El viernes 16 y el sábado 17 nuestro compañero Lucas Silva presentará el libro El caso Astesiano: una trama de espionaje y corrupción en la Torre Ejecutiva en Colonia del Sacramento y Juan Lacaze, respectivamente.
En Colonia del Sacramento la presentación será este viernes, a las 19.00, en el restaurante Qué Tupé (Vasconcellos 179), ubicado en el Barrio Histórico, mientras que en Juan Lacaze -localidad de la cual es oriundo el autor- el encuentro se realizará en la Biblioteca Rodó (José E Rodó 255), también a las 19.00.
El caso Astesiano es el resultado de un proceso de investigación que quienes leen la diaria conocen en parte, desde que empezó a salir a la luz la red de hechos delictivos que rodea a quien fuera el jefe de seguridad del presidente Luis Lacalle Pou en los primeros tres años de su gestión.
El trabajo de Lucas Silva incluye, pero excede largamente, el examen de miles de comunicaciones que se hallaron en el teléfono de Astesiano, y con el material analizado logra ordenar un relato que pinta, más que a una persona, a una forma de relacionarse con el poder.
El doctor en Ciencias Sociales Gabriel Tenenbaum escribió que el libro es “una demostración contundente del Uruguay turbio. La evidencia contenida en la investigación es una fuerza que tensiona con la imagen hegemónica del país ejemplo de la región que religiosamente difunde la ortodoxia creyente de las instituciones estatales fuertes, los grupos de interés y algunos negacionistas de los delitos de poder y de cuello blanco”.
Del prólogo de Marcelo Pereira
Editado por Sudamericana (Penguin Random House), el libro cuenta con un prólogo de Marcelo Pereira, director fundador y actual columnista de la diaria.
Dice Pereira:
“El poder es una droga con efectos muy peligrosos para la sociedad, y también para quienes caen en la adicción. Las conciencias se nublan, la dependencia se niega y la ansiedad de dosis mayores se disfraza de plenitud omnipotente, con creciente desprecio de las leyes y la ética. El viaje se vive como ascenso, pero es caída. Astesiano había iniciado ese viaje por caminos vecinales. Cuando empezó a insertarse en el mundo de la política y el Estado, se le abrieron avenidas cada vez más anchas y vistosas. Llegó desde Millán y Lecocq hasta la ruta E11, entre Dubái y Abu Dabi, pero siempre transitando, como le escribió a su esposa cuando ya estaba preso, ‘por la vereda equivocada’. Creyó que volaba alto mientras se hundía. Llegó a sentirse ‘jefe político’ y reclutó tropas con una concepción arcaica y bélica de la política, que reverdece en estos tiempos de polarización. Buscó gente dispuesta a todo, con el tipo de lealtad que no se arraiga en proyectos para el país, sino en el odio al enemigo, y asume que los buenos soldados tienen derecho al pillaje. Una de las grandes preguntas perturbadoras que plantea esta historia es si él mismo fue reclutado con el mismo criterio desde el poder en gran escala, no por sus virtudes sino por sus vicios”.
“La opacidad que aún rodea el caso impide saber con certeza cuántas de las fechorías de Astesiano fueron cometidas por iniciativa propia, pero es un hecho que los grandes adictos al poder buscan secuaces dispuestos a caminar por la mala vereda. Así se manchan menos las manos. Algunos secuaces les sirven para destruir a sus adversarios o ganar confianza ciudadana, manipulando a la opinión pública con tecnología avanzada; otros, para facilitar lucros ilegales en el manejo de la administración pública; otros, para utilizar con fines políticos recursos de las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. El guion de la serie House of Cards no fue una invención fantasiosa”.
“Meses de investigación periodística desde varios medios dieron a conocer muchas de las actividades delictivas en las que estuvo involucrado Astesiano, pero uno de los aportes de este libro es presentarlas juntas, agregando datos que no se habían publicado antes”.
“La recopilación impresiona e impone algunas reflexiones alarmantes. Pasó impune más de la mitad del período de gobierno, y no fue detenido por sus actos más graves, sino por la participación, lateral y escasa, en un negocio de gestión fraudulenta de pasaportes. Los clientes eran rusos y, desde la invasión a Ucrania en febrero de 2022, ese dato activa alarmas internacionales ineludibles. Astesiano se cruzó diariamente, durante más de dos años y medio, con altos jerarcas estatales, en un entorno que debería ofrecer las mayores garantías posibles, pero sin que surgieran sospechas, denuncias o investigaciones acerca de lo que hacía desde un despacho en la Torre Ejecutiva. Al imaginar por qué pudo pasar esto, la conclusión más optimista es que el sistema institucional ofrece demasiadas oportunidades para la corrupción y el abuso. El mejor de los casos alarma y los demás aterran”.