En Uruguay tenemos, hoy por hoy, muchos actores relacionados con la generación de conocimiento, tanto básico (investigación) como tecnológico (desarrollo tecnológico), así como con su valorización (transferencia de tecnología). Sin embargo, no son suficientes ni están integrados en un sistema articulado que impulse un eficaz y eficiente uso del conocimiento para la producción de bienes, que impulse efectivamente el crecimiento de esa producción y el consiguiente crecimiento de la economía, generando los recursos necesarios para instrumentar una apropiada política de distribución social de la riqueza.

Lo que falta es un activo y eficaz involucramiento del Estado para articular a los actores existentes y estimular la creación de otros que se demuestren necesarios para lograr ese crecimiento de la economía que es imprescindible para mejorar sustantivamente la muy necesaria distribución del ingreso generando más justicia social.

En el campo de la generación de conocimiento el principal actor es la Universidad de la República (Udelar), donde se realiza cerca del 90% de la investigación del país. También hay otras universidades, tanto públicas –la Universidad Tecnológica– como privadas –la Universidad Católica, la Universidad ORT, la Universidad de Montevideo, la Universidad de la Empresa–, a las que se suman otras instituciones, como el Institut Pasteur, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, donde se realizan servicios tecnológicos, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), donde se realiza investigación en el área de la producción agropecuaria, el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular, que hace investigación específicamente en el área de la salud humana, y el Laboratorio Veterinario Miguel Rubino, que la hace en el área veterinaria.

En el área de los actores públicos dedicados al estímulo de la generación de conocimiento existen la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y el Consejo Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología –que sobre todo promueven la investigación tanto básica como tecnológica–, además del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba).

Por último, los ministerios existentes que tienen relación con estas actividades son el de Educación y Cultura, el de Industria, Energía y Minería y el de Ganadería, Agricultura y Pesca, aunque ninguno de ellos cubre directamente la tarea de enorme importancia que es la valorización del conocimiento.

Esta es una descripción incompleta del sistema (por información complementaria, ver la lista de publicaciones en la versión web de este artículo), pero da una idea de su diversidad. Esta aumenta aún más porque hay actores, como la Udelar, que hacen tanto investigación básica (por ejemplo, en las facultades de Ciencias, Medicina, Agronomía, Veterinaria, Química, Ingeniería) como desarrollo tecnológico (por ejemplo, en Ingeniería, Agronomía, Veterinaria y en Química por intermedio del Instituto Polo Tecnológico de Pando). La Udelar incluso hace valorización del conocimiento (por ejemplo, en la Comisión Sectorial de Investigación Científica con su programa Vinculación Universidad-Sociedad y Producción, en fundaciones adjuntas a varias facultades de la Udelar y también en la Facultad de Química por intermedio del Parque Científico y Tecnológico de Pando). Además, el esfuerzo descentralizador de la institución ha llevado la investigación científica a los centros regionales en el norte (Paysandú y Salto), en el este (Maldonado, Treinta y Tres y Rocha) y en el noreste (Rivera y Tacuarembó), lo que, en conjunto con el INIA y el Rubino, posibilita que la propuesta que describo en esta nota se aplique desde el vamos en todo el país.

En la cadena de valor del conocimiento el principal aporte de la investigación básica es la formación de investigadores, que luego pueden pasar a trabajar en la generación de conocimiento tecnológico si un sistema integrado genera la demanda pertinente.

A pesar de la existencia de tantos actores relacionados con el objetivo estratégico de impulsar la economía a través del conocimiento para poder distribuir con fines de desarrollo social esos resultados económicos, estos actores tienen una muy débil articulación, y el eslabón final de la cadena, el de la valorización del conocimiento, es el más endeble en Uruguay. Esto hace que los resultados económicos y sociales de todo ese trabajo diverso y disperso en los eslabones iniciales (investigación básica y tecnológica) no lleguen a transformarse en valor suficiente para satisfacer las urgentes necesidades de la población del país.

Por eso es imprescindible la acción del Estado para articular y completar ese conjunto de actores, orientando el resultado del trabajo del conjunto de estos hacia el desarrollo económico-social.

Una propuesta inspirada en el SNIS

Siguiendo, de alguna manera, el modelo del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), aunque reconociendo múltiples diferencias, se hace necesario diseñar un sistema similar para la generación y valorización del conocimiento. Una característica de ese diseño debería ser su realización en etapas, pero tan rápido como sea posible, de tal forma que algunas medidas conducentes al objetivo estratégico se puedan tomar en el corto plazo, a pesar de que otras sean de instrumentación más lenta, pero asegurando que todas estén articuladas para cumplir con ese objetivo estratégico.

Una forma pragmática de poner en práctica el diseño de este instrumento lo más rápido posible podría ser crear en el ámbito de Presidencia de la República un equipo responsable de realizar ese diseño aprovechando la experiencia del SNIS.

  • Alberto Nieto fue decano de la Facultad de Química (1998-2006), director del Polo Tecnológico de Pando (2004-2007) y declarado Investigador Emérito del Pedeciba (2014), Profesor Emérito de la Facultad de Química (2015) e Investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores (2016).