“El jurado del Gran Premio Nacional de Ciencias ha llegado a un veredicto. En base a los criterios establecidos previamente al estudio de las nominaciones (producción científica original, impacto de la producción científica, impacto sobre la formación de Recursos Humanos, prestigio local e internacional del candidato, visibilidad y reconocimientos recibidos), el jurado ha decidido otorgarle el premio al Dr. Luis Barbeito”, dice el acta de asignación firmada por el jurado de la edición 2024 del Gran Premio Nacional de Ciencias.

El jurado para esta ocasión estuvo integrado por el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, e integrantes de las academias de Ciencias (Rafael Radi), Veterinaria (Martina Crispo), Medicina (José Pedro Arcos) e Ingeniería (María Simon) y del Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (Silvia Llambí). En el acta entonces destacan los méritos de Luis Barbeito.

Siempre cerca de las neuronas

Recibido de médico en la Facultad de Medicina en 1982, Barbeito tempranamente se inclinó por la investigación. Tras haber realizado investigación en el hospital Vilardebó, continuaría su trabajo en el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), poniéndose al frente del Departamento de Neurobiología Celular y Molecular, cargo que ocupó hasta 2010. Paralelamente ingresó como investigador al Institut Pasteur de Montevideo, donde, además de liderar el Laboratorio de Neurodegeneración, dirigió el propio instituto entre 2010 y 2015.

Según reseña el jurado, Barbeito “ha liderado a lo largo de su carrera grupos de investigación en neurociencias enfocados en la química de la neurotransmisión mediada por aminoácidos excitatorios y sobre el rol de las células gliales en la progresión de enfermedades neurodegenerativas, en particular la esclerosis lateral amiotrófica, intentando descifrar las señales que inician y perpetúan los procesos de neurodegeneración”. Entre sus logros destacan el de haber “introducido nuevos modelos de investigación en neurociencias con el objetivo de profundizar el conocimiento de los mecanismos celulares que llevan a la muerte neuronal progresiva y, al mismo tiempo, concebir nuevas intervenciones terapéuticas orientadas a detener la progresión del proceso neurodegenerativo”. Sobre este último aspecto, sostienen que es “prueba fehaciente” de la “dimensión de su obra científica”, el que generara patentes “sobre nuevos agentes terapéuticos para combatir estas dolencias”.

Cuatro pilares

El jurado entiende entonces que el galardón para Babeito se sostiene en “cuatro pilares fundamentales”, a saber sus reconocimientos académicos -enumeran para ello algunos de ellos, como haber alcanzado el Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores u obtener en 2024 el doctor honoris causa de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República-; la producción de conocimiento -destacan que tiene más de un centenar de publicaciones arbitradas-; la formación de recursos humanos -destacan que orientó 19 tesis de maestría y 12 de doctorado en el área de la neurobiología-, y la construcción institucional, donde enumeran su pasaje y cargos en instituciones como la Facultad de Ciencias, el IIBCE y el Institut Pasteur, entre otros.

Para reflexionar

Luis Barbeito es un gran investigador y, como tal, el galardón que recibe es más que merecido. Sin embargo, así como desde esta sección hacemos comentarios sobre los sesgos presentes en la entrega de los premios Nobel, hay consideraciones para hacer también respecto al Gran Premio Nacional de Ciencias.

El premio se entrega cada tres años, por lo que ver tendencias lleva su tiempo. Habiéndose entregado dos premios desde la creación del galardón, podemos ver que 100% de los galardonados son científicos hombres y que todos comenzaron su carrera en la Facultad de Medicina, dedicándose luego a las biociencias.

En ciencia es poco recomendable sacar conclusiones con un conjunto muy pequeño de casos, lo que se denomina algo así como “la trampa del n pequeño”, donde n es justamente la cantidad de casos. Tendremos que esperar otros tres años para ver si otras disciplinas de nuestra amplia y magnífica ciencia son reconocidas, así como alguna de las fabulosas investigadoras que crean conocimiento nuevo y valioso a la par que los investigadores.

La trampa del n pequeño podría ayudarnos: alcanza con la próxima entrega para mostrar que el jurado está pescando en el amplio océano de nuestra ciencia y no apenas en una pecera determinada. Dicho esto: ¡aplausos para Luis Barbeito y su ciencia, que nos han llevado a la frontera del conocimiento! Los posibles sesgos de los premiadores no tienen nada que ver con la ciencia y la grandeza del premiado.