesa que permitan la identificación de problemáticas de nuestra sociedad a ser abordadas por la CTI”, así como “impulsar acciones para disminuir la brecha entre sistema político-sistema de ciencia, tecnología e innovación”.
Tenemos que hablar
Battistoni promovió esta idea de la Mesa Nacional en Investiga uy, que, a su vez, nucleó a investigadoras e investigadores que, hasta su nacimiento, nunca habían tenido una asociación que los representara a todos más allá de sus disciplinas específicas o del lugar en el que trabajan.
“Lanzamos la mesa en el Parlamento también para poder decir desde el lugar donde los políticos están trabajando que parecen no estar entendiendo qué hacemos, ni quiénes somos los que hacemos ciencia, y que tampoco tienen idea de dónde poner a la ciencia y la tecnología dentro de un proyecto país”, dice Battistoni. “Notamos que hay una brecha entre el sistema político y el sistema científico. Son dos mundos paralelos que no dialogan. Tenemos que logar que el sistema político conciba las políticas científicas como políticas de Estado, sin importar el gobierno. Han habido gobiernos peores y mejores, menos mejores y menos peores, pero ninguno ha tenido a la ciencia como una parte importante dentro de un proyecto país”, explica.
“Un poco nuestra idea es decir basta, hasta acá llegamos, tenemos que apostar por una política de Estado y por que el sistema político entienda que esto tiene que ser de otra manera, que hay que trabajar en un ida y vuelta”, agrega Battistoni.
“La ciencia está hecha por trabajadores. Todos los que hacemos ciencia, ya seamos técnicos, científicos, administrativos, funcionarios, somos trabajadores. Y más de 50% tienen un trabajo precarizado. Eso ya es un problema”. Federico Battistoni
Cuando se habla de la ciencia, generalmente se trata como una actividad intangible practicada por gente a la que le apasiona. Pero la realidad es otra: la ciencia está hecha por personas y en lugares muy concretos. “La ciencia está hecha por trabajadores. Entender eso es importante. Todos los que hacemos ciencia, ya seamos técnicos, científicos, administrativos, funcionarios, somos trabajadores. Y una gran parte de esos trabajadores tienen un trabajo precarizado. Eso ya es un problema”, sostiene Battistoni. “Por otro lado, escribimos proyectos que en otros países obtienen fondos de 100.000 dólares, cuando acá son de 30.000. Eso también es otra medida de la precarización, o de la autoprecarización”, agrega.
Plan y estrategia
Entre sus objetivos a mediano y largo plazo, la mesa propone “participar activamente en la elaboración” del nuevo Pencti. El actual ya cumplió diez años y ya es tiempo de cambiarlo. Desde el gobierno se pretende llegar a uno nuevo, se han realizado consultorías y asesorías al respecto, así como también sobre la gobernanza del sistema científico (la idea de gobierno era que la política de CTI se defina dentro del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia a crearse). La mesa puede proponerse participar activamente. Pero, para ello, debe ser invitada. La pelota, si se quiere, no está en su cancha.
“Lo que queremos es que, por lo menos, nos conviden un poco la pelota. Han habido consultorías que ha hecho el Ministerio de Educación y Cultura, han habido conversatorios que ha hecho el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología [Conicyt] evaluando el Pencti pasado. En los conversatorios de Conicyt hemos participado como Investiga uy, participó la Udelar, el IIBCE y otras instituciones, y han habido instancias colaborativas”, explica Battistoni. “El nuevo Pencti no es para que lo redacten dos o tres personas entre cuatro paredes, lo tenemos que hacer entre todos porque están hablando de lo que nosotros hacemos a diario. Queremos estar activamente en todas sus instancias, exigiendo espacios participativos”, agrega.
Cuando surgió Investiga uy, Gonzalo Tancredi nos contaba que se proponían que llegara a “ser un vocero calificado y representativo de la comunidad científico-tecnológica de Uruguay” y que querían “ser parte de la discusión de la reestructuración del sistema científico-tecnológico” del país. Desde su nacimiento, el año pasado, Investiga uy ha sido convocado como actor del sistema. ¿Esperan que pase lo mismo con esta mesa? “Esperemos que sí”, dice Battistoni. “Muchos de los colectivos que la integran, por ejemplo, ya han trabajado y han elaborado documentos hacia un Pencti. Aglutinar todo eso en documentos comunes, de forma de elevar una plataforma de propuestas conjunta y no por separado, sería ideal. Lo que nos falta ahora es salir a que nos visualicen”, confiesa.
La tarea por delante no es pequeña. Pero mesa nueva barre bien. “En esta semana nos reunimos nuevamente y vamos a generar un esquema de trabajo con los pasos a seguir. Los tres ejes transversales a trabajar en lo inmediato son la inversión en CTI, la gobernanza del sistema y la precarización de los trabajadores. En el medio está lo del Pencti, que incluye un poco la gobernanza. Lo que nos queda hacia adelante es la construcción de un lugar común entre todos para comenzar la elaboración de documentos”, adelanta Battistoni.