La Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (ANCiU) fue creada por ley en 2009 y comenzó a funcionar en 2011. Como otras academias de ciencias del mundo, mucho más antiguas, la nuestra, además de tener entre sus cometidos asesorar en ciencia y política científica a los poderes del Estado y a la sociedad, también incluye “promover el desarrollo de la actividad científica, tecnológica y de innovación, sin perjuicio de la competencia atribuida a las demás organizaciones previstas por el ordenamiento jurídico nacional”.

La cantidad de miembros de número de la ANCiU está topeada en 30 integrantes, pero hasta el momento sólo había 26. De ellos sólo cinco eran investigadoras, lo que representaba un magro y sesgado 19%.

La resolución de la asamblea extraordinaria de la jornada del 27 de noviembre, que aprobó la incorporación de nuevos miembros de número, es una buena noticia en ese sentido: de las cuatro personas que se incorporan, tres son investigadoras. Y no es una buena noticia sólo por una cuestión de cuotas o números mágicos, sino porque la producción de conocimiento de nuestras científicas es tan valiosa como la de sus colegas hombres. Aun así, los miembros de número pasaron a ser 29 –hay un límite de 75 años para serlo, por lo que este año Eduardo Mizraji pasó a ser miembro emérito–, de los cuales ocho son investigadoras, lo que hace que la representación femenina ascienda al 27,5%. Sigue estando lejos de lo paritario, pero sin lugar a dudas es un gran paso en la dirección correcta.

Las incorporaciones votadas fueron las de la socióloga Karina Batthyány, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar), la de la lingüista Virginia Bertolotti, de la Facultad Información y Comunicación de la Udelar, la de la bióloga Ana Silva, de la Facultad de Ciencias de la Udelar e investigadora asociada del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), y la del biólogo Francisco Carrau, de la Facultad de Química de la Udelar. Veamos un poco a qué se dedican.

Género y cuidados

Karina Batthyány, del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, se ha dedicado a realizar investigación en el área del género, los cuidados y el bienestar social.

Batthyány coordina el Grupo I+D Sociología de Género que ha centrado sus análisis “en la división sexual del trabajo en tanto fundamento de la subordinación económica, social y política de las mujeres” y que recientemente se ha centrado “en la investigación sobre el trabajo no remunerado y los cuidados como componente del bienestar social”. ¡Si tendrá para aportar en ese sentido a la comunidad científica, donde los techos de cristal, los pisos resbaladizos, el reparto desigual de los cuidados, la segregación horizontal y vertical y demás fenómenos hacen que la inequidad de género se muestre en toda su magnitud!

El español que hablamos

Virginia Bertolotti, investigadora del Departamento de Medios y Lenguajes del Instituto de Comunicación de la Facultad de Información y Comunicación, es también la prorrectora de Investigación de la Udelar.

Bertolotti está al frente del Grupo de Estudios Lingüístico-Históricos del Uruguay, que abarca líneas de investigación que tienen que ver con la historia del español y el portugués en Uruguay, el contacto histórico español-portugués, así como el que se dio con lenguas africanas e indígenas, y también aborda el estudio y análisis de la lengua y la prensa en el siglo XIX.

Neurociencias y cronobiología

Ana Silva es investigadora del Laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Ciencias, investigadora asociada del IIBCE y corresponsable del Grupo de Investigación sobre Cronobiología de la Comisión Sectorial.

Para quienes leen asiduamente la sección Ciencia, abundan las notas sobre el trabajo en cronobiología de Ana Silva junto con su colega Bettina Tassino, corresponsable del grupo, y un número importante de investigadoras e investigadores. Es que el trabajo que vienen haciendo sobre cómo los compromisos sociales, la exposición a la luz y los cronotipos afectan a nuestros jóvenes estudiantes –y al resto de nosotros– es realmente maravilloso. A modo de ejemplo, la última nota en la que conversamos con Ana Silva nos contaba cómo la historia de luz individual, es decir, el estilo de exposición a la luz al que estamos acostumbrados, incide en cómo reacciona nuestro reloj biológico a un cambio brusco de luz como el que implicaría cambiar de turno u horario de trabajo o realizar un viaje a un destino en otra zona horaria.

Brindar con levaduras nativas

Francisco Carrau es responsable del Área Enología y Biotecnología de Fermentaciones de la Facultad de Química, que se aboca a estudiar procesos que van desde lo que sucede en el viñedo hasta la microbiología de la fermentación.

En esta sección ya les contamos sobre una fabulosa investigación sobre la cepa nativa de la levadura Hanseniaspora vineae, que no sólo permite lograr vinos más aromáticos que los que se obtienen a partir de fermentos tradicionales, sino que hoy se comercializa mundialmente. La patente por el uso de esta cepa es la primera que deja recursos por concepto de regalías a la Udelar y posiciona a nuestro país no sólo como un lugar donde se hacen buenos vinos, sino donde también se hace ciencia de calidad sobre ellos.