A fines de setiembre Pablo da Silveira, ministro de Educación y Cultura, y Robert Silva, presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), recibieron una carta importante. Firmada por el premio Nobel de Física 2020 y actual director del Instituto Max-Planck de Física Extraterrestre de Alemania, Reinhard Genzel, la misiva del astrofísico buscaba hacerlos “revisar la decisión de eliminar la Astronomía del plan de estudios obligatorio de la educación secundaria y, en cambio, adoptarla como la poderosa herramienta STEM que es”. Ahora, una nueva carta, de similar tenor, llegó a ambas autoridades.
Firmada por el estadounidense John Mather, ganador del Nobel en 2006 -por su trabajo sobre cuerpos negros y la radiación cósmica de fondo- y hasta hace poco investigador principal del Telescopio Espacial James Webb de la NASA, la carta tiene fecha 8 de octubre de 2023 y lleva el membrete del Laboratorio de Cosmología Observacional y Telescopio Espacial James Webb de la mencionada agencia espacial norteamericana.
“Como ganador del Premio Nobel de Física en 2006, me dirijo a usted en relación a la astronomía”, comienza diciendo la misiva. “La astronomía es una de las ciencias más populares entre el público en general y entre los estudiantes de todos los niveles. Sus imágenes son hermosas, sus preguntas son profundas y su influencia en nuestra percepción de nuestro lugar en la Tierra y en la historia cósmica es inmensa”, dice el astrofísico y cosmólogo. Pero siempre hay un pero: “Sin embargo, he sabido a través de colegas que Uruguay está planeando dejar de enseñar Astronomía como una asignatura estándar en su plan de estudios de secundaria. En mi opinión, es extremadamente importante educar a las generaciones más jóvenes en ciencias, y la Astronomía desempeña un papel único en ese contexto”, señala Mather.
Abogando por la importancia de la ciencia y la tecnología en nuestros días, Mather sostiene que es fundamental tanto para los individuos como para las sociedades, ejemplificando su rol clave “desde encontrar un empleo, crear industrias y riqueza, hasta tomar decisiones clave sobre el futuro de los países y del planeta”.
También dice que “la Astronomía es un vehículo probado y efectivo para despertar el interés de los estudiantes en las disciplinas STEM”, es decir las de la ciencia, la tecnología, ingeniería y matemática. La astronomía, sostiene, plantea “preguntas profundas sobre la naturaleza y el cosmos, y, al responder a esas preguntas, captura la imaginación, despierta la curiosidad de las audiencias e introduce en temas científicos relacionados”. No habla sin conocimiento de causa, ya que confiesa que “ciertamente” todo eso fue lo que hizo esta disciplina en su caso: “Ya a los 9 años estaba fascinado por la astronomía. En la secundaria leí todo lo que pude sobre astronomía y física, incluso cuando no había un plan de estudios al respecto. En un momento en el que muchos estudiantes sólo esperan escapar de la escuela para conseguir su primer trabajo mal remunerado, ¿no sería valioso ofrecer un curso científico que realmente les guste?”.
Luego vuelve a hablar con sumo conocimiento de causa: “Quizás no haya mejor demostración de este poder que las deslumbrantes imágenes obtenidas por los telescopios espaciales, las cuales continúan inspirando a nuevas generaciones a seguir carreras en ciencias e ingeniería”. Apelando a su experiencia como científico principal del Proyecto del Telescopio Espacial James Webb de la NASA entre 1995-2023, dice que ha sido “testigo directo del interés público en las imágenes” que con él se obtienen. “Además de producir resultados científicos, uno de los objetivos de la NASA es generar imágenes inspiradoras y material educativo (disponible para todos en todo el planeta) para fomentar el interés en STEM en jóvenes audiencias de todo el mundo. La NASA se enorgullece de ser líder mundial en esto” destaca.
Confesando que en Estados Unidos “la exposición de los estudiantes a la Astronomía en las escuelas y liceos ocurre tarde, si es que ocurre en absoluto, a menudo en los primeros años de la universidad para aquellos que continúan con estudios superiores, donde inmediatamente se convierte en uno de los cursos de ciencias más populares”, afirma que “Uruguay, en cambio, ya tiene una larga tradición de enseñar Astronomía en la educación secundaria, por lo que está en una excelente posición para utilizarla como una puerta de entrada para reforzar la enseñanza de otras ciencias, tecnología y matemáticas”.
Dicho eso, señala que espera “que esta carta los lleve a considerar mantener la Astronomía como una asignatura independiente en el currículo común, tanto como una poderosa disciplina STEM por sí misma, y como un excelente vehículo para motivar a los estudiantes a aprender más sobre la naturaleza y las ciencias”. Acto seguido estampa su firma y deja constancia de que envió copia de la carta a Julio Ángel Fernández, presidente de la Sociedad Uruguaya de Astronomía.