Cierto tipo de evidencia
En el marco del núcleo interdisciplinario Ciencia, Tecnología e Innovación para un Nuevo Desarrollo, CiTINDe, del Espacio Interdisciplinario de la Universidad de la República, se realizó una encuesta, denominada Consulta Investigan, con el propósito de conocer la opinión de quienes investigan en Uruguay acerca de un conjunto de aspectos relevantes de su trabajo.
El análisis de los resultados obtenidos provee un tipo de evidencia útil para pensar políticas dirigidas a mejorar la producción y uso de conocimiento. Ello es así, en particular, por permitir una apreciación de la diversidad. Mujeres y varones, gente que investiga en diferentes etapas de su trayectoria académica, con diferentes entornos institucionales, cultivando diferentes áreas de conocimiento, opinan sobre ciertos temas de forma marcadamente diferenciada, reflejando problemáticas que les son propias.
La población objetivo de la encuesta incluyó a las personas que comunicaron resultados de investigación en el período 2019-2021 y que estuvieran o bien categorizadas en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), con datos actualizados a marzo 2022 proporcionados por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, que se encontraran en Régimen de Dedicación Total de la Universidad de la República, o fueran docentes de la Udelar de alta dedicación (30 horas o más), con datos actualizados a diciembre 2021 proporcionados por la Dirección General de Planeamiento de la Udelar, o fueran personas que ocupan cargos de investigación en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), con datos proporcionados por este instituto actualizados a junio 2022. Esto resultó en la identificación de un universo total de 3.482 posibles participantes.
La encuesta fue completada por 1.112 personas, alcanzando así una tasa de respuesta del 31,9%. Investigadoras e investigadores respondieron en la misma proporción en que estaban representados en el universo, prácticamente mitad y mitad; lo mismo vale para las áreas de conocimiento. En las trayectorias académicas, en cambio, se observa una ligera sobrerrepresentación de las personas con trayectorias más consolidadas y una menor participación de la gente que aún está realizando estudios de posgrado.
Además de las preguntas, la encuesta habilitaba opciones para presentar información y expresar opiniones sobre diversos tópicos; se recibieron centenares de comentarios de este tipo, permitiendo un enriquecimiento sustantivo del análisis.
En el seminario “Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación en Uruguay: opinan quienes investigan”, a realizarse el 16 de agosto, se presentará y reflexionará sobre parte importante de los resultados de la encuesta. A continuación, se presentan algunas pinceladas de lo encontrado.
¿Qué se necesita para investigar mejor?
En esta pregunta se trataba de indicar, entre una serie de opciones, cuáles se consideraban las necesidades prioritarias. No es de sorprender que las dos necesidades principales, indicadas por más del 60% de las personas encuestadas, sean el financiamiento a largo plazo (más de cuatro años), más cargos presupuestados y mayores dedicaciones horarias en los grupos de investigación.
La tercera necesidad más importante, con 47% de respuestas, es “Más tiempo para investigar dentro del conjunto de tareas de su cargo (docencia, asistencia, gestión, extensión y relacionamiento con el medio)”. Cuando se introduce en el análisis las respuestas obtenidas en formato abierto, la cuestión de más tiempo para investigar se asocia con apoyo para cuidados -tema que aparece con particular fuerza en toda la encuesta- y mejoras salariales para los más jóvenes para evitar el multiempleo.
También se señala como necesidad la integración con actores nacionales, públicos y privados, para coordinación y demanda de investigación. “En el caso de la investigación tecnológica es fundamental la relación con el medio, especialmente con el sector industrial. Lamentablemente en el esquema de capitalismo periférico en el que se desarrolla nuestro país, las empresas no tienen en general vocación para desarrollarse sobre la base de recursos humanos calificados y conciben principalmente la incorporación de tecnología como compra de equipamientos, lo cual deja poco espacio para la investigación y el desarrollo”, escribió una de las personas encuestadas en el espacio libre para hacer comentarios.
En materia de políticas de investigación para aumentar el alcance de la investigación nacional y en consistencia con las necesidades mencionadas, las tres principales medidas priorizadas son: más proyectos financiados (71%), por mayores montos (58,1%) y becas de posgrados que permitan dedicarse en exclusividad a los estudios (53,9%).
¿Qué políticas podrían promover un mejor uso de los resultados de investigación?
El 65% de quienes responden coincide en que la “Estabilidad de las políticas públicas -más allá de cambios de autoridades y de gobiernos- que aseguren la continuidad y fortalecimiento de las políticas de investigación acordadas con instituciones académicas” es la principal acción necesaria para promover el uso socialmente valioso de los resultados de investigación, proporción que aumenta al 74,2% entre las personas que cultivan las ciencias exactas y naturales.
Siguen en importancia relativa las acciones orientadas a facilitar el encuentro entre productores y potenciales usuarios del conocimiento generado y las medidas asociadas al fortalecimiento de las capacidades de investigación en los ámbitos no académicos. Las acciones del primer tipo incluyen la “Producción sistemática de información en torno a actores no académicos interesados en el conocimiento producido” (47,2%), “Problemas que requieren investigación para avanzar en la exploración de soluciones” (44,2%) y “Creación o fortalecimiento de las estructuras facilitadoras de la vinculación con actores no académicos” (42%). Las acciones del segundo tipo incluyen “Estímulo a la contratación de personal con formación avanzada en los sectores público y privado” (41,6%) e “Impulso a la capacidad de investigación institucionalizada en el sector público” (40,1%).
Las respuestas abiertas de esta pregunta enfatizan el acercamiento a actores no académicos, dando cuenta, también, del temor a una priorización indebida al corto plazo y a la aplicación que desdibuje el papel central de la investigación fundamental. En el medio, un reclamo de diálogo: “Es clave contar con espacios de diálogo permanente (frecuencia a definir) entre científicos y tomadores de decisión para construir las preguntas de investigación y/o para sistematizar información ya disponible para la toma de decisiones”.
¿Hay tensiones entre vida académica y vida familiar? ¿Se pueden abordar desde políticas institucionales?
El 73,3% de la muestra ha tenido que postergar/resignar actividades académicas por atender aspectos de la vida familiar. Los guarismos más altos se encuentran entre quienes están en una etapa intermedia de su trayectoria académica (80,6%) y entre las mujeres (77,7%); los varones responden afirmativamente en un 68%. Adicionalmente, el 94,2% de quienes responden indican estar en desacuerdo con la opción “No creo que deba haber apoyos institucionales dirigidos a armonizar las actividades académicas con la vida familiar”.
Entre las opciones de política ofrecidas la única que es priorizada por más del 60% de quienes responden es “Espacios de cuidados y recreación (maternal, primera infancia, preescolar y escolar) en el lugar de trabajo en horario laboral”, y si bien las mujeres lo hacen en proporción mayor que los varones, más de la mitad de estos la indican. Se observa también diferenciaciones entre mujeres y varones, así como entre la Udelar y el conjunto de otras instituciones en materia de apoyo a ciertas opciones de política para armonizar mejor vida académica y vida familiar. Esto se muestra en la siguiente tabla, donde para cada opción se indica el porcentaje de respuestas de apoyo que recibieron en las variables consideradas.
Los cuidados son un tema muy significativo en los comentarios recibidos: varias personas de las encuestadas insisten en que los cuidados implican no sólo la atención a niños recién nacidos o pequeños, sino también a personas mayores o enfermas a cargo. Se remarca igualmente que los cuidados recaen con mayor peso sobre mujeres investigadoras respecto de sus colegas varones.
Evaluación de la investigación: tres acuerdos en firme
La encuesta presentaba 15 opciones de opinión respecto de la evaluación académica frente a las cuales se solicitaba marcar si se estaba muy en desacuerdo, en desacuerdo, muy de acuerdo o de acuerdo. Además, había un espacio para expresarse libremente, que fue utilizado en poco más de 250 casos.
En cinco de las opciones mujeres y varones ofrecen respuestas similares; en las otras diez difieren consistentemente; en una de ellas, la diferencia es especialmente notoria. Se trata de la opción “Los criterios vigentes de evaluación del desempeño académico no me producen ansiedad en mi trabajo”, en la cual el 72,1% de las mujeres expresaron estar muy en desacuerdo o en desacuerdo, mientras que el 50,1% de los varones indica lo propio. Un grupo que se destaca por distanciarse del promedio de respuestas, alejándose aún más de las opiniones de las mujeres, es el de quienes integran el SNI en su nivel más alto, nivel 3. Por ejemplo, en la opción recién mencionada, sólo el 22,2% de quienes tienen nivel 3 del SNI muestra su desacuerdo, y no hay quien indique muy en desacuerdo.
Las marcadas diferencias en las opiniones de mujeres, varones e integrantes del nivel 3 del SNI en la mayoría de las opciones planteadas hacen que cuando las opiniones coinciden, además de ser claramente mayoritarias, las opciones concernidas puedan considerarse consensos fuertes. Esos consensos se dan en torno tres puntos: acuerdo con “El desempeño de investigación que es evaluado fundamentalmente a través del número de artículos publicados en revistas que cumplan determinados requisitos ha dado lugar a malas prácticas (cooperativa de firmas, “salami papers”, republicación de trabajos con cambios poco sustantivos, etc.)” y “Sería bueno experimentar con cambios en el sistema de evaluación para desestimular eventuales malas prácticas”; desacuerdo con “Los criterios vigentes de evaluación académica estimulan trabajar con actores no académicos y conocer y abordar mejor sus problemas”.
Colofón
Estos apuntes apenas dan cuenta de algunos aspectos salientes de los resultados de la encuesta Consulta Investigan. Por sólo mencionar algo que va a llevar su tiempo analizar: el 96% de quienes responden describen sintéticamente en torno a qué problemas investigan; son más de 1.000 registros.
En el seminario se plantearán necesidades, problemas y políticas referidas a aspectos que hacen a la producción y uso del conocimiento en Uruguay desde la perspectiva de quienes investigan. La expectativa es que, a partir de este particular tipo de evidencia, se concite la disposición a construir, consensuadamente, instrumentos de política que ayuden a hacer mejor investigación, en mejores condiciones, y con una mayor utilización de sus resultados. Si se logra avanzar en esta dirección, el desarrollo nacional estará agradecido.
Natalia Gras es docente de la Unidad Académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica y forma parte con Judith Sutz del núcleo interdisciplinario “Ciencia, Tecnología e Innovación para un Nuevo Desarrollo” de la Universidad de la República. Ambas autoras agradecen muy especialmente a Mariana Vaz y Juan Mechelk por su asistencia en la construcción del universo y colaboración con la encuesta, como también el trabajo, junto a Antonella Barletta, en la organización de la información para su análisis.
Seminario para agendar
Seminario: Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación en Uruguay: opinan quienes investigan
Lugar: Sala de Actos Ing. Eladio Dieste, edificio Polifuncional José Luis Massera, Facultad de Ingeniería (Senda pasaje peatonal Nelson Landoni 631 esquina Julio Herrera y Reissig)
Fecha: 16 de agosto de 8.30 a 17.00 (transmisión online por canal de Youtube de la Udelar)
Convocan: Espacio Interdisciplinario Ciencia, Tecnología e Innovación para un Nuevo Desarrollo, Comisión Sectorial de Investigación Científica, y la Asociación de Investigadoras e Investigadores del Uruguay (Investiga uy).
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